Mostrando entradas con la etiqueta economia y sociedad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta economia y sociedad. Mostrar todas las entradas

viernes, 2 de mayo de 2014

SINVERGÜENZAS, S. A.

     Thomas Piketti ha saltado a la fama con su libro El capital del siglo XXI, en el que queda bien claro que los Estados Unidos ya han regresado al siglo XIX a juzgar por el grado inconcebible y creciente de desigualdad  social; el famoso 1% se queda con la parte del león, que es de lo que se trataba.
     En Europa vamos con cierto atraso, en la misma dirección, en España acelerando. Nuestros primates y oligarcas se frotan las manos, encantados, sin que nadie les estorbe su genial alineamiento con el movimiento de sus pares europeos y norteamericanos.
     Si esta revolución de los muy ricos ha sido dañina para la salud de las democracias asentadas, para la nuestra es potencialmente letal. Nótese la creciente desafección que inspiran la Monarquía y la clase política. En Estados Unidos la revolución de los muy ricos se llevó a cabo por etapas, dosificando palos y zanahorias, aquí quemando etapas y solo a palos. No es sorprendente, por lo tanto, esa desafección, ni tampoco que se oigan tantas voces que aseguran que la Transición misma fue un fraude encaminado a este odioso resultado.
    ¿Hay algún margen para la esperanza? ¡Ya lo quisiera yo! Me amarga pensar que el buen rollo, conseguido a pesar de los pesares, se vaya al diablo, me da náuseas que los esfuerzos realizados por este país para mejorar la cohesión social se vayan por el sumidero de la historia, me espanta lo que veo venir.
    ¿Cuál ha sido la respuesta del poder a las protestas ciudadanas, legítimas, sostenidas y multitudinarias? Ay, amigos, no ha habido respuesta alguna. Silencio total, porque lo que se trae entre manos no se puede decir de puro sucio que es. Eso sí, el poder se relame  de gusto a la vista de todos, terne en su irresponsabilidad, como si estuviéramos ya en el siglo XIX y fuéramos aquellos “ciudadanos de alpargatas” a los que “los amigos políticos” no respetaban en absoluto. Ya tenemos, como los españoles del XIX, nuestro “turno”,  un formalismo conducente, a corto o a medio plazo, a una catástrofe, como nuestra propia historia nos ha dejado bien claro. A lo más que llega el poder establecido es irritarnos con sus supuestos éxitos, voceados a los cuatro vientos, como eso de que la crisis ha quedado atrás, una falsedad electoralista que hará historia. La clase dominante a recaído en el egoísmo cutre y descabellado que tanto dolor le ha costado a este país. No tiene perdón, ni veo de qué manera podría ganárselo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

DESPLUMADOS



    La presente crisis está siendo utilizada con maestría por quienes se han puesto de acuerdo para cambiar nuestro modelo de sociedad y para reconducirnos a patadas al siglo XIX. No es una simple crisis económica, es algo mucho peor, es  un “trabajito” de ingeniería social encaminado a aherrojarnos al capitalismo salvaje. Por eso se actúa por etapas, mezclando las lindas palabras con los hachazos.
    El presidente Rajoy acaba de darnos las gracias por nuestros sacrificios, como si hubieran sido voluntarios, como si hubieran servido para algo, como si hubiera llegando el momento de dar las gracias tras haber llegado todos a buen puerto. Mientras se anuncian nuevos hachazos, a padecer, como viene siendo norma, por la parte más débil, parece hasta de mal gusto que nos den las gracias.
    Ya hemos llegado al punto de abaratamiento tal que diversos buitres de por aquí y de por allá se interesan por nuestros suculentos despojos, lo que pone en éxtasis al gobierno, decidido a vendernos como zanahoria lo que desde abajo tiene las trazas de un saqueo.
    Entra dentro del guión ensañarse, con aires tecnocráticos, con la población, según el mandato número uno del capitalismo salvaje (el pez grande se debe comer al más chico), mandato que han hecho suyo los peces gordos, también la ONCE, a la que yo suponía una organización benemérita, hoy dispuesta a pasaportar a la indigencia a los trabajadores del servicio de lavandería hospitalaria del que acaba de apoderarse.
   Todo esto está muy visto. Primero se traficó, en plan capitalismo de amiguetes, con las joyas de la abuela, ahora se trafica con nuestro abaratamiento. De traficar con aquellas joyas, ya dilapidadas, los genios de este negocio han pasado a traficar con los servicios públicos, un jugoso mercado cautivo para presuntos campeones de la competitividad y emprendimiento, expertos en los negocios facilones a cuenta del indefenso contribuyente. Si este pide ayuda, se le ponen toda clase de trabas, y quizá le caiga alguna migaja. Si aquellos piden ayuda, ya es otra cosa, pues el Estado, tan mínimo él, ha cambiado de manos y está a su servicio.
    Como la educación, la sanidad y las pensiones son grandes negocios potenciales para quienes no han pasado de la cultura del ladrillo, ya vemos lo que está pasando y sabemos lo que va a pasar, como lo saben los profesionales de las puertas giratorias y del régimen de sobornos establecido a nuestras espaldas.
    El gobierno cree que, aprovechando su mayoría absoluta, puede dar el golpe de gracia al modelo social preexistente, pisando el acelerador de las reformas. Como no puede decir adónde apunta todo esto –a desplumarnos en beneficio de la pella oligárquica local y transnacional–, sólo puede hacer lo que otros han hecho en estos casos: mentir, hacer gala de una sensibilidad reptiliana, entregar su conciencia a expertos como Arriola, y poner a punto, a ser posible en nombre de la libertad, un sistema represivo-disuasorio  digno de una dictadura o de un mandarinato.

