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lunes, 23 de julio de 2012

COLAPSO ECONÓMICO Y RESPONSABILIDADES POLÍTICAS


    Ahora resulta que las arcas del Estado están vacías y que lo único que se puede hacer es implorar ayuda al BCE...  ¡A qué gentes inteligentísimas hemos fiado nuestro destino! ¡Qué habilidosos tecnócratas, qué gurús! ¡Qué sapientísimos economistas!
   Así es como termina una época, la época iniciada con la Transición. No sabemos lo que nos espera, porque este final es ignominioso y caótico, y porque el contexto internacional, a diferencia de lo ocurrido en los años setenta, no nos va a dar facilidades. Se ha impuesto la ley de la jungla y la presente crisis es una máquina de destruir sistemas políticos y de revivir viejos fantasmas. Lo único seguro es que nuestros dos partidos hegemónicos se han cavado ellos solitos su propia fosa.
    El PP le echa toda la culpa al PSOE, a la herencia recibida, sin percatarse de que cada vez hay menos gente despistada en disposición de contentarse con tan burdo mensaje.  No nos engañemos: lo ocurrido representa un golpe durísimo contra la credulidad de los votantes de ambos partidos, y por ello contra el modelo bipartidista imperfecto en que hemos vivido hasta la fecha. Lo de “ni PSOE ni PP” que se ha oído en nuestras calles lo dice todo. La indecente e imbécil reforma constitucional que ambos pactaron a nuestras espaldas para darle el gusto a los mercados los ha dejado retratados para la historia. Aparte de que hay una perfecta continuidad entre la "cultura del pelotazo" y las indecencias de la Comunidad Valenciana y de Bankia. Como todo el mundo sabe.
    ¿Qué hizo Rajoy durante los ocho años de gobierno de Zapatero? Continuar la campaña electoral, sacando todos los temas de quicio. Los cuatro años consagrados a proyectar sobre Zapatero una morbosa sospecha en relación a la autoría del salvaje atentado de Madrid (para encubrir de paso las consecuencias más obvias de la foto de las Azores),  se vieron seguidos por otros cuatro dedicados a echarle la culpa de la crisis económica, con la consiguiente obnubilación de las conciencias. No sé de nadie que, oídos los dicterios del PP, haya refinado su puntos de vista; en cambio, conozco a muchas personas que por tomárselos en serio durante tanto tiempo presentan claros síntomas de intoxicación y serios problemas cognitivos, empezando por la confusión entre la situación de 1996 y la del 2007 y siguiendo por la genialidad de Rato, hoy puesta en su sitio por el escándalo Bankia.
   El PP se desentendió de sus obligaciones como primer partido de la oposición.  Sólo puso interés ganar las próximas elecciones, al precio que fuese. El sistema político, la democracia, la herencia de la Transición, todo esto fue sacrificado a mayor gloria de un manualillo de mercadotecnia política. Y hasta fingió ser de centro y nos ofreció un programa electoral para ganar esas elecciones, a sabiendas de que era de imposible cumplimiento. Y las ganó, claro, para quedar en evidencia a continuación, cuando todos los problemas de verdad le pillaron de nuevas, sin otra hoja de ruta que el manualillo neoliberal, como si todavía viviéramos en los tiempos de la Thatcher. Por lo tanto, el PP no tiene autoridad moral alguna para echarle la culpa de todo al PSOE. Nos hizo perder el tiempo, confundió todos los problemas, dio lugar a una campaña de confrontación cuyos malignos efectos nos alcanzan ahora de pleno, en el peor momento.
   Y eso no es todo, porque es obligatorio recordar que durante años el PP participó con entusiasmo y dedicación en el  sucio y antidemocrático tejemaneje neoliberal que puso a Europa en manos de los tiburones. El mecanismo que ahora nos hunde en la miseria fue, en efecto, un asunto del Partido Popular Europeo y no algo caído del cielo  o salido de los infiernos. Durao Barroso y Angela Merckel son los estupendos correligionarios de Mariano Rajoy. La Europa  de los tiburones no se formó en un día, es cosa muy bien pensada. ¿O por qué creemos que se llega a esta situación en ausencia de una carta social europea digna de tal nombre?
    En realidad aquí lo único que no está claro es la proporción de falta de luces y de desprecio por el bien común que  llevó a hacer oídos sordos a las voces de alarma y a optar por la huida hacia adelante. Lo cierto es que nuestro “bipartidismo imperfecto” ha naufragado. Y esto quiere decir que del buen hacer del resto de los partidos depende la salvación de nuestra democracia, un salvamento que tendrán que hacer en condiciones francamente difíciles, con una ley electoral que todavía sigue allí…  
    En la nueva fase histórica en que nos vemos metidos por culpa del tándem PSOE-PP habrá poco lugar para los equívocos y los sofismas habituales. O con la Bestia neoliberal o contra ella. El PSOE verá lo que hace con su complicidad con dicha Bestia, y el PP tendrá ocasión de comprobar una verdad: no por adorarla dejará de ser devorado por ella. 

