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lunes, 16 de marzo de 2015

PODEMOS Y VENEZUELA

    El establishment vocea cualquier vínculo de Podemos con el chavismo, a ver si así consigue pararle los pies. Salta a la primera página que Íñigo Errejón le cayó en gracia a una hija de Hugo Chávez… ¡Pues sí que han llegado lejos el entendimiento y la complicidad!
      Ya hemos visto lo sucedido con las cuentas de Juan Carlos Monedero, entendidas como una revelación trascendental, como prueba de un delito de financiación subterránea  de Podemos. ¿No debería ese hombre ser pobre como una rata? ¡Aquí hay algo sospechosísimo!
     La noticia de ayer: se le pidió a Pablo Iglesias que condenase la detención del alcalde de Caracas y él se fue por la tangente. Manifestó que le desagrada que un alcalde se encuentra entre rejas. O sea, no la condenó… (¿Y cómo la iba a condenar porque sí, solo para darle el gusto a la caverna? ¿Y si el conocido antichavista estaba involucrado en una intentona golpista como asegura el gobierno venezolano?). 
     La noticia de hoy es que los europarlamentarios de Podemos rechazaron las sanciones que el Partido Popular Europeo, portavoz del establishment mundial, pretende imponer a Venezuela por una supuesta vulneración de los derechos humanos. O sea, Pablo Iglesias  y los suyos defendieron a Maduro, se retrataron, mostraron sus cartas, quedando probado lo que se pretendía demostrar, a saber, que son unos bichos, que los derechos humanos les importan un bledo, que no son demócratas… Acosado por los medios, Pablo Iglesias añadió que no conoce personalmente a Maduro y que está a favor del diálogo y no de las sanciones.
      La derecha vernácula aprovecha la crisis venezolana para meter miedo a los españoles. Caiga sobre Podemos toda la basura lanzada sobre Chávez y sobre Maduro, ahora elevado a la categoría de "peligro para la seguridad de los Estados Unidos", categoría reservada a personajes como Manuel Noriega, Sadam Hussein o Muhamar Gadaffi, de lo que nada bueno cabe esperar, pues el paso siguiente suele ser una acción “humanitaria”, en “defensa de la libertad”, de terribles consecuencias para el pueblo.
     Podemos se nos pone de perfil, lanza balones fuera y trata de que esa basura no le sepulte. No le conviene que esa identificación con el chavismo, hoy en crisis, se consolide en el imaginario colectivo. Como no le conviene tampoco presentarse como un enemigo declarado del establishment,  un enemigo a la Chávez. De ahí que se abstenga de defender al chavismo con la rotundidad que cabría esperar, aun al precio de quedar indefenso ante los ataques que recibe, e incluso al de dar la impresión de doblez que encanta a sus enemigos e irrita, a no dudar,  a una parte de sus simpatizantes.
