Un
así llamado “grupo de expertos” acaba de ofrecer la esperada cobertura
tecnocrática al próximo hachazo a las pensiones que prepara el gobierno. Ni siquiera ha faltado la firma de un
sindicalista orgánico. El nuevo atropello, francamente letal, será perpetrado
en aras de la “sostenibilidad” del sistema de pensiones, como si no hubiera
otras maneras de sostenerlo, como si lo primero de todo no fuese sostener la
sociedad de la que forma parte.
Como he
dicho reiteradamente en este mismo blog, al socaire de la crisis asistimos a
una jugada de largo alcance encaminada a devolvernos al siglo XIX. Sirva de
prueba irrefutable el hachazo que se prepara, largamente anunciado por los
voceros del sistema, desde hace tiempo empeñados en que nos saquemos todos un
plan privado de pensiones, como si tal cosa estuviera al alcance de cualquiera y como si los bancos mereciesen más confianza que el antiguo Estado.
Como
el comité que gestiona los intereses oligárquicos no cuenta con un Pinochet, cuyo sistema de pensiones es una referencia obligada para los adoradores de Friedman, se operará por etapas,
de menos a más, como si las sucias intenciones se pudieran disimular.
No serán los pensionistas y los trabajadores españoles los primeros en verse atropellados, de la misma manera, con la misma sarta de pretextos.
No serán los pensionistas y los trabajadores españoles los primeros en verse atropellados, de la misma manera, con la misma sarta de pretextos.
Después de haber vendido
amistosamente las empresas públicas, después de haber transferido los dineros del
contribuyente hacia arriba siguiendo consignas misteriosas, después de haberse
metido en créditos asombrosos a costa de la pobre gente que paga impuestos, ya con el hábito de manejar con soltura los dineros públicos y después de haber
modificado la Constitución –si hay algo en caja, será para pagar a los
tiburones y no para alimentar a los españoles necesitados–, la oligarquía y sus agentes se aprestan a dar un
paso más, ya de camino a lo
irremediable. Y es que ello forma parte del abecé del capitalismo salvaje. Lo
único sorprendente es que el partido gobernante y su sedicente opositor actúen
como quien está seguro de que se va ir de rositas.
Me da arcadas cuando oigo decir que, “como
vivimos más, hay que trabajar más años”, donde esos “más años” no serán como
los de antes, ni por lo que respecta al sujeto que envejece, se enferma o se accidenta, ni a su entorno. Y
me da arcadas porque si vivimos más se lo debemos al Estado de Servicios y a la legislación social aprobada en
los viejos tiempos, se lo debemos, mire usted por dónde, precisamente a lo que esta oligarquía vendepatrias desea destruir.
Si se
estrangula a los jóvenes, si se tiene en vilo a las personas de más edad, si se
deja al trabajador al albur del empresario, si se tolera la esclavitud, si se
mete miedo a la gente, si se pone a los ancianos a pan y agua, si se obliga a
miles de personas a revolver en los cubos de la basura, si se desprecia al
débil y al enfermo, la “esperanza de vida” caerá en picado, hasta los niveles del siglo XIX, prácticamente de la noche a la
mañana. Los "expertos"orgánicos son lo que son. La complicidad con los que pagan explica sobradamente su traición al bien común.