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jueves, 8 de noviembre de 2012

A PROPÓSITO DE ROBESPIERRE Y DE SPINOZA


   Y a propósito también de Manuel Fernández-Cuesta, que acaba de publicar dos artículos que me han llamado poderosamente la atención, “Robespierre y el imaginario constituyente”  y “Spinoza y la necesidad de lo colectivo”. 
   Me complace que Manuel Fernández-Cuesta se haya saltado las normas de etiqueta y nos ponga ante una cita de Robespierre sin preocuparse por los escalofríos que este nombre  pueda provocar: “Un pueblo cuyos mandatarios no deben dar cuenta de su gestión a nadie no tiene Constitución. Un pueblo cuyos mandatarios sólo rinden cuentas a otros mandatarios inviolables, no tiene Constitución, ya que depende de éstos traicionarlo impunemente y dejar que lo traicionen los otros”.  Y no me complace menos escuchar la voz de Spinoza, entendida como una apelación a la sabiduría, en abierto desafío contra la el burdo darwinismo social que pretenden imponernos los doctrinarios del Estado neoliberal (todo él concebido para llevarse por delante el bien común e imponernos la ley de la jungla).  
    ¿Acaso es demasiado remoto y oscuro Spinoza? Pues no: las citas que trae a colación Manuel Fernández-Cuesta, tomadas de su Ética, son de las que no dejan dormir: “Aquella sociedad, cuya paz depende de la inercia de unos súbditos que se comportan como ganado, porque sólo saben actuar como esclavos, merece más bien el nombre de soledad que de sociedad”. De pronto, he aquí que el pensamiento de Robespierre y el de Spinoza se hacen presentes, con una tremenda carga de actualidad.  Manuel Fernández-Cuesta nos invita, o más bien nos obliga, a contemplar la realidad a la luz de la herencia intelectual que nos corresponde.
     Desde la óptica del poder que pretende arrasarnos debe ser hasta gracioso vernos mareados por “las noticias”, empeñados en hacernos de nuevas, insistir en la acomodación, seguir al pie de la letra la norma no escrita que impide mentar a Robespierre,  a Spinoza, a Marx o  a Engels, cual si fuéramos todos unos perfectos inocentes, pequeños Adanes dispersos a los que se puede vender mil veces la misma mula coja…  ¡Y ya basta!
   Véase http://www.eldiario.es/zonacritica/Robespierre-imaginario-constituyente_6_61303876.html y  http://www.eldiario.es/zonacritica/Spinoza-necesidad-colectivo_6_65853427.html