He tenido ocasión de presenciar el encontronazo de Guerra
y Monedero en el programa de Jesús Cintora. Y no me ha parecido una pequeña
anécdota pintoresca sino algo que merece ser analizado con detenimiento. Se me
antoja que hay un antes y un después, por la relevancia de ambos.
Como hemos de suponer que el señor Guerra representa al ala izquierdista
del PSOE, ha quedado claro, con brutalidad incluso, que no hay convergencia
posible entre este y Podemos, ningún puente, ni siquiera hipotético, entre las
dos formaciones, la vieja y la nueva, entendida esta según el veterano político
como “cosa de locos”, justo lo que
no es. Para cosa de locos, lo de Venizelos, lo de Hollande.
Como el señor Guerra es un hombre de lecturas elevadas, como no está en
primera fila, como es de suponer que ha tenido tiempo de meditar serenamente
sobre los errores cometidos por el PSOE en su gestión del proyecto de
izquierdas, me defraudó completamente. La manera en que hurtó el cuerpo al
funesto artículo 135 de la Constitución me dejó pasmado. ¿Y qué pensar de sus
modales? Mucho le agradecí al señor Monedero su exquisito dominio de las buenas
maneras, el justo sentido de las palabras, lo que me ha dado mucho que pensar y
alguna esperanza. Si con la cantidad de burradas que tiene que oír, por no
hablar de las interpretaciones torticeras de lo que dice, no se ha avinagrado
ya, buena señal, porque aquí mucha gente pide un cambio real y claridad, pero
no concesiones a lo que se entiende por un mal rollo.
¿Es
que Guerra no da más de sí? Bueno,
tenemos el texto que publicó en la revista Tiempo, motivo de la entrevista que degeneró
en encontronazo. Allí, sin incidir en la responsabilidad de los socialistas
europeos, sin una autocrítica seria, previene contra el resurgir del
totalitarismo, en versión neofascista o neocomunista. Y todo termina en un
llamamiento a los partidos
conservadores y socialdemócratas, para que rectifiquen, no sea que la
desesperación provoque un retorno a los
regímenes autoritarios del pasado.
No
está mal ese artículo como esbozo
de lo que ha sucedido y de lo que puede suceder, pero es evidente que la historia se le ha echado encima.
Dichos partidos conservadores y socialdemócratas se comportan desde hace mucho
tiempo como perfectos insensatos, dilapidando su crédito y la legitimidad del
sistema. Y ya sabemos lo que hacen con este tipo de llamamientos a la cordura
(llamamientos que yo mismo he hecho en este blog, con la correspondiente
ingenuidad). Guerra nos da a entender que solo estos partidos están capacitados
para hacer algo positivo, lo que es pedir peras al olmo y, de paso, cerrar la
puerta a posibles competidores.
A su parecer tanto Syriza como
Podemos son fenómenos de intención totalitaria, monstruos en potencia. De los diversos interrogantes que se me plantean, hay uno especialmente enjundioso: ¿Da por
supuesto el señor Guerra que es inconcebible una versión no totalitaria del
comunismo, ni tampoco del socialismo propiamente dicho? Me temo que sí, aunque
me cueste creer que haya llegado a semejante extremo de dejadez intelectual.
Por lo visto, tendremos que conformarnos con nuestro socialismo acomodaticio,
pues fuera de él no existe ningún socialismo democrático. ¡Acabáramos!
En este contexto, se entiende que el señor Monedero pudiese dejar a
Guerra fuera de juego con la declaración de que Podemos aspira, entre otras cosas,a dejar atrás las coordenadas del
izquierdismo totalitario. Guerra no quiso recoger el guante.
Parece una broma del destino que Alfonso Guerra solo sepa oponer a
Podemos el mismo grito que se usó para cerrarle el paso a él (“¡que viene el
coco!”). Y conste que es el mismo hombre que dándoselas de revolucionario dejó
en la cuneta al pobre Llopis. ¡Vueltas que da la vida! Es muy mala señal cuando
las personas en edad madura no entienden en absoluto a las más jóvenes por no
querer recordarse a sí mismas.
No habiendo puentes ni comunicación
posible entre Podemos y el PSOE, estando este decidido entenderse y enterrarse con la
derecha en aras del mantenimiento de lo insostenible, como ha venido haciendo
hasta la fecha en asuntos capitales, nos esperan tiempos muy difíciles. Aquí el
problema no es Podemos, sino el monopolio del espacio político que el tándem PSOE/PP
desea perpetuar a toda costa. Cuanto más se afirme dicho
monopolio a ojos de la gente afín a la sensibilidad de Podemos, cuanto peores sean
los modales de los socialistas y los populares, cuanto más se unan para hacer frente a la novedad, más clara
será la tendencia a crear un monopolio alternativo, no por exigencias teóricas
sino por mera cuestión de
supervivencia. Esto sí lo sabe el señor Guerra, pero su sapiencia no nos va a
servir de mucho a la hora de la verdad.