sábado, 18 de diciembre de 2010

LAS AGUAS BAJAN INMUNDAS


     Nada más insano que  el hábito de estar informado…  He aquí que la clase política del mundo entero está dando muestras de servir a fuerzas oscuras, no a los ciudadanos, lo que equivale a arrojar la legitimidad  democrática a los pies de los caballos. Ya han empezado, en  la somnolienta Europa, las manifestaciones airadas, no por casualidad. Y ello con la correspondiente movilización policial. Vuelve la violencia, tan asimétrica como siempre.
     ¿Y qué hace España en estado de alarma continuado? No hay dónde descansar la vista, a menos que unos se abisme en el mundo de las bacterias,
     El recién elegido presidente de Kosovo se encuentra bajo la sospecha de haber liderado una banda de traficantes de órganos. La banda era capaz de engordar a sus víctimas serbias, antes de matarlas. Lo que parece haber ocurrido bajo las mismas narices de las democráticas fuerzas multinacionales a las que Kosovo debe su independencia.
   Horroriza tomarse en serio y en profundidad el informe de Dick Marty sobre la banda kosovar, que ya había estado, sin ninguna consecuencia práctica, bajo la lupa de la fiscal Carla del Ponte.
    No tiene ninguna gracia constatar que las supuestas fuerzas del bien andan en feliz combinación con las que obviamente pertenecen al lado oscuro. Y por eso me resulta tan irritante enterarme de que el socialista (¿?) Sócrates hacía la vista gorda ante los vuelos de la CIA. Pero nadie va a dimitir por estas cosas, que dejarán de ser noticia. Guantánamo, el Dachau posmoderno, sigue donde estaba, se diría que con naturalidad.
    Vamos hacia atrás, y esto también se nota en los detalles. Por ejemplo, en el hecho de que el banco suizo UBS se permita decir cómo deben vestirse sus empleados. Hasta se les dice qué deben comer y qué no. Así nos enteramos  de que nadie debe comer cebolla ni ajo durante la semana, de que las mujeres sólo deben usar ropa interior de color  carne, y no de algodón, porque se arruga, y de que los hombres, que bajo ningún concepto pueden dejarse crecer un poco la barba,  deben ponerse zapatos serios, de los que hay que ponerse con calzador…  Y otros mil detalles de los que no puedo reírme porque representan otros tantos ataques contra la autonomía personal. Es que da asco, realmente.

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