viernes, 24 de junio de 2011

EL CASO SAMARAS


   A  Antonis Samaras, líder de la oposición parlamentaria griega, le aprietan las clavijas para que a ceda chantaje político-financiero que tiene a su país de rodillas. Se trata de que   apruebe de una vez los draconianos ajustes, con lo que el trágala vendría avalado por la “unidad nacional”.  Samaras se niega en redondo: “Me están proponiendo que apoye una medicina para alguien que se está muriendo por culpa de esa misma medicina. No lo haré.”
   Lo interesante del caso es que Samaras es un político conservador, de centro derecha o de derecha a secas. ¿Cómo es posible que un derechista resista más que un socialista al chantaje  del sindicato de intereses derechista que rige  esta Europa principios del siglo XX?
    He oído decir que Samaras  sólo pretende demoler a Papandreu, un juicio absurdo, resultado de interpretar  la situación política griega en clave española. Es una manera de pasar por alto lo principal.
   Atentos a la deriva de la izquierda europea hacia la derecha, atentos a la traición de la izquierda, al sacrificio de la socialdemocracia en al altar del capitalismo salvaje llevado a cabo por individuos que no la representaron jamás, por individuos que, como Tony Blair, habrían dado arcadas a Bernstein, no solemos prestar ninguna atención a la transformación de la derecha, no menos alucinante.
    Resulta que la derecha juiciosa de después de la II Guerra Mundial también se ha ido al diablo, o Samaras no estaría tan solo.  Sólo nos queda la derecha insensata. Pronto ni siquiera nos acordaremos de que  existieron los De Gaspari y los Adenauer, muy conscientes de  necesidad de mantener la cohesión social. No estaremos para recordar, porque estaremos  con el agua al cuello. Pero a  algunos habría que recordarles que Lenin y Hitler no surgieron por casualidad.

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