viernes, 13 de julio de 2012

LOS HACHAZOS DE RAJOY

   Ha sido muy feo  que los diputados del PP aplaudieran este alevoso ataque contra la línea de flotación de millones de ciudadanos, un ataque que se suma a los ya realizados, y que preludia otros muchos. Estamos, pura y simplemente, ante una socialización de las pérdidas, una especie de mal hábito de la Bestia neoliberal.  Todo ello acompañado por una sucesión de sofismas y embustes que es de pésimo gusto aplaudir.
    Y ha sido vomitivo que la diputada del PP Andrea Fabra gritase, con entusiasmo y desprecio, “¡que se jodan!”, cuando el presidente anunció el hachazo a la asistencia a los parados (http://www.elplural.com/2012/07/12/que-se-jodan-el-grito-de-una-diputada-del-pp-cuando-rajoy-anuncio-el-recorte-del-desempleo/). E ilustrativo, porque su grito deja al descubierto una forma de ser  francamente repulsiva, ya expresada hace treinta años por el profesor Schwartz con la exclamación “¡que se mueran de una vez!”, bien que referida no sólo a los parados sino a los obreros en general. Neoliberalismo en estado puro, con el alma descubierto, más propia de un saurio que de un ser humano. La explicación del propio Rajoy sobre que los recortes servirán de incentivo para que los parados busquen trabajo es un lugar común, algo mil veces oído en los ambientes neoliberales, muy dados a repetir el mismo mensaje hasta el aburrimiento, en plan doctrinario. No es de recibo.
   ¿Acaso Rajoy ha estado muy valiente y el PP imbuido de un grave sentido de la responsabilidad? No, en absoluto, por mucho que aplaudan los señores diputados y aunque lleguen parabienes desde Bruselas.  Ensañarse con la parte más débil de la población no es de valientes ni de personas responsables. Y menos cuando se juega desvergonzadamente a favor de una oligarquía cleptocrática dispuesta a salirse con la suya, a irse de rositas, y a seguir medrando a costa del esfuerzo colectivo.
    Hasta suena como una provocación que se hable de “ahorrar” 65.000 millones de euros, cuando se trata simplemente de tapar agujeros a mayor gloria de una pirámide de Ponzi en fase de derrumbe.
    Empezaremos a hablar de valentía y de responsabilidad cuando el gobierno se enfrente a la Bestia neoliberal, cuando meta en cintura a los oligarcas de dentro y de la cara por nosotros ante los oligarcas de fuera, cuando acabe con las Sicav, cuando deje a la gente en paz y obligue a tributar seriamente a los tiburones, cuando meta las tijeras en los fondos destinados a armamentos que no necesitamos, cuando transfiera a los creyentes el sostenimiento de la Iglesia, etc.
    ¿Qué es lo que revelan estos recortes y las pseudojustificaciones y el horrible grito de la señora Fabra? La instalación entre nosotros del darwinismo social, capaz de embotar la conciencia hasta el punto de que no hay ningún problema en recortar las prestaciones a los parados y a quienes ya no pueden valerse por sí mismos... mientras se mantiene en la gloria a los muy ricos, a fuerza de increíbles "préstamos".  Se ha volatilizado el sentido de la justicia, juntamente con el sentido de la solidaridad. Ya sabemos cuál es el mandamiento único del darwinismo social. Sofismas aparte, hablando claro, dice así: “El pez grande se debe comer al mas chico”. ¡Es tan natural! Pero no deja de ser curioso que nos lo imponga un partido que se reputa cristiano, defensor de “los valores”…
    ¿Y lo de quitarle la paga de Navidad a los empleados públicos? Dicha paga la estableció el falangista José Antonio Girón, de modo que, ¿por qué seguir pagando algo tan anacrónico? Unos meses más, y el PP, en plan nada conservador, terminará de cargarse el modesto Estado social heredado del franquismo.
      Es práctica común de los neoliberales  arrojar montañas de basura sobre la función pública y faltarle al respeto al funcionario, supuesto holgazán (casi tanto como el parado) y atizar contra él los malos sentimientos de quienes viven en la mayor inseguridad. Siempre con la idea de moverle el suelo, de llevarle a una situación límite, lo que entra dentro de los preparativos tácticos para la privatización de los servicios. Ahora será despojado de su paga navideña (esto a sabiendas de que para muchas familias es imprescindible para mantenerse a flote). Lo que prepara el camino para arrebatársela al resto de los trabajadores.
    Mal asunto cuando un gobierno trata con desconsideración a sus funcionarios, sean profesores, médicos, policías, asistentes sociales  o soldados. Y malísimo cuando lo hace para mejor servir a los señores del dinero. Y en nuestro país, dadas sus particularidades, un asunto pésimo.
   Como si viviéramos en Las Vegas, al PP sigue terne en su cruzada neoliberal contra el Estado, con la vista puesta en transformarlo en un Estado mínimo o directamente hueco. No hay otro misterio. Me refiero, claro es, a un Estado incapaz de proteger a sus ciudadanos, pero sí muy capaz de exprimirlos según convenga a las oligarquías locales y de más allá. 

sábado, 7 de julio de 2012

CRISIS GALOPANTE

   Ya estamos todos advertidos de que esto va a más, imparablemente. Las señales ominosas se multiplican. Si te dicen blanco, oyes negro. Si te dicen tanto, sabes que será el triple o más. Si te dicen que han tenido un éxito, te entran sudores fríos. Y es que te sabes en manos de un equipo de chantajistas y jugadores de ventaja, un equipo en el que, entre malvados y memos, hay juego más que suficiente para amargarte la vida  de aquí a la eternidad.
    Cada vez hay más gente que no puede leer el periódico o ver el telediario sin ponerse mal, sea por un acceso de ira, un acceso de miedo o de las dos cosas a la vez. ¿Interesa hablar de lo que está pasando? En parte sí, muchísimo, y en parte nada en absoluto, porque siempre es más de lo mismo, de la misma porquería. Es importante saber, desde luego, pero también lo es dormir y comer, no vaya a ser que uno se rompa antes de tiempo.
    Si empiezo a hablar del repago sanitario, de la prima de riesgo, de la miseria que gana una enfermera portuguesa, de las genialidades del Eurogrupo, de Rajoy tomando rápidamente la iniciativa para devolver el Códice con sus propias manos, de los planes del gobierno, de las trapisondas de Rato & Cía, del Barclays y demás conspiradores, etc., provoco en mi interlocutor, sólo en apariencia distraído, una efusión airada de datos complementarios, viéndome obligado a callar. Es evidente que mi interlocutor sabe mucho más que yo, a juzgar por su irritación, se diría que de tintes revolucionarios, trátese de un joven, de una ama de casa o de un jubilado.  Hasta me he sorprendido instando a tener un poco de serenidad a quien evidentemente ya se ha percatado de que la pasividad nos  ha conducido hasta este preciso lugar.
    Otras veces me topo con una especie de caparazón.  Mi interlocutor, viéndome venir, cambia bruscamente de tema, y no sabe cuánto se lo agradezco. Hay una tercera posibilidad, y es que me dejen hablar… Esto es malo. Porque si empiezo con cierta coherencia, con citas de Marx y de Naomi Klein, acabo presentando un cuadro de incontinencia verbal, con fuga de ideas y demás signos de perturbación gravísima.
     Hoy fui al banco, y ha desaparecido. No sé a qué hora de la noche se produjo la eliminación de esta sucursal recién reformada, allí presente desde hace tantísimos años, tan dada ayer mismo a mandarme cartas estimulantes y a hacerme por teléfono unas proposiciones incomprensibles y probablemente indecentes. En lugar del cajero automático hay una plancha de color verdoso  que lo dice todo.

lunes, 28 de mayo de 2012

ECONOMÍA Y PERVERSIDAD



  La publicidad impuso la absurda creencia de que vivimos en el único orden posible, de que todo aquel que no ponga por encima el dinero es un estúpido, de que lo primero es y debe ser la economía, el saber de los únicos sabios que merecen ser oídos. La Bestia neoliberal es, por definición, una perversidad económica, cosa de economistas sin entrañas asociados a los intereses del 1%.
    Los presuntos genios de la economía,  se han pasado cuarenta años vendiendo humo (una sociedad de propietarios, capitalismo popular…) y operando seria y metódicamente a favor de ese 1%. Los resultados, a la vista. Ya estamos todos metidos en una pirámide de Ponzi planetaria. La humanidad ha sido desplumada, EEUU es la sombra de lo que era, Europa es un pecio político, España un país arruinado, endeudado hasta las cejas. El contrato social, roto. La legitimidad democrática, usada para grandes robos de guante blanco…
    Nos espera más propaganda (de los “brotes verdes”, pasamos al “crecimiento”), más reformas aprobadas en verano, anunciadas en vísperas de vacaciones, más noticias administradas con elevado sentido de la psicología de masas (se empieza diciendo que Bankia necesita 4.500 millones de euros, para llegar, a saltos, a 23.000 millones). Sí, nos espera más propaganda, parte de ella envasada como noticia. Y nos espera el cultivo de toda clase de irracionalidades, incluidas las religiosas.
   Y desgraciadamente, nos espera más violencia, de diverso tipo. Violencia sutil, con modificación de leyes, con chantajes, con multas por protestar,  con vigilancia de unos y de otros, con demonizaciones, con maniobras de distracción –guerras periféricas incluidas–, y –por último– brutalidad a gran escala aquí mismo. Lo que no quiere decir que la Bestia neoliberal se vaya a salir con la suya. Cuando se llega a este punto, comienza la cuenta atrás. Como a Hitler, a la Bestia neoliberal le llegará su hora. Y es que ahora todos sabemos a qué atenernos, hasta los crédulos y los tontainas que le rieron las gracias.

domingo, 12 de febrero de 2012

EL HACHAZO A LOS DERECHOS DEL TRABAJADOR

   De aquí en adelante el trabajador se verá completamente indefenso ante el patrón de turno, en estricta aplicación de las recetas neoliberales. Por mucho que se intente disimular, esta es la cruda realidad, en abierta contradicción con el espíritu y la letra de la Constitución que nos dimos en 1978.  Vivíamos –o creíamos vivir– y así lo enseñábamos a nuestros hijos en un “Estado social y democrático de Derecho” (Artículo 1º),  y ya no hay tal.  Esto es gravísimo, porque afecta a la legitimidad del sistema, y desde luego porque no se puede exponer  en las escuelas so pena de dar asco. Asistimos a una nueva victoria de la revolución de los muy ricos, que viene crecidísima y que, no conforme con las posiciones conquistadas, ni siquiera se toma la molestia de esconder que la escalada está lejos de haber terminado. ¡Pobre España, pobre Europa y pobre Humanidad!
    En lugar de un “Estado social”, término  entrañable para todos (también para los franquistas reciclados o no), tenemos un Estado antisocial; en lugar de un Estado democrático, tenemos un Estado controlado por unas camarillas oligárquicas integradas por personajes de peor catadura moral que los señores feudales de antaño.
     A la angustia económica, ya instalada en nuestra sociedad, se va a sumar, de aquí a nada, una atroz angustia política, con una crisis de representación que no habrá mago de la mercadotecnia capaz de disimular.  Véase lo que le ha pasado al PSOE; ahora le toca al PP, cuyos votantes tampoco son de goma.
     Y lo irónico del caso, es que no había que ser un adivino para verlo venir. La lógica subyacente se encuentra muy bien descrita en el libro de Naomi Klein, El auge del capitalismo del desastre. Es inútil que tratemos de llamarnos a engaño. Ya no somos espectadores sino víctimas. 

sábado, 14 de enero de 2012

LA CRISIS Y LA EDUCACIÓN


     Según se mire, esta crisis que no cesa es una estafa, una farsa, un crimen… o un triunfo. Asistimos, en efecto, al triunfo de la revolución de los muy ricos, iniciada arteramente a principios de los años setenta, cuando una élite canallesca decidió acabar, propaganda mediante, con el consenso que siguió a la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial.  No estamos ante un simple golpe de mano de “los mercados”. Presenciamos una operación compleja, de ingeniería social,  de largo alcance, desarrollada en varios frentes a la vez.  En el campo de la educación, por ejemplo, la jugada ha sido tan ambiciosa como destructiva. Habría que ser ciego para no ver, detrás de las rebajas y los recortes, que afectan a los profesores, a los alumnos y a los edificios, algo más que  un simple asunto de números.
    El  pavor que llegó a inspirar a la citada elite la generalización de los bienes asociados a la educación, algo que la humanidad debía al proyecto ilustrado, provocó un poderoso y metódico trabajo en sentido antiilustrado. Tan es así que los alumnos norteamericanos empiezan a revolverse contra el hecho de que se les sirva, como plato único, el neoliberalismo, lo que nos recuerda que por ese camino antiilustrado se llega a monstruosidades que dejan pequeño el caso Lishenko.
     El primer indicio de que no se iba a seguir trabajando por el bienestar de la humanidad se tuvo cuando el presidente Nixon vetó los fondos destinados al programa Head Start diseñado para elevar el nivel de los niños de los hogares pobres. El veto se vio acompañado y seguido de sesudas apelaciones a la genética, pues siempre ha sido cómodo descargar en la herencia las desigualdades sociales.
     Nadie puede llamarse a engaño a estas alturas.  Los promotores de la revolución de los muy ricos pretenden restablecer una sociedad jerárquica, para lo que es preciso dar todas las ventajas a la elite.  De ahí que se dejase morir la educación pública, de ahí que se la denigrase, de ahí que se apoyase a la enseñanza privada.
     La enseñanza superior fue apuñalada y las cátedras asaltadas por profesores afines a la causa del capitalismo salvaje.  Nunca más volverían a ser las universidades públicas una molestia para el poder establecido. Se quedaron en los huesos, obligadas a obedecer a directivos no universitarios, nada comprometidos con el saber y muy devotos de los intereses empresariales.  El Plan Bolonia procede de la misma matriz.
     Las tasas universitarias iniciaron una escalada brutal. La cuantía de las becas se redujo drásticamente. La posibilidad de que el hijo de un obrero de Detroit llegue a médico se redujo a cero en unos pocos años. Alguien tuvo la  siniestra idea, a tono con los nuevos tiempos, de que los estudiantes carentes de apoyo familiar recibieran créditos bancarios, a devolver en el futuro… De forma que nadie pensase en estudiar nada que no sea rentable, de forma de tener bien atado al sujeto.
    ¿Y qué  ha pasado? Pues que los licenciados norteamericanos han generado, involuntariamente, otra burbuja, cayendo de lleno en los horrores de la morosidad. Ser perseguido por impago no es un destino agradable para ningún ser humano. Y he aquí que la deuda de los estudiantes norteamericanos asciende en estos momentos a 780.000 millones de euros.  A los usureros se les ha ido la mano y los perseguidos serán muchos, con graves daños humanos e intelectuales.
     Lo que no me entra en la cabeza: ¿cómo es posible que aquí el modelo americano tenga tantos admiradores incondicionales, empezando por el señor Rosell?  ¡A estas alturas!
   Como si alguien pudiera ignorar que sólo un 24 por ciento de los norteamericanos sabe hacer uso de un ordenador, como si en aquel país no hubiera millones de analfabetos funcionales, categoría en la que ya se encuentra el 50 por ciento de la población.  Mi conclusión: esa admiración no tiene nada que ver con la verdad ni con los genuinos intereses del país y de sus gentes, por lo que es, en sí misma, repugnante.  Conduce al analfabetismo funcional, a la ruina de la autonomía universitaria. Lo que se desea precisamente.  Así nos quieren devolver una sociedad clasista, medieval,  en la que el conocimiento esté desigualmente repartido, y  cuya implementación es, encima, un gran negocio.  La barbarie antiilustrada de nuestro tiempo carece de límites.

viernes, 25 de noviembre de 2011

A LA CLASE POLÍTICA EUROPEA (URGENTE)


     De seguir las cosas por este camino, ser demócrata, ser europeísta, ser español o griego dejará de tener sentido, salvo para la nostalgia.  
     Está visto que  la clase política europea no se atreve a poner freno a los poderes económicos de ambos lados del Atlántico: les tiene un miedo espantoso, por no hablar de los intereses particulares.  Que son poderes  temibles, eso ya lo sabemos. Pero hay que tener en cuenta que, una de dos, o saca fuerzas de flaqueza y les para los pies, o se verá pillada entre dos fuegos, viéndose obligada a elegir luego, sin duda a la desesperada, de parte de quién se pone, ya sin posibilidad alguna de engañar a nadie.
    Porque de seguir las cosas así, dicha clase política tendrá que vérselas con una rebeldía generalizada, con una desobediencia creciente, consecuencia directa de la pérdida de legitimidad. Llegados a cierto punto, al parecer cercano, ya sólo le quedará apelar a las fuerzas del orden público, obligándolas a ir más allá de lo permisible en un sistema democrático digno de tal nombre. 
     Sépase que  es bastante más fácil meter en cintura a los poderes económicos que meter en cintura a los pueblos irritados con razón. Y nuestra clase política debería recordarlo. ¿O es que no lo recuerda porque lo ignora, porque no sabe nada de historia? A ella le toca decir basta, no a los pueblos, pero si ella se obstina en ir por la línea del menor esfuerzo a costa del bien común, ¿qué cree que va a pasar? 

