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viernes, 23 de diciembre de 2016

EL CASO DEL MINISTRO DASTIS

    Con motivo de la sesión de control al Gobierno,  Pablo Bustunduy (UP) salió en defensa de los jóvenes emigrantes españoles, pidiendo que no se vean librados a su suerte.  Puesto a responderle, el nuevo ministro de Exteriores acabó retratado para los restos.
    Alfonso  Dastis vino a decirnos que Bustunduy pretende pintarnos un cuadro apocalíptico donde no lo hay…  ¿Qué de malo puede haber en que nuestros jóvenes emigren? A juicio del nuevo ministro, los que se van lo hacen por iniciativa propia, de puro emprendedores, y nada malo hay en buscarse la vida por ahí, a juzgar por las ventajas: el emigrante ganará en amplitud de miras, se enriquecerá (por dentro, supongo), mejorando sus “aptitudes sociales”…
    Tuvo Dastis un pequeño lapsus, al señalar como ganancia la “adaptación a un mundo mejor”, una auténtica confesión por partida doble, como si confundiese lo extranjero con lo mejor, como si declarase su completo desconocimiento de las condiciones reales del  indefenso joven sometido a explotación laboral en un país que no es el suyo.
   Aunque  yo tuviese en el oído los similares pronunciamientos de Fátima Báñez y de José Ignacio Wert, dicho así, con ese aire de buena educación, me sonó como de nuevas. Hasta me dieron náuseas. ¿Y este era nuestro representante permanente ante la Unión Europea? ¡Santo Cielo!
    ¿Qué le pasa a este hombre? ¿Está fuera de la realidad? ¿Estamos ante el extraño caso de un diplomático que ha vivido en las nubes y que desde ellas pretende regir nada menos que el ministerio de Exteriores? Podría ser. ¿Un hombre de pocas luces, tal vez? Aunque muy viajado, no parece dotado de las habilidades sociales que requiere el ejercicio de la diplomacia…  ¡Qué raro!  ¿No se le pasó por la cabeza respetar la sensibilidad de los españoles que están sufriendo? ¿Ninguna vocecilla interior le previno acerca del daño que sus palabras iban a causar a la de por sí perjudicada imagen de su partido? ¿Ninguna le previno de que iban a sentar muy mal?
    No conozco personalmente a Dastis, no tengo idea de cómo es en realidad, pero ya contemplo otra posibilidad: la de que no sea tan buena persona como aparenta. Parece muy difícil, por no decir imposible, tomar a la ligera el sufrimiento de nuestra juventud, a menos que se tenga  un trasfondo psicopático.
     Ojalá Dastis esté en la luna, ojalá que no sea un individuo esencialmente perverso. En todo caso, confieso que algo me dice que no es extraño que precisamente él sea el nuevo ministro de Exteriores. El poder establecido necesita empleados de esta hechura para ocultar sus vergüenzas con series enteras de sofismas, gentes capaces de decirlas así, con llaneza y hasta paternalmente.