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miércoles, 18 de julio de 2012

EL ALCANCE DE LAS PROTESTAS


    El ministro Soria no ha cedido ni un milímetro ante las protestas de los mineros, protestas realmente serias y justificadas. Es más, aparte de decirles que no hay dinero para hacer honor a los compromisos que el Estado contrajo con ellos, los amenazó con nuevos recortes.
    La señora Cifuentes lleva contabilizadas 1.400 manifestaciones de protesta desde enero, sólo en Madrid… Ahora se manifiestan los funcionarios, los parados, los directamente afectados por los recortes y aquellos a los que nada se les puede recortar, y también las víctimas directas de las tropelías bancarias que son de público conocimiento. El número de indignados de todas las edades y condiciones es impresionante y creciente, incluyendo hasta a los militares, sin que el gobierno sepa hacer otra cosa que apelar a la policía, asimismo afectada por los recortes. Planteadas así las cosas, indignadas millones de personas, muchas de ellas sin salir de casa, incapaz el gobierno de calmar los ánimos por estar metido ya en una espiral de recortes y manipulaciones de corte neoliberal, incapaz de hablar, por no tener nada que decir salvo echarle la culpa a Zapatero, la situación no puede ser más grave e imprevisible.
     Ya no bastan los pequeños gestos para la galería, como reducción a deshora de los ingresos anuales del Rey, del príncipe o de los señores ministros, por cuanto aquí el problema es que hay demasiada gente con el agua al cuello a la que más le irrita saber lo que ganan con recorte o sin él.  Ya no bastan las llamadas repentinas a la solidaridad, e incluso a la generosidad de los empresarios. Suenan todas a hueco. Tampoco va a bastar lo que acaba de saberse, también a destiempo no se sabe si por torpeza o por astucia: los funcionarios que ganen menos 962 euros mensuales recibirán la paga de Navidad. Aunque sea de agradecer, no es como para echar las campanas al vuelo, pues lo que parece todo un gesto se queda en un gestito: sólo el 0,57 por ciento de los funcionarios se beneficiará… El gobierno habla de 15.000 beneficiarios de la excepción, pero, como suele ocurrir, lo que suena bien lleva algún doblez. Hechos los cálculos, un representante del CSIF ha calculado que los afortunados no pasarán de mil (en un colectivo de 2.600.000 personas).  Hay, en definitiva, indignación para rato, mientras se ve venir una sucesión de hachazos y escándalos que la llevarán no se sabe adónde.
     Hemos ido a parar a un estado de anormalidad.  He aquí, pienso, las dramáticas consecuencias del déficit democrático (ahora se gobierna por decreto y la Moncloa lleva camino de parecerse a El Pardo) y de la insensata dilapidación de ese bien precioso llamado legitimidad. ¿Qué pasará? Nadie lo sabe, pero tengo la impresión de que asistimos al final de una época y de que los historiadores del mañana trazarán una línea justamente por aquí, para separar el período que siguió a la Transición de lo que viene ahora.
    Si el gobierno del PP, con su mayoría absoluta, se empeña imponernos su trasnochado y funesto modelo de sociedad neoliberal-neocón, sea por gusto, por rendir pleitesía a los magos de Bruselas, por no tener otra cosa en la cabeza, por no poder resistir la tentación que le ofrece esta crisis o por no haberse percatado de que la gente, vista la propia experiencia y la de otros países, lo aborrece, nos veo entrando en una fase histórica de lo más accidentada. Porque ese modelo importado sólo se puede imponer en nuestro país  por las malas, por las muy malas.

domingo, 18 de marzo de 2012

¿GEORGE CLOONEY, ARRESTADO?


     Pues sí. ¿Y por qué? Por desobediencia civil. Pasó tres horas a la sombra y  tuvo que depositar 100 dólares de fianza para recuperar la libertad. Por el mismo trance han pasado el padre del actor y el hijo de Martin Luther King. Todo por manifestarse pacíficamente ante la embajada de Sudán, en demanda de que se ponga fin a los inhumanos atropellos que sufre la población de ese país. Así va el mundo.
    Y sin ir más lejos, aquí acaban de imponerle una multa de 2.000 euros a un jubilado de apellido Rebollo, por manifestarse a favor de Garzón, al parecer provisto de un megáfono.
     Los casos de Clooney y Rebollo no puede considerarse menores o meramente anecdóticos. El sistema está generando poderosos anticuerpos contra los derechos civiles más elementales. Y es que el poder, ya  en fase descontrolada, ya caído en la irracionalidad, no tiene ni la menor intención de respetar a los indignados de aquí o de allá, y menos aun de escucharlos. Quizá no se de cuenta de que en ello le va su propia cordura, y por supuesto su humanidad. Malos tiempos se avecinan.