Este viernes, tras misteriosas
reuniones nocturnas, ha tenido lugar lo que pomposamente
se anunció como la “refundación de Europa”, sin
que se haya puesto el menor límite al mecanismo fatal que a todos nos lleva a
la ruina. Recordaré esta fecha como el viernes negro europeo. No sé a santo de qué Sarkozy y Merckel han sonreído tanto. Simplemente, este ha sido un capítulo más de la revolución de los muy ricos, incapaces de detenerse. Como no será que ahora todas las Constituciones europeas se verán mancilladas, traicionando su sentido, con la intromisión de articulados favorables a dar garantías a esos dementes, articulados lógicamente contradictorios con el espíritu y la letra de cada una de ellas, a aprobar a puerta cerrada.
Se da el espaldarazo a la austeridad presupuestaria, y se mantiene en pie el loco mecanismo por el cual se
dan todas las ventajas a la banca privada sobre los Estados, y se oficializa la
actuación, en campo Europeo, del FMI, que operará aquí como ya operó en la
Argentina y en Indonesia. Lo único que han podido hacer la señora Merckel y el señor Sarkozy, cuando éste había llamado a rebato para salvar a Europa y salvar al euro, es bendecir dicho mecanismo, dando por buenas las prescripciones del capo del BCE, señor Draghi, el hombre de Goldman Sachs, y del sheriff Geithner, terne en su batalla por el dominio del mundo sin preocuparse como debiera de cómo van las cosas en su desventurado país.
Encima, no hay ninguna garantía de que el euro vaya a salvarse, pues en
ninguna parte está escrito que los chantajistas, a los que tanto se ha cedido,
vayan a conformarse, pues no tienen límites ni forma parte de su esencia
conmoverse ante nada.
Esta impresentable “refundación de Europa” que acaba de anunciarse a bombo y platillo se hace a costa de los europeos y de su futuro, no a costa de los pícaros que nos han metido en este desfiladero. Ya habrá gente calculadora y prudente que, visto lo visto, a estas horas esté remitiendo fuera de Europa gran cantidad de dinero, no sea que esto reviente y sólo queden parados y miniasalariados para responder del gigantesco bluff. Pero los financieros amantes de riesgo, desde luego que invertirán, no precisamente en el sentido de reactivar.
Esta impresentable “refundación de Europa” que acaba de anunciarse a bombo y platillo se hace a costa de los europeos y de su futuro, no a costa de los pícaros que nos han metido en este desfiladero. Ya habrá gente calculadora y prudente que, visto lo visto, a estas horas esté remitiendo fuera de Europa gran cantidad de dinero, no sea que esto reviente y sólo queden parados y miniasalariados para responder del gigantesco bluff. Pero los financieros amantes de riesgo, desde luego que invertirán, no precisamente en el sentido de reactivar.
Si
a tan poco han llegado nuestros dirigentes, si sólo tienen valor para
enfrentarse a sus respectivos pueblos, nunca a los beneficiarios de la colosal
estafa que estamos padeciendo, se comprenderá que me sienta bastante inquieto
sobre el porvenir inmediato, que será de franca recesión. Estados Unidos va por
mal camino, Europa también, sobre los mismos rieles. La locura neoliberal
debería haber acabado hace tiempo, pero va a más. Y nótese que a los pueblos
mismos estos dirigentes, ya puestos a refundar, no han tenido nada que decirles. El problema es que no sólo nos dan la espalda, fulleramente, porque también se la dan a la mismísima realidad. No hace falta ser un adivino para
predecir un triple desastre, económico, político y social. La revolución de los muy ricos no apunta a otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario