lunes, 14 de junio de 2010

TRABAJADORES DE MUNDO, UNÍOS…

    El chantaje global que el capitalismo, en versión salvaje, ejerce sobre el común de los mortales, anda pidiendo a gritos una respuesta global. Ahora andamos a vueltas con la “flexibilización” del mercado laboral sobre el supuesto de que debemos ignorar de qué va la juerga. 
   Como acabamos de ver, un trabajador chino de la empresa Foxconn, la que fabrica el IPad y el IPhone, la mayor compañía mundial de productos electrónicos, gana 240 euros mensuales. Hasta ayer mismo ganaba 140, pero ha habido que subirle el sueldo, no fuera a suicidarse. Y no estamos hablando de un trabajador harapiento, sino de un trabajador con barbijo y delantal blanco. 
   Mientras el trabajador de Foxconn chino gane 240 euros por trabajar como un esclavo, no vamos a ninguna parte con nuestras exigencias, por lo que haremos bien en solidarizarnos con él ahora mismo. Según los expertos, como no se puede devaluar la moneda, cosa a la que se renunció con la entrada en el euro, no nos queda otro remedio que devaluarnos a nosotros mismos. Hasta qué punto habría que hacerlo para volver a ser competitivos y caer en éxtasis nos lo puede decir ese trabajador chino. 

lunes, 7 de junio de 2010

LAS TENIDAS DEL G20 Y DEL CLUB BILDERBERG

    Los de Bilderberg no dicen ni pío, y los del G20 harían bien en copiarles, porque lo que ha trascendido a la prensa se lo podrían haber ahorrado. Parece que hay motivos para celebrar el recorte del gasto público, en aras de la sostenibilidad, una palabra que pronto aborreceremos.
    El Club Bilderberg  sólo parece suscitar algunas curiosidades morbosas sobre la combinación de los reunidos y todo lo relativo a su seguridad, su alimentación y su esparcimiento, todo de pasada, por absoluta ausencia de contenido. Me imagino a Donald Runsfeld alternando distraídamente con Solbes y con la reina, y me digo, vaya,  vaya, qué pequeño es el mundo, pero, sinceramente, celebro que no trascienda nada de nada.

martes, 1 de junio de 2010

BARBARIE EN ALTA MAR

   El ataque de Israel contra la llamada Flotilla de la Libertad nos pone, con la mayor crudeza, ante barbarie contemporánea. Se pide una investigación, pero con eso no nos basta, no nos puede bastar, porque ya sabemos adónde van a parar las "investigaciones" de ese tipo: a la papelera de la historia.
   Un representante israelí ha justificado la criminal acción de su gobierno con un razonamiento de lo más sencillo: si éste hubiera dejado pasar a la Flotilla, tras ella vendrían  otras… lo que constituye una declaración de impotencia.
  Constato que, con tal de lograr sus fines, el gobierno israelí no ha dudado en retratarse para la posteridad con un rostro francamente inhumano. Quizá estemos ante una repetición, quizá ante una novedad, quizá ante las dos cosas. Ahora bien, el poder armado tiene un límite, como decía  el viejo Gandhi y como nos acaba de ser recordado. El uso de  armas contra gentes desarmadas provistas de una intención moral se vuelve indefectiblemente contra el que abusa de su poder.