martes, 1 de junio de 2010

BARBARIE EN ALTA MAR

   El ataque de Israel contra la llamada Flotilla de la Libertad nos pone, con la mayor crudeza, ante barbarie contemporánea. Se pide una investigación, pero con eso no nos basta, no nos puede bastar, porque ya sabemos adónde van a parar las "investigaciones" de ese tipo: a la papelera de la historia.
   Un representante israelí ha justificado la criminal acción de su gobierno con un razonamiento de lo más sencillo: si éste hubiera dejado pasar a la Flotilla, tras ella vendrían  otras… lo que constituye una declaración de impotencia.
  Constato que, con tal de lograr sus fines, el gobierno israelí no ha dudado en retratarse para la posteridad con un rostro francamente inhumano. Quizá estemos ante una repetición, quizá ante una novedad, quizá ante las dos cosas. Ahora bien, el poder armado tiene un límite, como decía  el viejo Gandhi y como nos acaba de ser recordado. El uso de  armas contra gentes desarmadas provistas de una intención moral se vuelve indefectiblemente contra el que abusa de su poder.

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