martes, 15 de noviembre de 2011

DE LA CRISIS AL DESASTRE


    Vivimos, como es sabido, en la era del dinero fiduciario, basado todo él en la confianza, y precisamente es  confianza lo que no hay ni puede haber en las actuales circunstancias.
   De ahí que haya servido de tan poco que las altas autoridades europeas hayan creado un fondo de un billón de euros para tapar agujeros, esto es, para tranquilizar a los bancos, a las grandes empresas y, en general, a los magos de las finanzas globales.  No es de extrañar:  ya no se sabe muy bien qué es lo que demonios hay dentro de ese fondo, con la particularidad de que los sujetos a tranquilizar saben mejor nadie que no es oro todo lo que reluce. 
    Se está haciendo un esfuerzo supremo para impedir que se venga abajo el sistema. Nos encontramos ante un pirámide de Ponzi y no hace falta ser un genio para predecir un desastre mil veces peor que el del año 29, con un coste político y humano que será, como mínimo, el de entonces, espantoso, aunque se llegue a él a cámara lenta. 
    Me quedan pocas esperanzas de que los mismos personajes sapientísimos que nos han conducido a este desfiladero sean capaces de rectificar. No lo han hecho, luego no lo harán. Les pasa como a los adictos a la heroína que, una vez enganchados, la prefieren a cualquier otra cosa, al punto de parecer estúpidos y de arruinarse a sí mismos y a sus familias, como ellos están arruinando a sus pueblos, ebrios de ortodoxia neoliberal.
     No tiene ninguna gracia pensar que estamos en manos de gentes así. ¿Cuándo entrarán en razón? ¿Cuando vean convertidos los billetes, los valores y  los malditos bonos en papeluchos? Para  entonces, el sistema político europeo habrá sido triturado. Nótese que Monti ha venido a rematar la obra iniciada por Berlusconi, como Papademos ha venido a rematar la obra de Papandreu, sin que nadie, ni los tontos, hayan recuperado la confianza, ese bien perdido, a todas luces incompatible con la acción de desplumar a los pueblos. EL BCE y Bruselas, ya metidos de lleno en esta acción demencial, deberían ir entonando un mea culpa, porque mañana será demasiado tarde, y cosa que digan será tenida por tramposa, malvada y antidemocrática. 

sábado, 29 de octubre de 2011

CHRISTOPHER PISSARIDES


   La Academia sueca acaba de otorgar el Nobel de Economía a este profesor del London School of Economics,  una nueva indicación sobre lo mal que van las cosas y sobre lo que nos cabe esperar.
    Interrogado sobre el caso español, con sus cinco millones de parados, el sabio sentencia que nuestros males se remontan... a los años setenta y ochenta, en los que, según él, se cometió el error de dar demasiado dinero a los obreros y demasiado poder a los sindicatos. Suena como música celestial en  los dominios de la CEOE  y del Comité del Dolor formado por banqueros, financieros y grandes empresarios. Ahora resulta que los culpables de la crisis hemos sido nosotros, los trabajadores, y los blandengues que nos han agasajado con derechos y salarios a todas luces inmerecidos. Sinceramente: hay que tener mucha jeta para decir una cosa así. 
    Parece mentira, pero a principios del siglo XXI estamos a punto de vernos reconducidos a los parámetros capitalistas del siglo XIX. Este Pissarides, por ejemplo, haría un buen papel al frente de una plantación de esclavos. A juzgar por la simpleza de sus planteamientos,  no creo que llegase a tener, ya metido en faena, eso que antes se llamaba mala conciencia. 

viernes, 30 de septiembre de 2011

MIRANDO AL PORVENIR


    ¿Hasta cuándo  esta crisis? Me lo han preguntado, con angustia, y me quedé sin habla. Ahora se me acalambran los dedos.  Es indignante, pero esta crisis, de no mediar un milagro, de no verse  nuestros dirigentes  obligados a recapacitar, durará hasta que los estándares sociales europeos hayan sido reducidos a la mínima expresión, hasta que cosas y personas valgan tan poco que de gusto comprarlas por poca plata. Entonces y sólo entonces volveremos a ser atractivos y competitivos.  
   Los poderes globales se están aprovechando de la misma crisis que ellos causaron, con esa oscura finalidad. Así, Estados Unidos, teatro de estafas monstruosas, cargado de deudas, se escuda en la crisis europea para ocultar los problemas que, por la misma razón,  sus capitostes económicos no tienen ni la menor intención de resolver, al tiempo que, dentro del espacio europeo, se transfieren las culpas a los más débiles, cuyos ciudadanos son los más expuestos a volverse interesantes en el futuro próximo, como mano de obra barata y ejemplarmente quebrantada.  Razonando no se puede conseguir que la gente lo acepte, mediante el chantaje económico sí que se puede.
    La misma jugada que se hizo contra los intereses del pueblo norteamericano a mayor gloria de una minoría, se está perpetrando en Europa, y el resultado será igualmente espantoso.
    Mientras montar una fábrica cueste el doble en España que en China, no tiene sentido hacer números, como los genios de la deslocalización han sido los primeros en saber.  Si los obreros chinos no cuestan nada, mientras se los pueda contratar o despedir de un puntapié, no podemos pedir que nadie se interese por nuestra mano de obra. No hay más misterio, en lo tocante a nuestros cinco millones de parados. 
   Esto se veía venir, dígase lo que se diga, desde hace tiempo, desde que la secta neoliberal echó raíces de este lado del Atlántico.  ¿Creemos que fue casual que se encomendase la redacción de la Carta Magna europea al neoliberal y atlantista Valery Giscard d’Estaing? ¿Creemos que este buen amigo del sanguinario Bokassa nos iba a proponer algo aceptable? ¿Creemos que sólo por dejadez se ha traspapelado la Carta Social?  Desde hace tiempo, el Tercer Mundo está creciendo en el espacio de los privilegiados. Y esto promete dolor, mucho dolor, siendo inútil buscar en todo ello el menor vestigio de moralidad. Y como no hay moralidad, como no hay un solo ideal decente a exponer, sólo se hablará de que hay que hacer sumas y restas, sobre todo restas.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL PEZ GRANDE SE COME AL CHICO

