viernes, 10 de diciembre de 2010

HACIA UNA UNIVERSIDAD CLASISTA


    El conservador Cameron acaba de imponer una tremenda elevación de las tasas universitarias.  Los estudiantes británicos tendrán que pagar hasta diez mil euros por curso, lo que, como se comprenderá, está causando protestas, algunas de tintes salvajes. La medida de Cameron no es sólo una medida anticrisis. Forma parte de una estrategia que hiela la  sangre,  por varios motivos.  En primer lugar, porque es darle la patada al proyecto Ilustrado; en segundo, porque apunta claramente a favorecer a los estudiantes “de buena familia”; en tercero, porque obstaculiza la movilidad social en sentido ascendente por el camino del estudio; en cuarto porque somete la universidad a criterios económicos; en quinto, porque forma parte de una intervención de ingeniería social, encaminado al restablecimiento de una sociedad basada en el viejo truco medieval de que unos tengan acceso al conocimiento y otros no. Náuseas es lo que me da. Asistimos a un  cambio de época al socaire de la crisis, a un cambio incubado desde hace tiempo por los cerebritos de la escuela neoliberal. ¡Cómo se ve que ya no hay que presumir de tener mejores escuelas y universidades que los comunistas! ¡Cómo se ve que, puestos a hacer recortes,  lo que se lleva es aprovechar para redefinir los objetivos sociales, a costa de los más débiles. No seré yo quien celebre una universidad clasista.

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