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sábado, 6 de junio de 2015

EL TiSA, EL TTIP, GRECIA Y NOSOTROS

   Los dos tratados secretos, urdidos a espaldas de la ciudadanía, nos sitúan ante la dolorosa evidencia de que el neoliberalismo se dispone a rematar una jugada criminal iniciada hace muchos años, largamente ensayada desde los tiempos de Suharto. La agenda oculta del establishment local y mundial ha quedado al descubierto, a su pesar, como indeseable filtración. Claro que hará un gran esfuerzo propagandístico para hacer creer a las buenas gentes que el TTIP es la salvación, él único camino para relanzar la economía, pero a sabiendas de que salvo por los tontos no será creído. Ni él se fía de la operación, de ahí el misterio y el tratado de doble fondo.  
    Las cartas están echadas. El citado establishment no recula ni reculará ante el sufrimiento de los pueblos y no tiene el menor propósito de enmienda. Como no será que en el TiSA establece que de ningún modo se aceptarán regulaciones encaminadas a impedir la repetición de la locura que nos metió en la crisis.
    Quienes creyeron que los amos del cotarro aprendieron algo de las trapacerías de Lehman Brothers y similares, quienes se desgañitan pidiendo cordura y que se pongan límites al capitalismo salvaje, que se ponga fin al austericidio, llegan a producirme conmiseración, precisamente porque los comprendo. Pero si creen de verdad, por acertados cálculos, sentido de futuro y una comprensión profunda de los fenómenos políticos y sociales, si creen de verdad que lo que pasa es fruto de la cerrilidad, se equivocan. Los hechos acreditan otra cosa bien distinta.
    Tras la aparente cerrilidad opera una maldad sin límites, la lógica del poder económico en estado puro. Ernst Nolte vio venir algo así tras la caída de la Unión Soviética, seguro de que tan formidable evento alteraría profundamente la esencia del capitalismo hasta entonces vigente. Y ahora estamos viendo y sufriendo lo que él vio venir de puro resabiado.
    La crisis que actualmente padecemos no es una simple crisis al viejo modo. Porque, haya sido provocada a conciencia o sin ninguna conciencia, el hecho es que está siendo astutamente aprovechada para abatir todos los obstáculos que se alzaban en el camino de los pactos que hoy conocemos bajo el nombre de TiSA y TTIP. Todos los pasos que se han dado bajo el nombre antaño progresista de “reformas” han ido en la dirección de estos acuerdos. Noticias aparentemente inexplicables, como la negativa de Bruselas a reconocer que el glifosato de Monsanto es altamente cancerígeno, contradiciendo descaradamente el dictamen de la OMS, se entienden a la luz de esos acuerdos secretos.
    Lo mismo se puede decir de los pasos “reformistas” dados en nuestro país, desde el puntapié en la cara de los dependientes, el recorte de las pensiones, la reforma laboral o las privatizaciones. Nada de esto ha sido hecho solo para ahorrar y  robustecer la economía.  De lo que se trata es de cambiar el modelo de sociedad, paso a paso, para irlo ajustando a las estipulaciones del TiSA y del TTIP. Estamos ante una obra de ingeniería social, nada menos, tan maquiavélica como hobbesiana.