jueves, 17 de mayo de 2012

EL HUNDIMIENTO DE BANKIA


   Digo Bankia donde debería decir Caja Madrid, desarrollada a partir del Monte de Piedad fundado por el padre Francisco Riquer hace trescientos años.
   El pobre Riquer, a buen seguro, no entendería lo que ha pasado, como tampoco lo entiendo yo. Una institución sólida, creada con intenciones sensatas, orientada a ofrecer apoyo a iniciativas razonables y a apoyar a las personas en apuros o con pocos medios, siempre orientada también a proteger al común de los mortales contra los usureros, ha venido a acabar como nuestro Lehman Brothers.
    Ayer mismo, con gran despliegue mediático, se había hecho cargo de Caja Madrid el mayor genio económico, señor Rodrigo Rato, que la transformó en Bankia, con aires de comerse el mundo.  Hoy la publicitada nave se ha hundido ignominiosamente en la bolsa, dejando al aire todas sus vergüenzas y, de paso, las vergüenzas de un sistema que ya no da más de sí. 
   El señor Rato, capitán de la nave, nada parecido al buen padre Riquer, cobraba dos millones de euros anuales (en un país en el que hay cinco millones de parados y en el que el trabajador medio debería trabajar, sudando la gota gorda, más de dos siglos para redondear esa bonita suma)…
    Y ahora se hará lo siguiente: echar mano del dinero del contribuyente, del que ha ganado y del que supuestamente ganará, para reflotar la nave. Una vez conseguido este propósito, el banco será vendido al mejor postor, y vuelta a empezar. La socialización de las pérdidas forma parte de los presupuestos del sistema, de cuya escandalosa inmoralidad somos todos conscientes. En cuanto al señor Rato, se dirá que tuvo mala suerte y que fue víctima de la incomprensión de otros tiburones y aquí paz y después gloria.
    ¡Ay, este Rato! Ha tenido una trayectoria lo suficientemente larga como para vivir la fase neoliberal desde sus comienzos, con predicaciones sobre el "capitalismo popular" y la "nueva economía",  hasta su vergonzoso final. Será recordado no sólo por haber hundido la obra del padre Riquer, sino también por haber vendido las joyas de la corona (Telefónica, Repsol, etc.), por ser uno de los genios de la improvisación y de la imprevisión que nos han conducido a este desfiladero. Yo creo que ha sido el genio mayor, aunque no me olvido de los señores Boyer, Solchaga y Solbes, de similar hechura.
   Hoy más que nunca España necesita economistas serios, conscientes de la totalidad de los problemas implicados, con visión de Estado y sentido de futuro. Porque los simples plagiarios, los que simplemente van con la corriente, los que confunden este país con los Estados Unidos, los que se deslumbran como paletos ante los pases mesméricos de Wall Street, los que se guían por el viejo catecismo neoliberal que les tradujo el profesor Schwartz  hace treinta años, los lacayos de la oligarquía cleptocrática no nos van a servir para nada, salvo para hundirnos en la miseria... del todo.

LA CACEROLADA DEL 15 M


     Se equivocan totalmente quienes minimizan estas caceroladas por el procedimiento de contar si eran tantos o cuantos los protagonistas.
    El fenómeno irá en aumento, y es inevitable recordar el caso argentino, la famosa cacerolada que puso fuera de combate al ministro de Economía, al presidente De la Rúa y a quienes trataron de sucederle. El mensaje fue: “¡Que se vayan todos!”
   Aunque a algunos les cueste creerlo, en las calles habita un poder, un poder que ningún gobernante en su sano juicio ha despreciado jamás.  O nuestros gobernantes hacen algo serio para contener y hacer retroceder a la bestia neoliberal, o esto se va a poner muy feo.
    Porque resulta que ya todo el mundo sabe que operan al servicio del 1%, como todo el mundo sabe que nos han metido en una formidable pirámide de Ponzi, como todo el mundo sabe por medio de qué sencillos trucos se desvalija a los pueblos en beneficio de una insaciable minoría cleptocrática. 
    Ya no nos hace ninguna gracia que el BCE preste dinero a bajo interés a los bancos para que estos se lo presten a los Estados a un interés mayor y creciente, negociejo que no sabemos a qué  malvado se le ocurrió y qué clase de gentuza puso en práctica sin consultarnos, como si viviésemos en un mandarinato. Ya no soportamos un minuto más que se nos tenga enganchados a la adicción bursátil de unos mangantes de altos vuelos, ni que se nos obligue a seguir metidos en una espiral crediticia tramada por esos listillos.
     No se puede desvalijar a los pueblos impunemente, poniendo cara de idiota o cara seria.  Y no estamos de humor para que con el dinero del contribuyente, el que gana y el que se supone que ganará con el sudor de su frente, se nutra el 1% local y el mundial también. Ya no estamos de humor para tolerar que un señor genio que ha embarrancado un banco se lleve al bolsillo en un año lo que al ciudadano de a pie le costaría ganar dos siglos y un poco más. ¡Pero en qué cabeza cabe!
    ¿Qué piensan hacer nuestros gobernantes, los de aquí, los de Bruselas y los que siguen riéndole las gracias a Wall Street, donde se urdió la mayor estafa  de todos los tiempos? ¿Seguir igual? ¿Ahora que todo el tinglado está a la vista? ¿Ahora que sabemos lo geniales que son con los números?
    Pues que sepan que se están cargando el buen rollo, que se están cargando al país, que se están cargando a Europa, que se están cargando la cohesión social y, por lo tanto, la convivencia.  Que sepan que, en adelante, no habrá mentira que sea pasada por alto, que no habrá brote verde ni luz a la salida del túnel que engañe a nadie. Que sepan que, para seguir igual, tendrán que recurrir a medios sucios y violentos, al repertorio de los peores canallas que figuran en los anales de la humanidad. Y que sepan que, si siguen así, se cargarán (usemos un lenguaje rudo) la gallina de los huevos de oro.
   Quizá sea oportuno señalar que ni siquiera hace falta que se vuelvan buenos y sensibles quienes no lo son. El presidente Roosevelt no era bueno ni sensible. Simplemente, comprendió que así no se podía seguir. Era inteligente, astuto, y sabía que no se podía tomar a broma las protestas, las huelgas y la desesperación. Por eso ha pasado a la historia como un gran hombre, como un benefactor de la humanidad e incluso como el salvador del capitalismo. Tomen nota las personas inteligentes y con carácter que pueda haber en las altas esferas. Antes de que sea tarde. Por  algo han sonado las cacerolas.

domingo, 11 de diciembre de 2011

MERCKOZY SOCIEDAD ANÓNIMA

     Ana Flores nos pone ante la cruda evidencia de que Europa ha recortado su bienestar con la excusa del euro ( http://www.publico.es/dinero/411484/europa-recorta-su-bienestar-con-la-excusa-del-euro).  
     Lo más probable es que el euro no se salve, pero eso da igual: lo único que importa es ponernos en situación de ser  desvalijados y explotados hasta que nos quedemos en los huesos.  
     Como solución al paro Merckozy Sociedad Anónima recomienda vivamente los minisalarios de 400 euros. Es a lo que se quiere llegar: cuando el trabajador europeo cobre tanto como el trabajador chino, volverá a ser "competitivo". Esto es lo que se llama operar con sentido de futuro, con sentido de poder. Lo de aumentar la jornada laboral a 65 horas semanales fue algo más que una salida de tono, si pensamos en lo mucho que trabajan los chinos. La cosa va de mandarinatos y todo se andará.
     Una vez más debo recomendar el libro de Naomi Klein, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Nada hay de sorprendente en todo esto: lo único novedoso es que  esté sucediendo en Europa, hoy víctima de los mismos asaltantes que destruyeron las esperanzas del Tercer Mundo y de la Rusia  de Gorbachov.  He de decir que la primera vez que tuve un atisbo de estas cosas fue a  finales de los años setenta, cuando el plan neoliberal del ministro de la dictadura argentina Martínez de Hoz fue definido como "shock de terror económico" por un experto alemán cuyo nombre he olvidado.  Se trataba de imponer el dogma neoliberal y de doblegar a la sociedad, de las dos cosas a la vez. Hay mucha experiencia acumulada al respecto y sería necio llamarse a engaño. ¿Por qué creemos que los neoliberales no temen las reacciones sociales? Porque confían en sus expertos en márketing, en los medios policiales y parapoliciales, y en el poder debilitador de las dosis crecientes de miseria. Recuérdese que todo esto se puso a prueba en Indonesia hace una pila de años, y que no por casualidad se actúa como si nada hubiese que temer de los pueblos, cosa que a mi me parece una locura. 
    Pues bien, he aquí la triste verdad: la clase política europea ha sido abducida por los predicadores neoliberales y por los intereses correspondientes, y ahora  vemos los resultados. Se ha formado en esa escuela y en su doctrina antiilustrada, en sus viejas ideas servidas como nuevas, se ha formado en su fe en la propaganda y el márketing político, se ha formado en su desprecio por la gente, en su  sentido oligárquico del poder. Está mentalmente envenenada, físicamente comprada, carece de sentido histórico,  de sentido de la responsabilidad, no tiene piedad,  no tienen ningún plan digno de ser compartido con las personas normales, ningún proyecto digno de tal nombre; en suma, no da más de sí, y solo piensa en "la pela", sobre todo en la pela de los tiburones. 
     En lugar de servir al bien común como es su deber, esta clase política  sirve descaradamente a una elite rapaz  ya metida en la tarea de acaparar el dominio del mundo.  Merckozy es la cara europea de Carlos Menem o del odioso Fujimori. 
     En el libro Palabras para indignados. Hacia una nueva revolución humanista, Cristina García Rosales y yo hemos dado cuenta de cómo se ha llevado a cabo la revolución de los muy ricos, de la cual esta fullera  refundación de Europa publicitada el viernes forma parte como victoria, sólo asombrosa por tener lugar en el Viejo Continente. Allí ponemos a la luz la filosofía de la élite del poder que pretende llevarnos a empujones a una edad oscura como no hubo otra igual, a una sociedad  jerarquizada de corte oligárquico, a un mundo de amos y esclavos.
    Lo que se tramó en unos think-tanks ultrarreaccionarios (Heritage, Cato, Bradley American Enterprise Institute, etc.) a principios de los años setenta nos ha robado, mediante sobornos y chantajes, la entera cosecha del período inaugurado en 1945. Nótese que el pueblo norteamericano no fue a mejor con la fórmula neoliberal servida por esos think-tanks, sino claramente a peor. Hoy cuenta con 47 millones de pobres, 14 de ellos en las alcantarillas, y con una desigualdad social pasmosa. El neoliberalismo no puede ofrecer otra cosa, como acredita la devastación del Tercer Mundo y como podemos comprobar nosotros mismos en el espacio europeo, donde ya contamos, a la chita callando –antes de lo peor, que viene ahora–, con 25 millones de parados, con 40 millones de pobres y con 80 millones al borde de la miseria, como oportunamente nos acaba de recordar Ana Flores.
    Naturalmente, la legislación social europea  es/era un estorbo, una excepción molestísima, si pensamos en los usos y costumbres norteamericanos, impuestos por esa elite, y en los usos chinos, dictados por una oligarquía  no menos corrupta y totalitaria. Nada mejor  que acabar con esa singularidad europea: Se elimina una objeción a la barbarie neoliberal y se pone a disposición de la elite la posibilidad de hacer grandes negocios con la privatización de lo que quede del Estado de Servicios europeo. Ya se las promete muy felices esta gente: lo que al contribuyente le costó muchos años construir y desarrollar, le caerá en las manos a precio de saldo, con alguna ayuditas adicionales del Estado en quiebra.
    En la Edad Media se hablaba, con conmiseración, de “la pobre gente que paga impuestos”, pues obviamente no los pagaban ni la Iglesia ni los nobles. Pues eso, amigos.
    Pero esto va a acabar muy mal. Porque la  elite arrogante no tiene que vérselas con pueblos ágrafos, como ella quisiera, y a lo que apunta descaradamente con la destrucción de la enseñanza pública, el fomento de las escuelas privadas de corte religioso y el Plan Bolonia.
     Y como no somos ágrafos, estamos indignados. Hasta los niños saben hoy que se está utilizando el dinero del contribuyente para especular y para crear fondos esotéricos al servicio de la banca privada, en la seguridad de que si vienen mal dadas –cosa segura– el pobre lo pagará con la piel. Hasta los niños se han dado cuenta de que las pérdidas se socializan de la manera más frívola que quepa imaginar, lo que ya forma parte de las reglas del juego. 
    Hasta los niños se han dado cuenta de que la tijera se mete en los asuntos sociales, sin que en ningún momento se haya dicho una sola palabra sobre recortar los gastos militares y eclesiásticos, sobre poner coto a la impunidad fiscal de los ricos y de la banca, sin que se haya hablado de molestar a los usuarios de paraísos fiscales o de liquidarlos sencillamente, no sea que se fastidie el tramposo juego, que requiere anchas vías de evasión para los monstruos del momento, mafia incluida. 

viernes, 9 de diciembre de 2011

LA “REFUNDACIÓN DE EUROPA”, UN PASO MÁS HACIA EL ABISMO

    Este viernes, tras misteriosas reuniones nocturnas, ha tenido lugar lo que pomposamente se anunció como la “refundación de Europa”,  sin que se haya puesto el menor límite al mecanismo fatal que a todos nos lleva a la ruina. Recordaré esta fecha como el viernes negro europeo. No sé a santo de qué Sarkozy y Merckel han sonreído tanto. Simplemente, este ha sido un capítulo más de la revolución de los muy ricos, incapaces de detenerse. Como no será que ahora todas las Constituciones europeas se verán mancilladas, traicionando su sentido, con la intromisión de articulados favorables a dar garantías a esos dementes, articulados lógicamente contradictorios con el espíritu y la letra de cada una de ellas, a aprobar a puerta cerrada.     
     Se da el espaldarazo a la austeridad presupuestaria, y se mantiene  en pie el loco mecanismo por el cual se dan todas las ventajas a la banca privada sobre los Estados, y se oficializa la actuación, en campo Europeo, del FMI, que operará aquí como ya operó en la Argentina y en Indonesia. Lo único que han podido hacer la señora Merckel y el señor Sarkozy, cuando éste había llamado a rebato para salvar a Europa y salvar al euro, es bendecir dicho  mecanismo, dando por buenas las prescripciones del capo del BCE, señor Draghi, el hombre de Goldman Sachs,  y del sheriff Geithner, terne en su batalla por el dominio del mundo sin preocuparse como debiera de cómo van las cosas en su desventurado país.
     Encima, no hay ninguna garantía de que el euro vaya a salvarse, pues en ninguna parte está escrito que los chantajistas, a los que tanto se ha cedido, vayan a conformarse, pues no tienen límites ni forma parte de su esencia conmoverse ante nada.  
    Esta impresentable “refundación de Europa” que acaba de anunciarse a bombo y platillo se hace a costa de los europeos y de su futuro, no a costa de los pícaros que nos han metido en este desfiladero. Ya habrá gente calculadora y prudente que, visto lo visto, a estas horas esté remitiendo fuera de Europa gran cantidad de dinero, no sea que esto reviente y sólo queden parados y miniasalariados para responder del gigantesco bluff. Pero los financieros amantes de riesgo, desde luego que invertirán, no precisamente en el sentido de reactivar.
    Si a tan poco han llegado nuestros dirigentes, si sólo tienen valor para enfrentarse a sus respectivos pueblos, nunca a los beneficiarios de la colosal estafa que estamos padeciendo, se comprenderá que me sienta bastante inquieto sobre el porvenir inmediato, que será de franca recesión. Estados Unidos va por mal camino, Europa también, sobre los mismos rieles. La locura neoliberal debería haber acabado hace tiempo, pero va a más. Y nótese que a los pueblos mismos estos dirigentes, ya puestos a refundar, no han tenido nada que decirles. El problema es que no sólo nos dan la espalda, fulleramente, porque también se la dan a la mismísima realidad. No hace falta ser un adivino para predecir un triple desastre, económico, político y social. La revolución de los muy ricos no apunta a otra cosa.

martes, 15 de noviembre de 2011

DE LA CRISIS AL DESASTRE


    Vivimos, como es sabido, en la era del dinero fiduciario, basado todo él en la confianza, y precisamente es  confianza lo que no hay ni puede haber en las actuales circunstancias.
   De ahí que haya servido de tan poco que las altas autoridades europeas hayan creado un fondo de un billón de euros para tapar agujeros, esto es, para tranquilizar a los bancos, a las grandes empresas y, en general, a los magos de las finanzas globales.  No es de extrañar:  ya no se sabe muy bien qué es lo que demonios hay dentro de ese fondo, con la particularidad de que los sujetos a tranquilizar saben mejor nadie que no es oro todo lo que reluce. 
    Se está haciendo un esfuerzo supremo para impedir que se venga abajo el sistema. Nos encontramos ante un pirámide de Ponzi y no hace falta ser un genio para predecir un desastre mil veces peor que el del año 29, con un coste político y humano que será, como mínimo, el de entonces, espantoso, aunque se llegue a él a cámara lenta. 
    Me quedan pocas esperanzas de que los mismos personajes sapientísimos que nos han conducido a este desfiladero sean capaces de rectificar. No lo han hecho, luego no lo harán. Les pasa como a los adictos a la heroína que, una vez enganchados, la prefieren a cualquier otra cosa, al punto de parecer estúpidos y de arruinarse a sí mismos y a sus familias, como ellos están arruinando a sus pueblos, ebrios de ortodoxia neoliberal.
     No tiene ninguna gracia pensar que estamos en manos de gentes así. ¿Cuándo entrarán en razón? ¿Cuando vean convertidos los billetes, los valores y  los malditos bonos en papeluchos? Para  entonces, el sistema político europeo habrá sido triturado. Nótese que Monti ha venido a rematar la obra iniciada por Berlusconi, como Papademos ha venido a rematar la obra de Papandreu, sin que nadie, ni los tontos, hayan recuperado la confianza, ese bien perdido, a todas luces incompatible con la acción de desplumar a los pueblos. EL BCE y Bruselas, ya metidos de lleno en esta acción demencial, deberían ir entonando un mea culpa, porque mañana será demasiado tarde, y cosa que digan será tenida por tramposa, malvada y antidemocrática. 

lunes, 14 de noviembre de 2011

MARIO MONTI COMO DESGRACIA

   Ya es oficial: tras la dimisión de Berlusconi, llega Mario Monti, por lo que no tiene ningún sentido celebrar la caída del Cavaliere. Entiendo que la llegada de Monti al poder es una desgracia para Italia y para Europa. Porque a este señor no lo han elegido los italianos sino el mismísimo Comité del Dolor integrado por banqueros, financieros y grandes empresarios. Queda claro que este Comité   se ha apoderado del destino de Europa a mayor gloria de sus particulares intereses.
    Increíble pero cierto: Monti  ha declarado que pretende agotar la legislatura, y mantenerse en el poder, al frente de un gobierno de unidad, hasta el año 2013…  Los buenos europeos, que somos demócratas hasta los tuétanos, tenemos la obligación de denunciar este golpe de Estado de los mercados, el segundo, después del griego. Celebrarlo le convertiría  a uno en un colaboracionista, en un cómplice de la dictadura neoliberal. Así de claro.
     Ya no estamos ante un problema meramente económico, sino ante un drama político y moral.  Porque el  señor Monti, director europeo de la Comisión Trilateral, directivo del Club Bildelberg, asesor de la multinacional Coca-Cola, ha figurado hasta ayer mismo entre los altos ejecutivos de Goldman Sachs, el banco de inversión involucrado en el loco y tenebroso asunto de las hipotecas suprime. Pintarlo como simple tecnócrata es algo más que un abuso de confianza.