Pues sí. ¿Y por qué? Por desobediencia civil. Pasó tres horas a la
sombra y tuvo que depositar 100
dólares de fianza para recuperar la libertad. Por el mismo trance han pasado el
padre del actor y el hijo de Martin Luther King. Todo por manifestarse pacíficamente ante la embajada de
Sudán, en demanda de que se ponga fin a los inhumanos atropellos que sufre la
población de ese país. Así va el mundo.
Y
sin ir más lejos, aquí acaban de imponerle una multa de 2.000 euros a un
jubilado de apellido Rebollo, por manifestarse a favor de Garzón, al parecer
provisto de un megáfono.
Los casos de Clooney y Rebollo no puede considerarse menores o meramente
anecdóticos. El sistema está generando poderosos anticuerpos contra los derechos
civiles más elementales. Y es que el poder, ya en fase descontrolada, ya caído en la irracionalidad, no
tiene ni la menor intención de respetar a los indignados de aquí o de allá, y
menos aun de escucharlos. Quizá no se de cuenta de que en ello le va su propia
cordura, y por supuesto su humanidad. Malos tiempos se avecinan.