Ya multado (3.600 euros), acaba de ingresar en la prisión de
Albolote el estudiante de Medicina Carlos Cano, condenado a tres años de
prisión y un día por haber participado en un piquete con motivo de la huelga
general del 29-J. El mismo castigo,
por la misma razón, se cierne sobre Carmen Bajo, ama de casa.
En estos momentos hay otras cuarenta
personas bajo la amenaza de ir a la cárcel por haberse manifestado, a lo que
debemos sumar un millar de multas administrativas repartidas a saber cómo pero con efectos disuasorios claros y
distintos, no solo para los afectados sino para la gente en general, también
para mí.
No estamos ante incidentes desgraciados, sino ante un modus operandi
digno de reflexión. El poder
establecido tiene bien claro que la gente debe ser amedrentada como parte de la
tarea de desplumarla. Y procede técnicamente, con su habitual sangre fría.
Todavía estamos en la fase de los avisos a navegantes, en la fase de fingir que aquí no pasa nada, siendo todos unos campeones de las libertades. El problema, vistas las cosas en términos históricos, es que una vez puesto en marcha el mecanismo represor y ya pisado a fondo el acelerador de las reformas antisociales, dicho mecanismo, por su propia naturaleza, va a más, precisamente en casos como este, en los que el poder no tiene nada positivo que ofrecer. Lo sabemos por la triste experiencia de otras épocas.
Todavía estamos en la fase de los avisos a navegantes, en la fase de fingir que aquí no pasa nada, siendo todos unos campeones de las libertades. El problema, vistas las cosas en términos históricos, es que una vez puesto en marcha el mecanismo represor y ya pisado a fondo el acelerador de las reformas antisociales, dicho mecanismo, por su propia naturaleza, va a más, precisamente en casos como este, en los que el poder no tiene nada positivo que ofrecer. Lo sabemos por la triste experiencia de otras épocas.
Eso de
encarcelar a unas personas inofensivas, como lo de poner multas, no es un
invento de este gobierno. Es una práctica perfectamente conocida. Y estas cosas
se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban. De ahí la tristeza y las malas
sensaciones que me produce el encarcelamiento del joven Carlos Cano, todo un símbolo
de la ruina moral que nos amenaza.
[Carlos Cano ha sido excarcelado y la amenaza de ir a prisión que pesaba sobre Carmen Bajo ha quedado en suspenso. Estas noticias me alegran mucho. Falta por saber si, en efecto, las condenas son anuladas.]
[Carlos Cano ha sido excarcelado y la amenaza de ir a prisión que pesaba sobre Carmen Bajo ha quedado en suspenso. Estas noticias me alegran mucho. Falta por saber si, en efecto, las condenas son anuladas.]