lunes, 2 de junio de 2014

EL REY HA ABDICADO HOY

  El sistema se apresta a entronizar a su hijo a la mayor brevedad, sobre el principio de que aquí no ha sucedido nada irreparable salvo el desgaste propio de la edad. Sobre el papel parece sencillo, en la práctica ya veremos.
    La historia acelera sin contemplaciones y ya estamos otra vez divididos entre monárquicos y republicanos, en un clima emocional más tempestuoso de lo que nos conviene a juzgar por la potencia de las fuerzas brutalmente hostiles al bienestar de los españoles. En fin, hay que dar por hecho que el principio monárquico va a tener que vérselas con el principio republicano y que saltarán muchas chispas por el camino.
    Ya se habla del “régimen de 1978” en términos de repugnancia. Esto quiere decir que la herencia de la Transición ha sido dilapidada. Me resulta amargo porque tengo muy presentes no sólo sus deficiencias sino también y principalmente sus méritos históricos. Si esas deficiencias tenían solución, el problema derivado de su agravamiento, que ahora nos ha estallado en la cara, promete ser muy duro de roer y de padecer. Roto un consenso mayoritario es muy difícil llegar a otro. ¿Cuánto serían hoy capaces de ceder estos, los otros y los de más allá para sentar las bases de una convivencia constructiva? ¿Tiene alguien noticia de una monarquía que se haya mantenido en el tiempo sobre la base de servir de instrumento a una minoría rapaz? Yo no. La historia es muy elocuente al respecto. 

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