Tras la palmadita en el hombro, nuevas exigencias de los chantajistas de
Bruselas, como viene siendo norma. ¡Hacen falta más recortes! Sucede esto cuando el gobierno ha resuelto meter 30.000 millones de euros de las arcas públicas en el agujero negro de la banca insana, de cuya robustez oímos presumir no hace mucho tiempo.
Leo una carta al director publicada por Pablo Fernández Lorenzo en El
País, con un una frase digna de ser enmarcada: “Dime dónde recortas y te diré a
quién sirves.” Fernández Lorenzo pone el dedo en la llaga al recordarnos que
los recortes se han cebado en la parte más débil, de forma descarada, sin que
se haya detectado la menor intención de repartir el dolor.
Ya está totalmente claro que los que recortan
no nos sirven a nosotros. Para
ellos, mucho más importante que mejorar nuestra situación, es aprovechar la
crisis para dejarnos en los huesos, con el espinazo doblado. Estamos ante una
obra maestra de ingeniería social encaminada a devolvernos a la ley de la
jungla, ejecutada a mayor gloria de una minoría, que puede contar con una soberbia asistencia en caso de tener algún problemilla.
Quiere
esto decir que la legitimidad democrática está siendo dilapidada a la vista de
todos, que está siendo usada contra nosotros. Es irónico, porque hasta un
dictador se lo pensaría dos veces antes de proceder de forma tan bárbara y
descarada contra el bien común.
Los de Bruselas y sus asociados locales, quislings y colaboracionistas entusiastas
de la peor especie, necesitan
recibir por la vista y por el oído la enorme indignación que su comportamiento
nos produce.
De
ahí la importancia de la manifestación del próximo sábado. Me complace que sea mundial y ahí estaré. Con la humanidad. Contra la Bestia.