   Como yo no pertenezco a Podemos (ni a ningún otro partido), como estoy a solas con mi ordenador y mi perro, me voy a tomar la licencia de decir algunas cositas. Dada la situación mundial, en la que se está a favor de la barbarie neoliberal o contra ella, no hay nada indecoroso en haber tenido o tener buenas relaciones precisamente con el chavismo (como tampoco tenerlas con Rafael Correa, con Evo Morales o con José Mújica, por ejemplo).   
     ¿Acaso era Venezuela un país idílico antes de la democrática llegada de Hugo Chávez a la presidencia?  ¿Acaso el país era un modelo a seguir en tiempos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, devenidos ambos en peones del Consenso de Washington, decididos a hacer lo mismo que ahora se está haciendo en España (desplumar al pueblo)?
    ¿Acaso es decente ignorar los indiscutibles logros sociales del chavismo, todos indigestos desde el punto de vista de la oligarquía local y transnacional? ¿Se puede ignorar que ésta ha estado maniobrando contra el chavismo desde el primer día? ¿Se puede olvidar que en estos momentos el presidente Maduro está siendo objeto de una feroz campaña de acoso, en la que sus enemigos parecen dispuestos a ir a por todas?
     Eso de echar abajo el precio del petróleo y dejar las tiendas desabastecidas no dice gran cosa sobre su capacidad de gobierno de Maduro y mucho, en cambio, sobre el poder de sus enemigos  (lo mismo se hizo contra Salvador Allende en Chile, donde se echó por tierra el precio del cobre nacionalizado…). Para la derecha mundial es de vital importancia que el chavismo y otros proyectos similares  descarrilen y muerdan el polvo. Se trata de demostrar, por las malas, que “no hay alternativas”. Esto lo sabemos todos, como deberíamos saber que, en caso de que Podemos llegue al poder  no lo tendría nada fácil para desmentir este absurdo criminal que se sacó de la manga la señora Thatcher. El establishment se defenderá con uñas y dientes.
    En rigor, lo verdaderamente escalofriante, lo que habría sido devastador para la esperanza que representa Podemos en España habría sido descubrir  un entendimiento entre sus principales dirigentes  y los hermanos Koch… un entendimiento con los magos de la banca en la sombra, una repentina admiración por Peña Nieto, un trato preferente del señor Juncker, un favorcito del rey de Arabia Saudita…
    A juzgar por los compadres, capataces  y empleadores de los enemigos de Podemos, ni siquiera soy capaz de sobresaltarme con la noticia de que no sé que programa televisivo de Pablo Iglesias ha contado o cuenta con patrocinio iraní. Esto es lo que han conseguido sus enemigos al presentarse como unos santitos, como altísimos modelos de solvencia democrática y moral. Resulta cargante que se escandalicen como hienas ante tales o cuales relaciones de Podemos, como si ellos tuvieran las manos limpias. Y ya es el colmo que se movilicen masivamente en defensa del alcalde de Caracas, porque son los mismos que tienen por norma no decir nada sobre Guantánamo y silenciar todas y cada una de las barbaridades de los “buenos” de esta historia para no dormir.