    Como era de temer, los más débiles están siendo abandonados a su suerte.  Nada más vergonzoso que dejar de pagar a las personas que se ocupan de cuidar a enfermos y discapacitados, y se está haciendo con increíble descaro… ¡Cómo si por realizar tan noble tarea cobrasen un salario astronómico! ¡Por favor! Hasta los médicos se encuentran en el punto de mira...
    He aquí una prueba más de la barbarie neoliberal. El contrato social se puede considerar roto, pisoteado a la vista de todos.  Ya hemos entrado en la fase de la crueldad, con la consiguiente pérdida de legitimidad. No hay mayor tragedia para una democracia.
    En vista de lo que está sucediendo no hay más remedio que prestar muchísima atención a lo que se hace con nuestro dinero.  Aquí el único problema no ha sido el de la socialización de las pérdidas.
   ¿Por qué se dan graciosamente 400 millones de euros de subvención a la CEOE si ni siquiera hay dinero para atender a los ancianos y los minusválidos? ¿Es de recibo que se entreguen 10 mil millones de euros a la Iglesia todos los años? Es razonable que el gasto militar ascienda a 17.244 millones anuales, sin olvidar los 25.000 millones en compras de material a crédito?  Por medio de las SICAV, empresas que han obtenido suculentos beneficios, del orden de los 8.000 millones de euros, se han  limitado a pagar 500 millones de euros en impuestos, en lugar de los 1.750 millones que habrían tenido que pagar si no contasen con esa bula para evasores. ¿Es normal, es decente? 
    ¿Por qué no se habla de meter la tijera donde a nadie le va a doler de verdad? Respuesta: porque de lo que se trata es de cargarse al Estado de Servicios en aplicación del dogma neoliberal, que se reduce al imperativo  de que el pez grande se coma al chico. ¿Todavía cabe alguna duda sobre la necesidad de exigir una democracia real ya?

miércoles, 21 de septiembre de 2011

EL ACOSO A LA ENSEÑANZA PÚBLICA


    Los maestros madrileños, víctimas de un atropello, han tenido que ir a  la  huelga al comienzo del curso.  El atropello mismo es muy expresivo de la época que nos toca vivir.  Como demostración  de la mezquindad y la cortedad de miras del poder, no tiene desperdicio, e ilustra a la perfección cómo se puede aprovechar una crisis para hacer lo que a uno le viene en gana.
     Se da a entender que la enseñanza pública es demasiado cara, que los maestros hacen el vago, que el sistema está sobredimensionado, y a continuación los recortes.  Alguna lamentación oficial: parece que no podemos permitirnos gastar tanto en educación en estos tiempos, de modo habrá tramos de estudio que los chicos tendrán que pagarse de su bolsillo.
    En primer lugar, antes de los recortes, la educación pública ya estaba medio asfixiada, por lo que se piden sacrificios a quien ya no estaba para alegrías. En segundo lugar, se olvida que en el pasado, en situaciones de mayor estrechez, se hizo lo posible y también lo imposible para contar con un sistema de educación pública, a lo que debemos haber salido del pozo en que nos encontrábamos.
    Lo que está sucediendo sólo se entiende si se tiene en cuenta que los doctrinarios neoliberales se la han tenido jurada a la enseñanza pública desde el principio. Son antiilustrados y elitistas, ansían en el monopolio de la enseñanza, pues no ignoran que la educación es un instrumento de poder, y les atrae la idea de hacer de ella un gran negocio particular. No hay otro misterio. Estúdiense las declaraciones y los lapsus de Esperanza Aguirre y  el documento sobre educación presentado por Joan Rossel, el presidente de la CEOE,  para salir de dudas. Y encima, hay que tener en cuenta que por el mismo calvario ya han tenido que pasar los maestros norteamericanos y latinoamericanos.Esta es una historia con muchos capítulos tristes, todos iguales.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LAS REFORMAS CANALLAS


    No tendrán fin, pues obedecen a la siniestra lógica de los chantajes.  Si los griegos creían haberse apretado el cinturón  hasta el último agujero, resulta que no, que la cosa no ha hecho más que empezar. Lo mismo sucede en Italia y en nuestro país. La triquiñuela  de escalonar las reformas con el fin de que la víctima se irrite por etapas, sin estallar, está  muy vista  y cualquier día de estos producirá justo lo que desea evitar. Ya le hemos pillado el tranquillo, y sabemos que detrás de una viene la siguiente, terrible pero insuficiente.  Sobrecoge que esto nos esté pasando en Europa, no se sabe si por un fenómeno de combustión interna o por alguna listeza para acabar con ella ideada  fuera por alguna mente maquiavélica.  En todo caso, ella se lo ha buscado. Desde que confió algo tan importante como la Carta Magna europea al neoliberal Valery Giscard d'Estaing, esto se veía venir.  
     Los pequeños gestos para la galería, llámense reducción de vehículos oficiales o de dietas de viaje, a nadie engañarán. De forma sistemática se carga la factura sobre la parte más débil. Los peces gordos, sean bancos o particulares, no tienen nada que temer, tampoco la Iglesia.  Por eso da tanto asco escuchar a los rapsodas de los recortes sociales, incluidos los que afectan a los minusválidos.
    El problema es que, por mucho que intenten marearnos con cifras y porcentajes, los ciudadanos de a pie ya nos hemos dado cuenta de que, tonterías aparte, hemos sido víctimas de una estafa.  Y encima, ya estamos de sobra informados de que los sacrificios que se nos piden no nos sacarán del agujero, ni a nosotros ni a nuestros hijos, y que lo que aquí verdaderamente importa, aparte de socializar las pérdidas, es dar marcha atrás a todas la conquistas sociales, una por una, de forma que doblemos el espinazo. Una forma de jugar con fuego.     
    Recuerdo muy bien el triste caso de Argentina, alumna modélica del FMI, que acabó en el famoso corralito. Siempre ocurre lo mismo: cuando todo ha caído, cuando no queda más salida que la prostitución o el suicidio, aparecen los inversores en el horizonte, siempre del brazo de algún socio local, momento en que se empieza a hablar de recuperación. Pero falta bastante, y muchísimo dolor. La cosa es tan poco democrática, tan rastrera, que empiezo a sentirme rodeado de quislings y colaboracionistas...  

