“¿Tiene sentido que un enfermo crónico viva gratis del sistema?” Tal es
la pregunta que nos ha planteado Patricia Flores, nada menos que la viceconsejera de asistencia sanitaria
de Madrid. Mi respuesta: Sí, señora Flores, claro que tiene sentido y usted
debería ser la primera en saberlo, o no se entendería cómo ha podido llegar a un puesto de tanta responsabilidad.
En sí misma, esa pregunta
nauseabunda no tiene desperdicio. Nos indica por dónde van los tiros, pretende
prepararnos para lo que viene, y además
juega retóricamente con la idea de que lo obvio, lo que cualquiera piensa, es que que el enfermo crónico no debe
vivir “gratis” a costa del sistema, como un “parásito” diría Nietzsche, siendo también obvia la conclusión de que hay que hacerle pagar a él y a sus familiares.
Claro que no
se dice que hay que dejarlo sin atención, lo que sonaría criminal y echaría
para atrás a muchos cómplices potenciales de la señora Flores y, en general, a
las personas conscientes de que la enfermedad nos amenaza a todos.
La señora Flores, con su pregunta, revela su preferencia por la ley de
la jungla, ley que aspira a imponernos en plan burocrático, como conviene a la revolución
de los muy ricos, hace tiempo unidos en santa cruzada contra el Estado de
Servicios.