    Mientras escribo estas líneas no sé cual será el desenlace de las negociaciones con Grecia. Pero acabo de enterarme de lo que se exige a los griegos, ya pasados por la picadora neoliberal antes de la llegada de Syriza al poder. Veamos:  para seguir en el sistema,  se les exige que eliminen la subvención a los pensionistas de bajos ingresos, un recorte general de pensiones, una subida general del IVA, hasta el 23 por ciento, esto para productos como los medicamentos y la electricidad. También se les exige que privaticen el operador de la red eléctrica, todavía en manos públicas, que privaticen los puertos del Pireo y Tesalónica, el operador de telecomunicaciones, la empresa de petróleo… Justo lo que les interesa a los genios rapaces del TiSA y del TTIP. El chantaje no puede ser más brutal.
    Con la particularidad de que si los griegos ceden no sacarán nada en limpio, aparte de un crudelísimo aumento de la pobreza, pues aquí solo se trata de que el  país pague a sus acreedores, haciéndoles graciosa entrega de sí mismo. Lo que está previsto que hagamos nosotros, los españoles, en su debido momento, según establece el maldito artículo 135 de la Constitución. Si a los chantajistas no les importa un bledo el pueblo griego, menos les importa que se vaya al carajo Syriza y el entero sistema político del infortunado país. Tomemos nota.
    Viendo lo sucedido en Grecia podemos visualizar el feo panorama. Los dos buenos alumnos de los amos del cotarro, señores Samaras y Venizelos, ni llegando a un antipatriótico entendimiento, lograron mantenerse en pie. No hay más clara advertencia a los partidarios españoles de un gobierno de coalición PP/PSOE. Y claro que Syriza, atada al potro de tortura de la horda neoliberal, no puede ni moverse, lo que representa una advertencia a las fuerzas alternativas.
    Dicha horda no está dispuesta a negociar. Solo le interesa su agenda oculta y dispuesta está a devolvernos a patadas al estrato más inhabitable del Tercer Mundo. A juzgar por que se sabe del TiSA y del TTIP, falta un buen trecho para que nuestro país se ajuste exactamente a lo que se espera de él. Lo que quiere decir que habrá más recortes y ajustes. Estamos tratando con chantajistas.
    Por eso me resulta tan patética la actitud del gobierno tanto de puertas para adentro como de puertas afuera, en Europa. Cree que si cede, será salvo, bendito por los poderes, sin imaginar siguiera que al ceder no solo cava su tumba, sino la del país también. Lo peor que se puede hacer ante un chantajista es ceder a sus demandas. Pues no está en su naturaleza darse por satisfecho jamás.
    Ahora le oigo decir  a este gobierno que es espantoso que el PSOE se “radicalice”… Rajoy ha dicho y repetido que no está dispuesto a modificar un ápice su política económica.  Ya cruzó su particular Rubicón. Por eso sólo parece dispuesto a ofrecer algún cambio de peones. De Guindos, por ejemplo, es un buen candidato para presidir el Eurogrupo… El ex Lehman Brothers puede apuntar tan alto como quiera, faltaría más y cualquiera puede verlo como trujamán especialmente capacitado para implementar tanto el  TiSA  como  el TTIP.  Sería un gran avance recibir las Instrucciones redactadas en castellano...
    Y nótese que Rajoy le aconseja a Pedro Sánchez que “se vaya adaptando a las decisiones que corren por Europa”.  Es una manera de decirle en plan críptico que se atenga al guión del TiSA  y del TTIP y que le  ayude imponerlo. No quiere verse solo en el papel de verdugo y vendepatria, en ese papel de miserable quisling posmoderno que ya abrazó a puerta cerrada. Como en este país ya se sufre hambre, como los amos del cotarro que le han adjudicado ese papel tienen la catadura moral de un virus, las consecuencias son previsibles.