lunes, 5 de septiembre de 2011

EL INDIGNANTE TRASFONDO DE ESTA CRISIS



     La entrada precedente, sobre la infumable reforma constitucional, ha irritado a quienes desearían vernos bailar como osos de feria. Que si no había más remedio, que si así es el mundo, que si el banco central europeo nos ha salvado con su Diktat, que si los partidos mayoritarios han dado pruebas de un elevado sentido de la responsabilidad… Pero yo me reafirmo en lo dicho.
    Y algo más voy a añadir: esta reforma de las Constitución representa un sacrificio horripilante de la soberanía en el altar de los intereses financieros y, además,  introduce unas disposiciones que contradicen su espíritu, incompatibles con varios de sus artículos de mayor enjundia, a los que vacía de contenido (artículos 1, 129,130,131…). 
    Este atropello se inscribe en una serie de reformas canallas, encaminadas a cargar sobre nuestras espaldas el montante la juerga neoliberal, por un lado, y por el otro, a  destruir el Estado de bienestar, lo que equivale a romper el contrato social. Naturalmente, nos será dicho que no, que lo que se pretende  es salvarlo, una mentira de las gordas a juzgar por lo que han hecho los neoliberales un año tras otro.
   Y conste que no estamos ante un asunto meramente económico, como pretende hacernos creer la parte interesada. Estamos ante un asunto de poder, de un poder que, por su propia dinámica, se encuentra en  situación de sacar partido de esta crisis que él mismo provocó. Lo que desde fuera parece un fracaso inapelable, desde dentro es un paso más por el camino del éxito. Nótese lo bien que se dosifica el tempo de los acontecimientos, nótese el escalonamiento de las reformas canallas, de las que nadie habló cuando se trataba de socializar las pérdidas.
    Pese a lo ocurrido, pese al derrumbamiento de la pirámide de Ponzi, seguimos en las mismas.  Se pide aun menos gasto público –menos gasto social–, más austeridad, más privatizaciones, menos derechos para la clase trabajadora e incluso menos impuestos, lo que indica que la galopada nihilista va a continuar.
   Economistas tan serios como Joseph  Stiglitz, Paul Krugman y Nouriel Roubini han dejado claro que así, EN LUGAR DE SALIR DE LA CRISIS, LA AGRAVAREMOS. Pero es que da igual. Da completamente igual que la gente ya sepa que se exigen  sacrificios que no servirán para nada salvo para sufrir. En definitiva, estamos ante un chulesco despliegue de rapacidad, ante el cual una de dos, o uno se indigna, o quedará convertido, automáticamente en un COLABORACIONISTA. Se puede llegar a tan fea condición por interés, por falta de luces o por simple cobardía.

sábado, 9 de octubre de 2010

SOBRE LA REFORMA DE LAS PENSIONES

     Ahora  se lleva reformar el sistema de pensiones. Antes bastaban diez años de cotización  para acceder a una pensión; de ahí  pasamos a quince, y ahora se habla de exigir veinte. También se habla de aumentar la edad de jubilación. Todos nos vemos invitados a estimar a ojo la situación futura, sobre la base de que “así no se puede seguir”, ya con la idea fija de que las normas convenidas apuntan a un colapso. La idea es que tú y yo seamos más previsores y sensatos que los beneficiarios de la gran juerga.
     Llueve sobre mojado, pues se exige  también una reforma laboral “en condiciones”, supuesta panacea para la reactivación económica y para una hipotética creación de empleo. Según nuestros dirigentes y  sus asociados mediáticos, no hay más remedio. Las medidas ya están encima de la mesa y, por lo visto,  sólo nos queda el derecho al pataleo, mientras nos vemos obligados a tomar conciencia de nuestra precipitación en lo que antes se llamaba el Tercer Mundo.
    Me parece vergonzoso que nos vengan con estas “reformas” cuando nada serio se ha hecho contra los causantes de la catástrofe económica global. Constato que a los gobiernos les resulta mucho más fácil obligar a sus ciudadanos a apretarse el cinturón que meter en cintura a los tiburones de las finanzas.  No sólo se inyecta nuestro dinero para salvarlos (el que tenemos y el que supuestamente ganaremos) ; también se nos priva de derechos adquiridos tras un prolongado esfuerzo colectivo, de varias generaciones, lo que ya es el colmo. No he  visto forma más loca de poner en entredicho el contrato social, ni forma más demente de abusar de la legitimidad democrática, ni manera más imperdonable de poner en peligro la cohesión social.

jueves, 23 de septiembre de 2010

HUELGA GENERAL: ¡YA ERA HORA!

