Estoy
incondicionalmente de parte de esta alumna y en contra de lo dispuesto por el
Instituto Camilo José Cela de Pozuelo de Alarcón, que no la deja ir a clase con
el pañuelo islámico, o hiyab. Me parece increíble que a principios del siglo
XXI se puedan atropellar los derechos de una muchacha de forma tan mezquina.
Los responsables de dicho centro docente, así
como los que aplauden su reglamento, no son liberales y si pretenden hacerse
pasar por tales los consideraré unos sujetos carentes de preparación alguna. Es probable que ellos no lo sepan, de puro ignorantes: Son unos absolutistas, incapaces
de practicar y menos aun de enseñar lo que es el liberalismo. ¿Se les llenará
después la boca con bonitas palabras sobre la tolerancia y sobre el respeto que
nos debemos los unos a los otros? No sería de extrañar. Lo grave es que tengan que ser personas así quienes explique a los muchachos por qué la Declaración Universal de los Derechos Humanos ampara la libertad de creencias.
No es el hecho de un pañuelo en la cabeza, sino el incumplimiento de las normas establecidas.
ResponderEliminarLa tolerancia debe tener límites, ¿debemos tolerar la ablación o la lapidación?
Si, hay que aplaudir la decisión del no sometimiento al libre albedrío. El pañuelo en aras de su libertad individual, que se lo ponga en su casa. En lugares que son de todos, que acepte las normas dadas por todos. Fácil.