El establishment vocea cualquier vínculo de Podemos con el chavismo, a
ver si así consigue pararle los pies. Salta a la primera página que Íñigo
Errejón le cayó en gracia a una hija de Hugo Chávez… ¡Pues sí que han llegado
lejos el entendimiento y la complicidad!
Ya hemos visto lo sucedido con las
cuentas de Juan Carlos Monedero, entendidas como una revelación trascendental,
como prueba de un delito de financiación subterránea de Podemos. ¿No debería ese hombre ser pobre como una rata?
¡Aquí hay algo sospechosísimo!
La noticia de ayer: se le pidió a Pablo Iglesias que condenase la
detención del alcalde de Caracas y él se fue por la tangente. Manifestó que le
desagrada que un alcalde se encuentra entre rejas. O sea, no la condenó… (¿Y
cómo la iba a condenar porque sí, solo para darle el gusto a la caverna? ¿Y si
el conocido antichavista estaba involucrado en una intentona golpista como
asegura el gobierno venezolano?).
La noticia de hoy es que los europarlamentarios de Podemos rechazaron
las sanciones que el Partido Popular Europeo, portavoz del establishment
mundial, pretende imponer a Venezuela por una supuesta vulneración de los
derechos humanos. O sea, Pablo Iglesias y los suyos defendieron a Maduro, se retrataron, mostraron sus
cartas, quedando probado lo que se pretendía demostrar, a saber, que son unos
bichos, que los derechos humanos les importan un bledo, que no son demócratas… Acosado
por los medios, Pablo Iglesias añadió que no conoce personalmente a Maduro y
que está a favor del diálogo y no de las sanciones.
La derecha vernácula aprovecha la
crisis venezolana para meter miedo a los españoles. Caiga sobre Podemos toda la
basura lanzada sobre Chávez y sobre Maduro, ahora elevado a la categoría de "peligro para la seguridad de los Estados Unidos", categoría reservada a personajes
como Manuel Noriega, Sadam Hussein o Muhamar Gadaffi, de lo que nada bueno cabe
esperar, pues el paso siguiente suele ser una acción “humanitaria”, en “defensa
de la libertad”, de terribles consecuencias para el pueblo.
Podemos se nos pone de perfil,
lanza balones fuera y trata de que esa basura no le sepulte. No le conviene que
esa identificación con el chavismo, hoy en crisis, se consolide en el
imaginario colectivo. Como no le conviene tampoco presentarse como un enemigo
declarado del establishment, un enemigo a la Chávez. De ahí que se
abstenga de defender al chavismo con la rotundidad que cabría esperar, aun al
precio de quedar indefenso ante los ataques que recibe, e incluso al de dar la
impresión de doblez que encanta a sus enemigos e irrita, a no dudar, a una parte de sus simpatizantes.
Como yo
no pertenezco a Podemos (ni a ningún otro partido), como estoy a solas con mi
ordenador y mi perro, me voy a tomar la licencia de decir algunas cositas. Dada
la situación mundial, en la que se está
a favor de la barbarie neoliberal o contra ella, no hay nada indecoroso en
haber tenido o tener buenas relaciones precisamente con el chavismo (como
tampoco tenerlas con Rafael Correa, con Evo Morales o con José Mújica, por
ejemplo).
¿Acaso era Venezuela un país idílico antes de la democrática llegada de
Hugo Chávez a la presidencia? ¿Acaso el país era un modelo a seguir en tiempos de Carlos
Andrés Pérez y Rafael Caldera, devenidos ambos en peones del Consenso de
Washington, decididos a hacer lo mismo que ahora se está haciendo en España
(desplumar al pueblo)?
¿Acaso
es decente ignorar los indiscutibles logros sociales del chavismo, todos
indigestos desde el punto de vista de la oligarquía local y transnacional? ¿Se
puede ignorar que ésta ha estado maniobrando contra el chavismo desde el primer
día? ¿Se puede olvidar que en estos momentos el presidente Maduro está siendo
objeto de una feroz campaña de acoso, en la que sus enemigos parecen dispuestos
a ir a por todas?
Eso de echar abajo el precio del petróleo y dejar las tiendas desabastecidas
no dice gran cosa sobre su capacidad de gobierno de Maduro y mucho, en cambio, sobre
el poder de sus enemigos (lo mismo
se hizo contra Salvador Allende en Chile, donde se echó por tierra el precio
del cobre nacionalizado…). Para la derecha mundial es de vital importancia que el
chavismo y otros proyectos similares descarrilen y muerdan el polvo. Se trata de demostrar, por
las malas, que “no hay alternativas”. Esto lo sabemos todos, como deberíamos
saber que, en caso de que Podemos llegue al poder no lo tendría nada fácil para desmentir este absurdo criminal
que se sacó de la manga la señora Thatcher. El establishment se defenderá con
uñas y dientes.
En
rigor, lo verdaderamente escalofriante, lo que habría sido devastador para la
esperanza que representa Podemos en España habría sido descubrir un entendimiento entre sus principales
dirigentes y los hermanos Koch… un
entendimiento con los magos de la banca en la sombra, una repentina admiración
por Peña Nieto, un trato preferente del señor Juncker, un favorcito del rey de
Arabia Saudita…
A
juzgar por los compadres, capataces y empleadores de los enemigos de Podemos, ni siquiera soy
capaz de sobresaltarme con la noticia de que no sé que programa televisivo de
Pablo Iglesias ha contado o cuenta con patrocinio iraní. Esto es lo que han
conseguido sus enemigos al presentarse como unos santitos, como altísimos
modelos de solvencia democrática y moral. Resulta cargante que se escandalicen
como hienas ante tales o cuales relaciones de Podemos, como si ellos tuvieran
las manos limpias. Y ya es el colmo que se movilicen masivamente en defensa del
alcalde de Caracas, porque son los mismos que tienen por norma no decir nada
sobre Guantánamo y silenciar todas y cada una de las barbaridades de los
“buenos” de esta historia para no dormir.