Tras la presentación de los presupuestos generales de la vergüenza en
vísperas de la Semana Santa, y antes de que esta termine, el ministro De
Guindos, el tecnócrata, ex Lehman Brothers, se sincera a un periódico alemán, una técnica muy socorrida:
habrá mas recortes, ahora en educación y sanidad, dos ámbitos ya castigados.
La
mecánica es siempre la misma. Tras el hachazo y las felicitaciones de Bruselas,
vienen las nuevas presiones. Los mercados y la bolsa han demostrado
que los sacrificios previstos, terroríficos para la gente, no garantizan nada, de modo que habrá que hacer más sacrificios. ¿Y cuál es el tope? Amigos: no hay tope. Ahora mismo, tras ceder lo que no se
puede ceder, Grecia no está mejor sino peor, y se le van a pedir nuevos
sacrificios.
La
lógica de los chantajes carece de tope, o mejor dicho tiene por tope el colapso
del chantajeado. Europa no tiene un programa serio para sí misma, si
descontamos el de desplumar a los endeudados, ya metidos en una espiral
autodestructiva, espiral de la que los muy ricos y las grandes corporaciones
están a salvo por principio, como acaba de demostrarse de manera brutal y chulesca.
¿Y
cómo continuar? ¿Echándole la culpa al PSOE? ¿Metiéndole más miedo a la gente?
¿Haciendo uso de policías y de jueces? ¿Convirtiendo a los que protestan en
terroristas? ¿Haciendo promesas de imposible cumplimiento?
Es
inevitable que uno se pregunte dónde están los parlamentos, el nuestro y el
europeo… Se supone que, al menos,
deberían estar haciendo algo para moderar a los chantajistas. Es lo menos que
se les puede pedir. ¡Que hagan honor a su función! ¡Que digan algo! ¡Que protesten! ¡Que debatan alguna
alternativa creíble! ¿O debemos
imaginarlos compinchados con los vendepatrias de turno, con los nuevos
quislings?
Penella, que quiere que le diga, yo ya casi prefiero que nos salgamos del euro y volver a la España de los años 70. Casi recuerdo con nostalgia aquella epoca y le aseguro que me sabia mejor el agua que bebía entonces del botijo que la que me dan ahora de la potabilizadora de Madrid gestionada por la empresa de construccion de las Koplowick.
ResponderEliminar