miércoles, 28 de enero de 2015

LA VICTORIA DE SYRIZA

    Alexis Tsipras ya es jefe de gobierno. ¡Menudo vuelco ha dado el panorama político griego en un abrir y cerrar de ojos! Se veía venir, claro, pero tanto miedo al cambio fue inyectado en los espíritus que entraban dudas de última hora. El miedo fue menor que el ansia de mandar al diablo a los responsables de la indefensión del pueblo griego. Llegados a cierto punto, se demuestra, la gente teme más lo conocido que lo nuevo y se acaban las bromas.
     Lo peor que le podría ocurrir a Grecia y a Europa es que Tsipras nos saliese rana, que pasase a la historia como un Obama, como un Venizelos, como  un Hollande, como un pequeño Rubalcaba. ¡Sabe Dios lo hartos que estamos de este tipo de fuleros! Tan bajo han puesto el listón que Tsipras, a poco que consiga poner coto a la barbarie neoliberal, a poco que consiga aliviar el sufrimiento de su pueblo, se ganará un lugar muy honorable en la historia de su país y en la de Europa.
    Que le Bestia neoliberal no le va a dar facilidades, esto ya lo sabemos. Si algo teme dicha Bestia son los contagios, y ahora andará debatiéndose entre castigar a los griegos, para que no cunda el ejemplo, o segarle la hierba bajo los pies a Tsipras de forma encubierta. Pero, claro, todo tiene un límite: recurrir a medidas excepcionales tendría por resultado destruir el sistema democrático griego y, de paso, el de Europa en su totalidad. Algo que, supongo, los peones de la Bestia se cuidarán de hacer, pues no se pasa impunemente de una democracia a una dictadura con todas sus letras, un callejón sin salida, una insostenible monstruosidad.
   Atento a la correlación de fuerzas, supongo que Tsipras hará de tripas corazón y se decantará por un comportamiento pragmático o posibilista. Sus enemigos exteriores e interiores verían con gusto que se metiese en juegos de todo o nada, que diese muestras de ser radical e intratable. No creo que caiga en ese error de principiante, aunque se lo demanden sus seguidores más impacientes.
    La mayor parte de sus votantes sabe, estoy seguro, que la tarea que tiene ante sí es inmensa, y le agradecerán que se mueva en las coordenadas de lo real-posible, acrecentando con ello la confianza en él depositada. A fin de cuentas, el pragmatismo y el posibilismo son de agradecer en un gobernante decidido a servir a su pueblo con las armas de la razón y de la justicia.
    Lo que no se perdona es el pragmatismo y el posibilismo como táctica al servicio de una minoría, como las presentes elecciones han venido a demostrar en el pellejo de los señores Samaras, Venizelos y Papandreu. Como táctica al servicio del bien común, como táctica al servicio del designio de someter la economía a los intereses comunes, el posibilismo y el pragmatismo tienen connotaciones positivas que la gente sabrá apreciar y comprender. Bien entendido que, a estas alturas, contando con el sufrimiento  y la amargura reinantes, la situación no está para paños calientes. Hay chantajes a los que Tsipras no puede ceder, so pena de perder lo ganado. Por el bien de Grecia y de Europa tendrá que dar más de un puñetazo sobre la mesa. Si se pasa de rosca como posibilista y pragmático, si hace el Hollande o el Venizelos, agotará la fe en las opciones sensatas, y la gente volverá los ojos a las insensatas, como siempre ha sucedido. Los señores de Bruselas y sus asociados bancarios harán bien en tenerlo en cuenta. ¡Más les vale no estrangular a Syriza!
    Tsipras cuenta con una ventaja no pequeña sobre sus oponentes: puede decir la verdad, puede explicarse. Ellos no, porque desde hace tiempo se entregaron a la mentira, por comodidad, por seguirle la corriente a los expertos en mercadotecnia, para mejor dejarse mimar por los hombres del dinero y, encima, por traerse entre manos un abyecto, asocial y psicopático proyecto de dominación del que nadie osaría hablar en público. Sobre la base de la verdad, Tsipras hasta podría pedir a sus compatriotas algún esfuerzo puntual, algo que por descontado que no se puede pedir a base de engaños, por estar todos escarmentados. 