     

miércoles, 12 de noviembre de 2014

PODEMOS, LA ESPERANZA

       Según el CIS y para horror del PSOE, el PP y el establishment local y transnacional, Podemos es ya el primer partido en intención de voto. En consecuencia se ha pasado de reducir al nuevo partido a un hatajo de frikies a tratar de convencernos de que es un monstruo capaz de cargarse la democracia y de llevarnos a la ruina. De tal verso resulta que el PP y el PSOE son, aunque no lo sepamos, los garantes de nuestra bienaventuranza.
     Se nos hace saber que Podemos, o más bien Jodemos, es chavista, castrista, leninista y populista, que Iglesias, Monedero, Errejón, Echenique  y los demás son lobos disfrazados con piel de oveja. Y esto no es nada si pensamos en lo que tendremos que oír de aquí a las elecciones generales. Las campañas publicitarias contra Podemos serán de lo más indecentes que quepa imaginar, condimentadas con ataques personales contra sus componentes conocidos y secundarios, según las tácticas para estos casos recomendadas por los Karl Rove que militan en la enmoquetada trastienda del sistema.
     Si es preciso, se inventarán trapos sucios e historias para no dormir en forma de testimonios de infiltrados o sobornados, habrá tergiversaciones y rumores, se pondrá a punto una listita de puntos a golpear venga o no a cuento. Hasta se podría encontrar una conexión entre Podemos y el narcotráfico. Si alguna experiencia tenemos con  “el voto del miedo” (una bajeza que nos ha acompañado durante toda la singladura democrática y que viene de más atrás) lo que se avecina nos dejará curados de espanto. Los hombres de la casta harán todo lo que esté en su mano para meternos miedo en el cuerpo.
     Sin embargo, yo creo que Podemos es una bendición para este país y que ya tenemos  motivos para estarle agradecidos. Gracias a esta nueva y pujante formación, tanto el PP como el PSOE tienen una pequeñísima posibilidad de volver a la realidad en que habitamos todos (a menos que prefieran suicidarse políticamente).  La sola presencia de Podemos, aunque no gane, les obligará a expresarse con la probidad y la racionalidad que han perdido por el camino. O harán el ridículo en plan Arenales Serrano.
    ¿Qué se supone que habría pasado en este país si la indignación no hubiera encontrado un cauce político? ¡Prefiero no pensarlo! Aliados los dos partidos hegemónicos en un turbio negocio contra el país y sus moradores, ¿se las prometían muy felices? ¿Creían que con hacer a oídos sordos asunto arreglado? ¡Menos mal que ha surgido Podemos! 
    ¡Y menos mal también si pensamos en Europa! ¿O se imaginaban el PSOE  y el PP que siguiendo la batuta del tenebroso Juncker como osos de feria y encima contando con la alelada conformidad de todos nosotros? ¡Por favor! Es una suerte que haya nacido Podemos antes de que termine la partida encaminada a dejarnos en los huesos por medio del todavía secreto Tratado de Comercio e Inversión EEUU/UE, la pieza fuerte del menú que cocinan en secreto los populares y los socialistas europeos. Ya sabemos que ni el PP ni el PSOE dirán ni pío en defensa de nuestros intereses. Y nos hace falta un partido como Podemos para que nuestra voz se sume a la de otras fuerzas europeas que se niegan a aceptar que seamos desplumados por los más burdos y antidemocráticos procedimientos.
    Por mi parte, veo en Podemos un fenómeno made in Spain, no una imposible réplica del chavismo. ¡A ver si se dejan de milongas!  Ni Iglesias es comandante como Chávez, ni coronel como Perón, ni la composición social de nuestro país tiene nada que ver con la de los países que alumbraron  las variantes populistas de estos. Si Iglesias llegase a gobernar, no se vería ante un país dividido entre una clase opulenta y un pueblo secularmente mísero, sino ante un pueblo no mísero que se niega a ser esclavizado por una casta extractiva, cosa muy distinta. Claro que, por descontado, la originalidad absoluta no es posible  en política, como ya deberían saber los que copian afanosamente los folletos del American Enterprise Institute. A diferencia de estos o de los socialistas que nada inventaron para mejor acomodarse, que hasta se dejaron encandilar Carlos Andrés Pérez y por el señorito Blair, los de Podemos dan muestras de originalidad, de creatividad, en un grado jamás visto en este país tan dado al corta y pega.
    A mí no me da mala espina que Iglesias visite a Correa, a Morales, a Mújica. ¿Qué tiene de extraño que haya tenido contacto con la Venezuela de Chávez? En América Latina, que ya pasó por la máquina trituradora, hay mucha experiencia acumulada. Lo que para nosotros es una novedad para ellos fue el pan de cada día. Ya escribí hace tiempo que debíamos poner las barbas en remojo y aprender las lecciones oportunas, pues nos empezaba a pasar lo mismo que allá, donde ya no se puede mentar al FMI sin levantar grandes olas de indignación, donde las mentiras neoliberales ya no cuelan.  De modo que, en lugar de inquietarme, las exploraciones de Pablo Iglesias en esos escenarios me reconfortan, porque le habrán ayudado a visualizar por dónde discurre la línea entre lo posible y lo imposible.
     Creo que es preciso resaltar, como dato esperanzador, la preparación académica de Pablo Iglesias y sus compañeros más conocidos. Han estudiado Ciencias Políticas. Hasta la fecha, por lo que se refiere al período inaugurado en 1978, las más altas responsabilidades han recaído en este país sobre tres abogados, un inspector fiscal y un registrador de la propiedad, lo que quizá explique muchas cosas. Como no es fácil orientarse de oídas en este mundo tan complejo y turbulento, conviene un cambio de perspectiva, sobre una preparación diferente. Aquí hacen falta políticos a los que no se les pueda vender con facilidad la burda doctrina que sirve de basamento a la revolución de los muy ricos, necesitamos políticos que no se dejen deslumbrar por la  estúpida creencia de que “no hay alternativas”, que no tomen por novedades unos sofritos del siglo XIX.
     Hay otra ventaja, derivada de la edad de los promotores de Podemos. Se trata de personas jóvenes, crecidas en democracia. Me parece normal que sobre la base de tan envidiable experiencia se hayan llevado un enorme chasco al entrar en la madurez y topar con la triste realidad, con la malversación de esta democracia que sin duda les fue enseñada en términos sumamente idealizados. Tildarlos de antidemócratas está fuera de lugar: son la mejor expresión de la parte sana de nuestra democracia, la mejor cosecha que cabía esperar en un país donde en 1978, seamos sinceros, había poquísimos demócratas de verdad, poquísimos rodados como tales. Las gentes de Podemos tienen, o así lo percibo, una idea más alta y noble de la democracia que la que tenemos los más viejos. Me parece esperanzador.
     Y otra ventaja más: es de agradecer que no padezcan las inseguridades y los temores  neuróticos de quienes hemos vivido bajo la dictadura. Si se me permite un lenguaje desagradable, no han sido castrados… No se han pasado la vida, ni media vida, pendientes de un tirano, no se han ejercitado en la escuela de las medias palabras, la hipocresía y los susurros. No han aprendido a reírle las gracias al poder por la consabida mezcla de temor e interés.
     No quiero ofender a nadie, pero me temo que en este país hay muchos políticos que han pasado de temer los rayos de El Pardo a temer los del Mercado, lo que se manifiesta en una penosa falta de personalidad. Para mí es un motivo de alegría no detectar este síndrome en Iglesias y los suyos. Tengo, pues, la esperanza de que Podemos tenga el valor de decir NO donde los mayores solo saben reverenciar al poder sin dignidad ni imaginación, NO sin el cual no hay proyecto decente que valga.
    En las filas de Podemos puede haber algún leninista coriáceo, superviviente o sobrevenido a consecuencia del atropello que estamos sufriendo. La orgía neoliberal justifica, a ciertos ojos, el maximalismo revolucionario de la vieja escuela. Pero Podemos no va por ahí a juzgar por sus dichos y hechos, como tampoco por las gentes a las que desea movilizar y representar, en lo que cabe ver una salvaguarda para el nuevo proyecto, que no pone el acento en una revolución al antiguo modo sino en dar curso a los valores que de suyo pertenecen a la normalidad democrática, hoy pisoteados en beneficio de una “casta extractiva”. Los perjudicados por la cleptomanía de esta no son solo los muy pobres; suman  el 80% o el 90%  de la población. Así se entiende que, según el CIS, Podemos encuentre apoyo, sobre todo, en personas de clase media y de clase alta, lo que de por sí indica la gravedad del daño que se han hecho a sí mismos el PP y el PSOE, como indica la seriedad del envite. Con sus traiciones al espíritu constitucional, he aquí que estos han perdido el apoyo de la parte más ilustrada de la sociedad, mucho más amplia y consistente que en el pasado.
    En un país que había hecho  avances en el plano de la cohesión social y que ha llegado a una composición que no se parece nada a la que le costó la vida a la República (insuficiencia de la burguesía), nada a la que hizo posible la eclosión de figuras populistas como Perón o Chávez en sus respectivos países, nos encontramos con que el votante de Podemos es muy representativo del alto nivel alcanzado en España por “las masas”, término que no por azar ha caído en desuso. Podemos ha ganado fuerza precisamente porque representa los intereses de la población española más cultivada de todos los tiempos, de pronto castigada pero ya salida de su estupefacción. A la que no se le podía pedir que se dejase desplumar como una gallina muerta.
      Se dice por ahí que Podemos es un peligro para la democracia. Si esta se encuentra amenazada es por la cantidad de legitimidad democrática dilapidada con el infame propósito de crear un sistema oligárquico descaradamente antisocial. Podemos es una respuesta a esta monstruosidad, no su causa. Es un movimiento defensivo contra el intento de devolvernos al siglo XIX. Si pienso en la democracia que nos resta, ya por debajo de los estándares constitucionales de 1978, Podemos no me da ningún miedo. Lo contemplo con esperanza. ¡Hemos dejado de estar políticamente inermes!

