jueves, 25 de febrero de 2010

ESPLENDOR Y MISERIA DE LA ENERGÍA NUCLEAR

    Los partidarios de la energía atómica andan eufóricos estos días. El presidente Obama acaba de poner miles de millones de dólares del contribuyente al servicio de la causa. Nada más seguro y limpio que una central nuclear, nos dijo en el lenguaje acostumbrado.  No piensan lo mismo quienes viven cerca del reactor Vermont Yankee, expuestos a sucesivas fugas radiactivas. Sus representantes acaban de votar, por abrumadora mayoría, el cierre de la central.
    Los partidarios de un relanzamiento de lo nuclear, ya lo sabemos, no escarmientan en cabeza ajena. Nos hacen notar que la central de Vermont  es antigua, de 1972, y parecen no impresionarse ni lo más mínimo ante la noticia de que la torre de refrigeración  se encuentre en ruinas. Los oigo y parece que estuvieran despidiéndose de un coche viejo mientras ponderan las ventajas del nuevo. Nada les impresiona el hecho, revelado recientemente, de que veintisiete reactores hayan dejado escapar trititio, un isótopo radiactivo considerado cancerígeno, en distintos puntos del país.  Los de Vermont lo tomaban con el agua potable

martes, 23 de febrero de 2010

LA GUERRA Y LA CONCIENCIA

   En nuestro tiempo, ahora que abarcamos con la vista el planeta entero, las consecuencias morales de la guerra nos afectan a todos sin excepción, con muy poco margen para el engaño. Acabo de oír el testimonio de un joven soldado norteamericano [http://www.youtube.com/watch?v=9kWU-JHetMM&] que ha cobrado conciencia del mundo en que le ha tocado vivir y que  se revuelve críticamente contra el orden establecido, al que condena de forma inapelable. Es muy difícil, por no decir imposible, refutar sus afirmaciones. Hágase la prueba, y se verá que, para llevarle la contraria, sólo contamos con palabras huecas y con argumentaciones insostenibles. Esta impotencia ante las palabras de un soldado revela, a las claras, en qué clase de atolladero se ha metido nuestra civilización. 

viernes, 19 de febrero de 2010

DE IZQUIERDA A DERECHA: EL FENÓMENO DE LOS CONVERSOS

  Siempre se dijo que los jóvenes tienden al idealismo y los mayores a la acomodación, lo que tiene su lógica: a medida que las fuerzas se gastan, es más difícil nadar contra la corriente.  Pero hoy se presencian fenómenos extraños, que no tienen nada que ver con el cansancio, ni tampoco con búsquedas existenciales más o menos honradas. Roger Garaudy –por poner un ejemplo extremo– pudo pasar del existencialismo al comunismo, de ahí al cristianismo y después al islamismo. No sé en que anda ahora, si vive o no, pero podemos estar seguros de que, a su manera, buscó la verdad, y no seré yo quien se lo eche en cara. Lo que me intriga es que hoy haya  tantos intelectuales que, de pronto, sin haber hecho la menor autocrítica, pasen de la izquierda a la derecha sin escalas y sin razones, siendo muy celebrados por ello. Es un fenómeno de tipo migratorio, en esa dirección.
    El converso pasa de un sistema de creencias en crisis a otro que también lo está. Y ya se sabe como son todos los conversos, más bien fanáticos. La experiencia no ha tenido tiempo de limarles las aristas y son muy propensos a hacer méritos, lo que les lleva a decir lo que las personas de derechas de toda la vida pueden callar sin ver alterada su autoestima. El sujeto cambiado es interlocutor molesto porque se comporta como si hubiese descubierto el Mediterráneo y te demanda una comprensión absoluta, lejos de haber recibido una lección de humildad. Por lo visto, se ha caído del caballo en el camino de Damasco, y a su autorizado parecer no te queda otra opción que tirarte tú también, aunque vivas en Madrid y sólo veas propiamente el vacío a los pies de tu cabalgadura. Me los quedo mirando, a ver si los  entiendo. ¿Hablaban como loros también antes? ¿Será sólo una cuestión de dinero? Hay que tomarse en serio este fenómeno, porque estos transformistas parecen haberse aplicado todos a una  a la tarea de ganar la batalla de las ideas por segunda vez, ahora desde el campo contrario, lo que –me temo– no augura nada bueno para la verdad, ni menos aún para la búsqueda de la verdad.