miércoles, 3 de septiembre de 2014

ALFONSO GUERRA VS. JUAN CARLOS MONEDERO

      He tenido ocasión  de presenciar el encontronazo de Guerra y Monedero en el programa de Jesús Cintora. Y no me ha parecido una pequeña anécdota pintoresca sino algo que merece ser analizado con detenimiento. Se me antoja que hay un antes y un después, por la relevancia de ambos.
     Como hemos de suponer que el señor Guerra representa al ala izquierdista del PSOE, ha quedado claro, con brutalidad incluso, que no hay convergencia posible entre este y Podemos, ningún puente, ni siquiera hipotético, entre las dos formaciones, la vieja y la nueva, entendida esta según el veterano político como “cosa de locos”,  justo lo que no es. Para cosa de locos, lo de Venizelos, lo de Hollande.
    Como el señor Guerra es un hombre de lecturas elevadas, como no está en primera fila, como es de suponer que ha tenido tiempo de meditar serenamente sobre los errores cometidos por el PSOE en su gestión del proyecto de izquierdas, me defraudó completamente. La manera en que hurtó el cuerpo al funesto artículo 135 de la Constitución me dejó pasmado. ¿Y qué pensar de sus modales? Mucho le agradecí al señor Monedero su exquisito dominio de las buenas maneras, el justo sentido de las palabras, lo que me ha dado mucho que pensar y alguna esperanza. Si con la cantidad de burradas que tiene que oír, por no hablar de las interpretaciones torticeras de lo que dice, no se ha avinagrado ya, buena señal, porque aquí mucha gente pide un cambio real y claridad, pero no concesiones a lo que se entiende por un  mal rollo.
    ¿Es que Guerra  no da más de sí? Bueno, tenemos el texto que publicó en la revista Tiempo, motivo de la entrevista que degeneró en encontronazo. Allí, sin incidir en la responsabilidad de los socialistas europeos, sin una autocrítica seria, previene contra el resurgir del totalitarismo, en versión neofascista o neocomunista. Y todo termina en un llamamiento a  los partidos conservadores y socialdemócratas, para que rectifiquen, no sea que la desesperación provoque un retorno a los  regímenes autoritarios del pasado.
    No está  mal ese artículo como esbozo de lo que ha sucedido y de lo que puede suceder, pero es evidente que la historia se le ha echado encima. Dichos partidos conservadores y socialdemócratas se comportan desde hace mucho tiempo como perfectos insensatos, dilapidando su crédito y la legitimidad del sistema. Y ya sabemos lo que hacen con este tipo de llamamientos a la cordura (llamamientos que yo mismo he hecho en este blog, con la correspondiente ingenuidad). Guerra nos da a entender que solo estos partidos están capacitados para hacer algo positivo, lo que es pedir peras al olmo y, de paso, cerrar la puerta a posibles competidores.
      A su parecer tanto Syriza como Podemos son fenómenos de intención totalitaria, monstruos en potencia. De los diversos interrogantes que se me plantean, hay uno especialmente enjundioso: ¿Da por supuesto el señor Guerra que es inconcebible una versión no totalitaria del comunismo, ni tampoco del socialismo propiamente dicho? Me temo que sí, aunque me cueste creer que haya llegado a semejante extremo de dejadez intelectual. Por lo visto, tendremos que conformarnos con nuestro socialismo acomodaticio, pues fuera de él no existe ningún socialismo democrático. ¡Acabáramos! 
     En este contexto, se entiende que el señor Monedero pudiese dejar a Guerra fuera de juego con la declaración de que  Podemos aspira, entre otras cosas,a dejar atrás las coordenadas del izquierdismo totalitario. Guerra no quiso recoger el guante.
    Parece una broma del destino que Alfonso Guerra solo sepa oponer a Podemos el mismo grito que se usó para cerrarle el paso a él (“¡que viene el coco!”). Y conste que es el mismo hombre que dándoselas de revolucionario dejó en la cuneta al pobre Llopis. ¡Vueltas que da la vida! Es muy mala señal cuando las personas en edad madura no entienden en absoluto a las más jóvenes por no querer recordarse a sí mismas.
     No habiendo puentes ni comunicación posible entre Podemos y el PSOE, estando este decidido entenderse y enterrarse con la derecha en aras del mantenimiento de lo insostenible, como ha venido haciendo hasta la fecha en asuntos capitales, nos esperan tiempos muy difíciles. Aquí el problema no es Podemos, sino el monopolio del espacio político que el tándem PSOE/PP desea perpetuar a toda costa. Cuanto más se afirme dicho monopolio a ojos de la gente afín a la sensibilidad de Podemos, cuanto peores sean los modales de los socialistas y los populares,  cuanto más se unan para hacer frente a la novedad, más clara será la tendencia a crear un monopolio alternativo, no por exigencias teóricas sino por mera  cuestión de supervivencia. Esto sí lo sabe el señor Guerra, pero su sapiencia no nos va a servir de mucho a la hora de la verdad.