viernes, 12 de septiembre de 2014

¡QUE VIENE EL COCO!


 Se entiende la consternación de la derecha ante el surgimiento de Podemos, y nada sorprenden los argumentarios que ha puesto en circulación para descalificar al novedoso fenómeno. Pero a mí me consterna que gentes afines al PSOE  se los copie, sin privarse de ninguna grosería. Así se le da la razón a quienes sostienen que el PP y el PSOE son tal para cual.
     El señor Sánchez acaba de afirmar que no pactará con Podemos bajo ningún concepto, por tratarse de un partido “populista” y “chavista” del que solo cabe esperar, asegura, una sociedad no igualitaria y unas cartillas de racionamiento. Fin de mis esperanzas en el señor Sánchez, el Venizelos de turno, una desgracia para su partido, para la izquierda y para el país.  Resulta que ni se tomó la molestia de tomar un café con los señores Iglesias y Monedero.
    Se nos hace saber  tanto desde el PP como desde el PSOE que Podemos es una “cosa de locos”, un monstruo populista, un lobo con piel de cordero, un  fenómeno criptototalitario, criptocomunista, criptochavista, criptocastrista, criptofascista, acaudillado por unos demagogos de la peor especie. Ni por cortesía se contempla la posibilidad de que pueda tratarse de algo nuevo, made in Spain. ¡Que viene el coco! A ver si cunde el voto del miedo, el único que les puede salvar.
      De paso, el PSOE y el PP se congratulan a sí mismos, los angelitos, y se sienten autorizados a pedirnos una nueva oportunidad. ¡Es el colmo! Como el primero ha enterrado hace tiempo a Pablo Iglesias el viejo, como el segundo hasta ha olvidado por qué se reputa popular, habiendo enterrado ya sus componentes socialcristianos, social-liberales y socialdemócratas,  de los que nadie se acuerda ya, entregados ambos a sus respectivos gurús, esencialmente conformes con el papel de encomenderos, ya hechos a la mentir y a la sofistería, ya no saben qué demonios hacer para continuar el proyecto canalla de devolvernos al siglo XIX, por definición antipopular. Ya habituados a presumir ante sus superiores orgánicos de lo muy bravos que son en materia de recortes, fastidiados están. Su propia supervivencia política depende de la asistencia de dichos superiores, para nada de fiar, perfectamente capaces de tragarse países enteros.
       Después de haber dilapidado su propio crédito político y el de la entera Transición, después de haber prostituido a nuestras espaldas la Constitución con el artículo 135, después de haber consentido la perversión del sistema al punto de convertirlo en un mecanismo de succión  de la riqueza en sentido ascendente, una traición a lo acordado en la Constitución de 1978  y a lo que dicta el sentido común en una sociedad civilizada, todo en beneficio de la famosa casta, resulta que el PSOE  y el PP son los buenos de la película, autorizados a señalar con el dedo a los malos… antes de que hayan hecho nada tan ruin  como lo por ellos realizado.
       No sé qué cosa linda y suavecita esperaban ellos como respuesta a su irresponsable galopada hacia el abismo. El caso es que les ha salido Podemos, y que hasta deberían estar agradecidos por sus modos, que solo podrían agriarse si ellos no tienen mejor idea que hacerse los sordos, seguir insultando y pasteleando a nuestras espaldas con las cosas de comer.
        Hay que tener mucha jeta para atacar preventivamente a Podemos, que se encuentra en fase de formación, atribuyéndole todos los males del populismo, después de haber practicado el populismo berlusconiano con el mayor desparpajo a costa de la verdad un año tras otro; mucha cara dura para acusar de demagogos a los dirigentes de Podemos después de haber batido todos los récords de demagogia y cinismo (brotes verdes, raíces vigorosas, etc.); mucha jeta para acusar a Podemos de tener una intención totalitaria después de habernos metido a patadas en una obra de ingeniería social totalitaria que nos dejará irreconocibles y desesperados ante la cáscara de una democracia sin contenido.  Y hay que tener un rostro de basalto para arremeter contra Podemos por su supuesta adscripción a modelos extranjeros, bolivarianos o castristas, mientras se aplica a rajatabla el abecé de movimiento neoliberal, que no surgió precisamente en Lavapiés y que pretende retrotraernos a las coordenadas del siglo XIX, de las que tanto nos costó salir. 
      ¡Que viene el coco! Pues claro que viene, dado el nulo propósito de enmienda de nuestra clase dirigente. Pero que nadie se llame a engaño: ese coco inspira a mucha gente menos temor y bastante más esperanza que la Bestia neoliberal y neoconservadora que nos está comiendo por los pies. Habrá quien prefiera lo malo conocido a lo bueno por conocer, pero, por favor, que no olvide lo siguiente: lo malo conocido hasta la fecha no permanecerá igual a sí mismo; se irá agravando imparablemente, hasta el horror, como acredita la historia de los diversos países que ya han pasado por esto. 

