Para mañana sábado se ha convocado una manifestación contra el aborto en Madrid. Ya están preparados los autobuses, vendrá gente de toda España y el acontecimiento promete ser multitudinario.
Si no he entendido mal, se arremete contra el aborto en todos los supuestos, esto es, también en el caso de violación, malformaciones y peligro para la vida o para la salud física y mental de la madre, y no sólo contra la nueva ley. Ya estoy acostumbrado a que los católicos rechacen el aborto de plano, y también al gastado recurso de salir en defensa de la vida para no ir al fondo de la cuestión con un mínimo de rigor.
Lo sorprendente del caso es que se anuncia la presencia de ilustres liberales. Oportunismos y cotilleos aparte, no es una buena noticia. La suma de laissez-faire en el plano económico y fundamentalismo religioso no da como resultado un liberalismo coherente y consistente, el único que puede servir de fundamento a la convivencia normal de las diversas maneras de entender las realidades humanas.
Sin tolerancia no hay liberalismo que valga, y la tolerancia y dicho fundamentalismo son mutuamente excluyentes, como ya deberían saber los propios interesados.
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