miércoles, 1 de julio de 2009

GAZA ME DUELE

 Acabo de ver un documental sobre la desesperante situación  de Gaza y, de pronto, se me han saltado las lágrimas.  ¿Es que no va a acabar nunca el sufrimiento del pueblo palestino?

   El documental, elaborado sobre el terreno por reporteros del Movimiento Solidaridad Internacional  (http://www.wipeoffthemap.com/), me  ha conmovido profundamente.  Doloroso en sí mismo, también me hiere en una fibra sensible, pues el Estado israelí, con la práctica de esa forma de terrorismo,  traiciona los sueños de mis padres y  también, estoy seguro, los de muchas personas de  mi generación, empeñadas, durante años, en idealizar los logros de sus fundadores. 

   No soy judío, pero mis padres me educaron, muy severamente, a la luz del Holocausto, vacunándome contra el antisemitismo y, por extensión, contra el racismo. Les tocó vivir en la Alemania nazi, y desde pequeño oí historias muy aleccionadoras: ambos hicieron lo que estuvo en su mano por ayudar a los judíos en plena persecución, corriendo los riesgos que cualquiera puede imaginar. De ahí mi solidaridad instintiva con  las víctimas de aquella barbarie, una solidaridad que ni siquiera se ha visto atenuada por el paso del tiempo.

    Sobre esa base educacional y sentimental, no consigo entender que los dirigentes de un pueblo que ha sufrido tanto sean capaces de practicar el terrorismo de Estado contra los palestinos de Gaza. La actitud del mundo civilizado, tan condescendiente con esta barbarie, me recuerda, como es obvio, la pasividad ante el antisemitismo nazi, con lo que tuvo de cobardía, de culpa colectiva y de perentoria advertencia para la posteridad.

   No se me pasa por la cabeza atribuir a todos los judíos las malas acciones de los responsables directos de las operaciones contra la franja de Gaza. Ahora bien, dicho esto, quede claro que no se me puede pedir que mire para otro lado por motivos sentimentales o históricos, o que acepte las justificaciones al uso (desde el terrorismo islámico a la listeza de insinuar que los palestinos sólo pretenden embaucar a la comunidad internacional para mejor vivir de la caridad); tampoco acepto las invocaciones a una presunta solidaridad cultural con el más fuerte, pues no viene a cuento.

   Sin duda, hay judíos de buena voluntad que están contra el terrorismo que practica su propio Estado, y a ellos me sumo. Desde hace tiempo tengo el corazón con los palestinos que sufren. 

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