Ya no es posible fiarse de lo que nos dicen las autoridades, y esto es
tremendo, tremendo. La era de la información es la era de la manipulación. Lo que acaba de destaparse en Grecia es una prueba
especialmente grave.
Resulta
que las altas autoridades presionaron fuertemente al organismo griego encargado
de precisar el déficit. Éste rondaba el 12 por ciento, y eso no era suficiente. El chantaje surtió efecto y quedó fijado en un satisfactorio 15,4 por
cierto. Para imponer al pueblo las medidas de ajuste hacía falta un buen
pretexto, y así se obtuvo, falseando los datos. ¿Hay o no hay motivos para la indignación?
Se exige
la creación de una Comisión de Auditoría de la Deuda Pública Griega y el
control social sobre la misma, ya con la sospecha de que, en parte, se trata de
una deuda odiosa… Se exige, en
efecto, que se abran los libros de la deuda y de las finanzas, ante el descubrimiento de que “el gobierno,
el FMI y la UE son peligrosos y están desprovistos de toda legitimidad”.