La puesta en escena de la OTAN en Madrid ha sido muy llamativa, con la presencia de la clase política al completo, incluido el alcalde de Kiev, el ex boxeador Vitali Klitschko, y la intervención estelar del presidente Zelensky por videoconferencia.
El espectacular elenco político/militarista que dice servir a nuestra defensa se exhibió a placer en el museo de El Prado, lo que a mí me parece de mal gusto e incluso una profanación.
La ensaladilla rusa se llama ahora ensaladilla tradicional. Al parecer, todos contentos , unánimes, sonrientes y muy seguros de lo que se traen entre manos a pesar de su extrema peligrosidad. La participación de las esposas de los dignatarios, encabezadas por doña Letizia, vino a refrendar la bondad del acontecimiento.
La OTAN ha cruzado el Rubicón, no de tapadillo sino a las claras, con la evidente pretensión de remodelar la mentalidad de nuestro tiempo en función de sus intereses a corto, medio y largo plazo. La organización se arroga la representación de Occidente, está claro, y de paso nos mete compulsivamente en una confrontación con Rusia y China... sin matices, sin ninguna alternativa. Por si no nos habíamos enterado, el escenario de la organización ya no se circunscribe a la vieja Europa; es el mundo. Y la intención, a diferencia del pasado, no es ninguna clase de equilibrio o contención, lo que debería preocuparnos porque, dato capital, esta organización y sus satélites no tienen el dominio global y nada podrán hacer al respecto sin causar daños y sembrar el caos.
La OTAN nos hace saber que pretende lidiar con la amenaza de Rusia y simultáneamente con la de China, cuya actividad considera “maliciosa”. Afirma que nuestra seguridad y modo de vida se encuentran en peligro, lo que, se mire como se mire, podría justificar cualquier cualquier medida militar… o no militar. Ya tenemos el plan: VENCER a esos enemigos colosales. Se nos da a entender que la cosa va de un enfrentamiento entre la pureza democrática occidental y el totalitarismo oriental...
Con la guerra de Ucrania en curso, el plan luce inoportunamente temerario. Por así decirlo, el viejo orden ha saltado por lo aires. Ya se ha decidido que el conflicto en Ucrania se dirima en el campo de batalla. La idea es que Putin va a perder hasta la camiseta… sin jugarse el todo por el todo, sin recurrir a sus armas peores. Sí, Ucrania se incorporará a la OTAN y también Georgia… Ni caso al señor Putin. La OTAN se reafirma en el ninguneo que causó la guerra y dobla la apuesta, implicando de paso a China.
El comunicado oficial no deja margen alguno a la diplomacia, pequeño detalle que no ha merecido el menor comentario crítico en los grandes medios de comunicación. Confrontación pura y dura. Se da por sentada una dinámica de bloques, un choque de civilizaciones, así, con la mayor crudeza.
No por casualidad, se ha escogido un lema más bien aterrador en las actuales circunstancias: “NATO [OTAN] in an Era of Great Power Competition”. ¿Se puede ser más claro? De esto se trata, del Poder, del Gran Poder, de la competición por el poder mundial. Y bien sorprendente sería que en Moscú y Pekín no se entendiese ese lenguaje, de sobra conocido. Me parece muy triste que Occidente solo ofrezca más de lo mismo (con una actitud que ya le costó a la Humanidad dos guerras mundiales).
Si Paul Nitze y Georges Kennan tuvieron claro que sería de locos acorralar a Rusia, Henry Kissinger, que participa de esa opinión y que algo entiende del gran poder, ha dejado bien sentado que no se debe hacer nada que provoque la unión de Rusia y China. A los dirigentes de la OTAN y sus asociados políticos, al parecer influidos por el chulesco pensamiento neocon, esos consejos les traen sin cuidado. Quieren imponerse y punto, al precio que sea. De modo que sería ingenuo pensar en un retorno a la Guerra Fría. Esto es mucho peor, más peligroso.
¿No es sorprendente que Europa obedezca las órdenes de una potencia hegemónica sumida en una crisis sin precedentes? ¿Tan rápido se han dado por archivadas las mentiras, barbaridades y chapuzas en que ha incurrido dicha potencia a la vista de todos, en Afganistán, Irak, Libia y Siria?