    El 29 de septiembre será, así lo espero, una jornada memorable, no sólo en España, sino también en Europa. Nos encontramos en sintonía con la movilización de la  Confederación Europea de Sindicatos. Se trata de impedir que  los capitostes del sistema continúen  impunemente su trabajo de demolición del Estado de Bienestar europeo a mayor gloria del capitalismo salvaje y de sus indignos beneficiarios.  Como ya dije en una de mis notas, es de la mayor importancia que los buenos europeos trabajemos en sentido contrario de manera solidaria.
     La globalización neoliberal exige algo más que respuestas locales a la griega o a la francesa. Me declaro, pues,  solidariamente unido al  más desventurado de los parados rumanos, y, desde luego, al más triste de los esclavos chinos.
     Oiremos toda clase de latiguillos sobre la inoperancia de los sindicatos, sobre la maldad de los huelguistas, sobre las "horas perdidas", sobre la perfidia de  los dirigentes sindicales, sobre futilidad de toda resistencia a la  “economía de mercado”...   Lo de siempre, ya repetido hasta el aburrimiento, ya una grosería si pensamos en lo que nos estamos jugando.
    Ya veremos lo que pasa el día 29 y cuáles son los efectos de la movilización a medio plazo.
    Lo que los primates del sistema deberían tener muy claro es que si ellos abandonan a los parados y a los trabajadores a su suerte, éstos acabarán por volver también, ya desesperados, a las ideas clásicas, no menos radicales que el neoliberalismo del que tanto se ufanan. Todavía están a tiempo para contener a los tiburones a los que sirven, pero, mucho cuidado, porque el tiempo se nos está acabando a todos. Si ellos han vuelto a la escuela de Manchester y nos sirven como novedad lo más viejo, otros sacarán a relucir, en lógica respuesta, a sus clásicos, a Marx, Lenin o Bakunin, ajenos  a eso de los "servicios mínimos" y a las milongas sobre ir todos en el mismo barco.
    Que nadie se llame a engaño: a un capitalismo salvaje corresponde un sindicalismo salvaje, con huelgas salvajes al más puro estilo siglo XIX pero en plan global. La historia, que a veces se repite, no ha terminado, y todos deberíamos saber que estamos a punto de arruinar el buen rollo sólo para contentar a una élite de proxenetas.

lunes, 14 de junio de 2010

TRABAJADORES DE MUNDO, UNÍOS…

    El chantaje global que el capitalismo, en versión salvaje, ejerce sobre el común de los mortales, anda pidiendo a gritos una respuesta global. Ahora andamos a vueltas con la “flexibilización” del mercado laboral sobre el supuesto de que debemos ignorar de qué va la juerga. 
   Como acabamos de ver, un trabajador chino de la empresa Foxconn, la que fabrica el IPad y el IPhone, la mayor compañía mundial de productos electrónicos, gana 240 euros mensuales. Hasta ayer mismo ganaba 140, pero ha habido que subirle el sueldo, no fuera a suicidarse. Y no estamos hablando de un trabajador harapiento, sino de un trabajador con barbijo y delantal blanco. 
   Mientras el trabajador de Foxconn chino gane 240 euros por trabajar como un esclavo, no vamos a ninguna parte con nuestras exigencias, por lo que haremos bien en solidarizarnos con él ahora mismo. Según los expertos, como no se puede devaluar la moneda, cosa a la que se renunció con la entrada en el euro, no nos queda otro remedio que devaluarnos a nosotros mismos. Hasta qué punto habría que hacerlo para volver a ser competitivos y caer en éxtasis nos lo puede decir ese trabajador chino. 

domingo, 30 de mayo de 2010

LA ATERRADORA VISIÓN DE STIGLITZ

    Acabo de leer último libro de Joseph E. Stiglitz, Caída libre – El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial, publicado por Taurus. Es un texto muy de agradecer, pues junto al diagnóstico, ciertamente pavoroso, no duda en prescribir el tratamiento para el enfermo.
   Premio Nobel de Economía, Stiglitz es también un fino escritor y un tipo valiente, pues con libros así no creo que se vaya a ganar el cielo en esta tierra. Habrá quien le tome mortalmente a mal que deje en cueros a los capos de las finanzas y a los políticos de ambos lados del Atlántico, Obama incluido. Quizá con la esperanza de ser oído por esta gente, el economista emplea un tono muy parecido al que un padre emplea con un adolescente caído en la adicción a la velocidad o al alcohol.  Los primates que tienen nuestro destino en sus manos sólo han tenido reflejos para transferir el pufo al  desprevenido contribuyente, y esto por medio de medidas tanto públicas como clandestinas, como revela este libro. Por lo tanto,  pretender que entren en razón no pasa de ser una esperanza infundada. Amigos: no quiero ni pensar en lo que nos espera.

jueves, 13 de mayo de 2010

ZAPATERO Y SUS RECORTES DE URGENCIA


    Si algo podemos tener claro es que Zapatero ha perpetrado estos recortes del Estado de Bienestar muy a su pesar. Ha sido víctima de un chantaje, como el infortunado Papandreu, y bastante ha aguantado. Doy por seguro que a los chantajistas les vendría bien contar con un tipo como Carlos Menem, con un Blair, muy fáciles de llevar (y de funesta memoria para sus respectivos conciudadanos). Lamentablemente, por otra parte, esto de los “recortes” no ha hecho más que empezar. Siempre, en todos los países que han sido víctimas de  “ajustes”, se ha empezado por la parte más débil, por los bebés, por los ancianos. Los  funcionarios del Estado a achicar figuran en la lista fatal por derecho propio.
    Lo que está en juego, en España y en el mundo entero, es el Estado de Bienestar, cuyos principios y cuya racionalidad han sido cuestionados un año tras otro por los gurús y predicadores del retorno al capitalismo salvaje, con los resultados que todos conocemos. Para entender el proceso haríamos bien en preguntar a cualquier inmigrante hispanoamericano o de la Europa del este. Se lo saben de memoria.
   Mandan los magos de la globalización, socialmente insensatos, capaces de merendarse el crédito político de Zapatero y,  a la vez, el de Sarkozy, Merckel y Obama...  La cohesión social, liquidada en Estados Unidos,  tiene los días contados en Europa, que ya debería saber a qué se expone con ello. Ni la construcción del Estado de Bienestar –al que sería  mejor llamar Estado de Servicios–, ni el cultivo de la clase media fueron caprichitos filantrópicos. Fueron el resultado de una experiencia histórica dolorosa, que obligó a hacer algo más que sumas y restas con mentalidad de proxeneta.