miércoles, 3 de septiembre de 2014

ALFONSO GUERRA VS. JUAN CARLOS MONEDERO

      He tenido ocasión  de presenciar el encontronazo de Guerra y Monedero en el programa de Jesús Cintora. Y no me ha parecido una pequeña anécdota pintoresca sino algo que merece ser analizado con detenimiento. Se me antoja que hay un antes y un después, por la relevancia de ambos.
     Como hemos de suponer que el señor Guerra representa al ala izquierdista del PSOE, ha quedado claro, con brutalidad incluso, que no hay convergencia posible entre este y Podemos, ningún puente, ni siquiera hipotético, entre las dos formaciones, la vieja y la nueva, entendida esta según el veterano político como “cosa de locos”,  justo lo que no es. Para cosa de locos, lo de Venizelos, lo de Hollande.
    Como el señor Guerra es un hombre de lecturas elevadas, como no está en primera fila, como es de suponer que ha tenido tiempo de meditar serenamente sobre los errores cometidos por el PSOE en su gestión del proyecto de izquierdas, me defraudó completamente. La manera en que hurtó el cuerpo al funesto artículo 135 de la Constitución me dejó pasmado. ¿Y qué pensar de sus modales? Mucho le agradecí al señor Monedero su exquisito dominio de las buenas maneras, el justo sentido de las palabras, lo que me ha dado mucho que pensar y alguna esperanza. Si con la cantidad de burradas que tiene que oír, por no hablar de las interpretaciones torticeras de lo que dice, no se ha avinagrado ya, buena señal, porque aquí mucha gente pide un cambio real y claridad, pero no concesiones a lo que se entiende por un  mal rollo.
    ¿Es que Guerra  no da más de sí? Bueno, tenemos el texto que publicó en la revista Tiempo, motivo de la entrevista que degeneró en encontronazo. Allí, sin incidir en la responsabilidad de los socialistas europeos, sin una autocrítica seria, previene contra el resurgir del totalitarismo, en versión neofascista o neocomunista. Y todo termina en un llamamiento a  los partidos conservadores y socialdemócratas, para que rectifiquen, no sea que la desesperación provoque un retorno a los  regímenes autoritarios del pasado.
    No está  mal ese artículo como esbozo de lo que ha sucedido y de lo que puede suceder, pero es evidente que la historia se le ha echado encima. Dichos partidos conservadores y socialdemócratas se comportan desde hace mucho tiempo como perfectos insensatos, dilapidando su crédito y la legitimidad del sistema. Y ya sabemos lo que hacen con este tipo de llamamientos a la cordura (llamamientos que yo mismo he hecho en este blog, con la correspondiente ingenuidad). Guerra nos da a entender que solo estos partidos están capacitados para hacer algo positivo, lo que es pedir peras al olmo y, de paso, cerrar la puerta a posibles competidores.
      A su parecer tanto Syriza como Podemos son fenómenos de intención totalitaria, monstruos en potencia. De los diversos interrogantes que se me plantean, hay uno especialmente enjundioso: ¿Da por supuesto el señor Guerra que es inconcebible una versión no totalitaria del comunismo, ni tampoco del socialismo propiamente dicho? Me temo que sí, aunque me cueste creer que haya llegado a semejante extremo de dejadez intelectual. Por lo visto, tendremos que conformarnos con nuestro socialismo acomodaticio, pues fuera de él no existe ningún socialismo democrático. ¡Acabáramos! 
     En este contexto, se entiende que el señor Monedero pudiese dejar a Guerra fuera de juego con la declaración de que  Podemos aspira, entre otras cosas,a dejar atrás las coordenadas del izquierdismo totalitario. Guerra no quiso recoger el guante.
    Parece una broma del destino que Alfonso Guerra solo sepa oponer a Podemos el mismo grito que se usó para cerrarle el paso a él (“¡que viene el coco!”). Y conste que es el mismo hombre que dándoselas de revolucionario dejó en la cuneta al pobre Llopis. ¡Vueltas que da la vida! Es muy mala señal cuando las personas en edad madura no entienden en absoluto a las más jóvenes por no querer recordarse a sí mismas.
     No habiendo puentes ni comunicación posible entre Podemos y el PSOE, estando este decidido entenderse y enterrarse con la derecha en aras del mantenimiento de lo insostenible, como ha venido haciendo hasta la fecha en asuntos capitales, nos esperan tiempos muy difíciles. Aquí el problema no es Podemos, sino el monopolio del espacio político que el tándem PSOE/PP desea perpetuar a toda costa. Cuanto más se afirme dicho monopolio a ojos de la gente afín a la sensibilidad de Podemos, cuanto peores sean los modales de los socialistas y los populares,  cuanto más se unan para hacer frente a la novedad, más clara será la tendencia a crear un monopolio alternativo, no por exigencias teóricas sino por mera  cuestión de supervivencia. Esto sí lo sabe el señor Guerra, pero su sapiencia no nos va a servir de mucho a la hora de la verdad.