miércoles, 17 de febrero de 2010

UNA FOTO ME OBSESIONA


     La terrible foto ha desaparecido, no soy capaz de encontrarla, pero no me la puedo quitar de la mente. En ella se ve a un afgano barbudo ante un soldado que le apunta con una cámara; otro soldado, con dos dedos, le está abriendo bien un ojo, pues de lo que se trata es de fotografiarle el iris. Me parece estarlo viendo. Me duele. No es que le estén haciendo daño: se procede con él como con un niño pequeño al que hay que ponerle una inyección. La foto es en colores, pero me trae a la mente  fotos de pesadilla, en blanco y negro, en las que se veía a unos tipos siniestros midiendo cabezas y estudiando rasgos faciales de personas tratadas como cosas. Deberíamos avergonzarnos.

lunes, 15 de febrero de 2010

A VUELTAS CON LA EDAD PENAL


    El juez decano de Madrid, señor González Armengol, considera procedente rebajar la edad penal hasta los trece años, de forma que los muchachos dejen de “campar a sus anchas” por las calles, entendidas como academia de la delincuencia. Entre sus argumentos a favor de la medida, nos pone ante un dato que yo desconocía: en Suecia, con siete años de edad el sujeto se encuentra en edad penal… 
     Espero que la propuesta del señor González Armengol no prospere y, por supuesto, que no se nos ocurra jamás imitar a los suecos. Me parece el colmo que en lugar de atender las necesidades reales de la infancia y de la adolescencia, francamente descuidadas, haya tanta gente maquinando “soluciones” policiales y judiciales a los problemas humanos más elementales. Ya lo dije: vamos hacia un mundo panóptico. Pero tenía la esperanza de que los niños  se libraran de pagar el pato.

jueves, 11 de febrero de 2010

GRECIA, PAPANDREU Y LOS TIBURONES DE LAS FINANZAS


   Los españoles tenemos buenos motivos para prestar atención al caso griego. De momento, lo único que ha obtenido el mendicante Papandreu es un vago compromiso de “apoyo político”. Como lo que menos le conviene a la Europa pudiente es que Grecia acabe a las órdenes del Fondo Monetario Internacional, con un previsible daño para el euro, ¿cómo es posible que no haya recibido auxilio económico inmediato? ¿Acaso  la Europa comunitaria no está en condiciones de echarle una mano a Grecia? ¿O hemos de suponer que no quiere  y que por eso se aferra a la letra pequeña del contrato de adhesión a la moneda única?
   Ya dije que la Europa de los mercaderes tiene sus limitaciones… Y entre ellas figura la incapacidad para hacer los deberes en el plano de la cohesión social. El plan de ajuste que el socialista Papandreu va a imponer a los griegos para satisfacer las exigencias del Sistema implica, como es obvio, el traslado a las buenas gentes de la factura de la monumental juerga de otros, lo que empieza a aparecer como lo que es: una costumbre de los juerguistas. Cuando Grecia se encuentre totalmente postrada, cuando su suelo y su gente, quizá el Partenón mismo, no valgan nada, entonces y sólo entonces se convertirá en un bocado apetitoso para los señores inversores del mundo entero.
    Ya decía Himkelamert que el Tercer Mundo está creciendo en el espacio del Primer Mundo. Vamos hacia un mundo de ricos sin nacionalidad y pobres sin fronteras, sin lo que antes se entendió por clase media, demasiado cara de mantener  o, mejor dicho, suculenta como alimento para los tiburones.   No hace falta ningún adivino para predecir un desastre. 

lunes, 8 de febrero de 2010

EL PRECIO DEL AIRE

     Quienes hemos sido educados en la fe en eso que se llamaba progreso, tenemos la antenas muy finas, demasiado sensibles para estos tiempos extrañamente retrógrados. Hoy, por primera vez en mi vida, bastante larga, me he topado con un extraño aparato, con el logo publicitario de una afamada empresa petrolera. Si quería aire para los  neumáticos de mi coche, tenía que meter un euro en una ranura y hacer uso de un panel digital. Tuve que ponerme las gafas: Nunca vi nada igual. Eso si, pongas mucho o poco aire, te cobran lo mismo... lo que quizá deba ser entendido como una gentileza de la casa. De la otra punta del mundo me llega la noticia de que una niña de doce años fue arrastrada fuera de la clase, debidamente esposada, conducida a la comisaría y juzgada... por haber escrito unas niñerías con tinta lavable en su precioso pupitre. He acabado el día con una especie de náusea.