Por lo que veo, nos sigue
costando adaptarnos al tempo democrático. En democracia las cosas suceden a su
ritmo, se toman su tiempo. Por ignorarlo, los protagonistas principales de las
pasadas elecciones se presentaron todos como vencedores numéricos o espirituales,
el colmo del ridículo. Helos aquí imbuidos de esa mentalidad de ahora o nunca
que jamás le ha sentado bien a una democracia digna de tal nombre.
Por mi parte, opino que la ventaja obtenida por la izquierda en el
cómputo total de escaños debe ser justipreciada sin triunfalismo alguno. Las
voces que piden que se la haga valer como sea, para formar gobierno, me dan
grima. ¿Acaso no figura el PSOE en
la combinación? ¿Y qué pruebas tenemos de su voluntad de hacer honor al
socialismo de su fundador? ¿De qué combinación de izquierdas estamos hablando?
Seamos conscientes, al menos, de que la ventaja invocada es demasiado corta y de que las fuerzas
están divididas. La castración del PSOE, esta cortedad y esta dispersión son
argumentos de mucho peso para no intentar siquiera cargar con la
responsabilidad de formar gobierno en clave izquierdista.
Hay que respetar el tempo democrático, hay que saber esperar, no hay que
cantar victoria antes de tiempo. Y sobre todo, hay que caer en la cuenta de que
ahora, por fin, la historia corre a favor de la izquierda, si esta no se presta
a asumir responsabilidades que no son de su incumbencia, si se abstiene de
tocamientos que desde la calle serían vistos como sucios.
Que el peso de la
responsabilidad por la que se nos viene encima caiga íntegra sobre los peones
de la Bestia neoliberal que nos han traído hasta este estado de cosas. La
izquierda real debe protegerse incluso contra la tentación, que le será
servida, de compartir dicha responsabilidad de alguna manera, para pringarla y desprestigiarla.
Se nos viene encima un año atroz según ha admitido la señora Lagarde; se
reclamarán nuevos ajustes y recortes; se nos vienen encima el TTIP, el TiSA y
quién sabe qué más. Que los señores neoliberales carguen con sus culpas, que
hasta el último despistado comprenda de qué van y cómo se las gastan. Luego,
muy pronto, llegará la hora de la izquierda. Por una razón muy sencilla: a la
derecha neoliberal ya no le quedan conejos en la chistera.
Si ahora, bajo la presente correlación de fuerzas, a la izquierda no le conviene acceder al poder (solo para pagar los platos rotos por la juerga de otros), que haga el favor de no proponer soluciones absurdas, como esa de que se apele a una personalidad ilustre para que se haga cargo del embolado de formar gobierno (la misma que se usó contra Suárez con un resultado pésimo), no sea que se nos suba a la chepa el Monti de turno. No, no, paciencia, un poco de paciencia. El gobierno al servicio de la Bestia que se forme no durará mucho. El tiempo hay que usarlo para servir a la verdad, para informar, para dar ejemplo, para rechazar de plano las leyes, disposiciones y conductas inhumanas, para establecer un frente unido contra la Bestia neoliberal, para perfilar una alternativa clara y distinta.
Si ahora, bajo la presente correlación de fuerzas, a la izquierda no le conviene acceder al poder (solo para pagar los platos rotos por la juerga de otros), que haga el favor de no proponer soluciones absurdas, como esa de que se apele a una personalidad ilustre para que se haga cargo del embolado de formar gobierno (la misma que se usó contra Suárez con un resultado pésimo), no sea que se nos suba a la chepa el Monti de turno. No, no, paciencia, un poco de paciencia. El gobierno al servicio de la Bestia que se forme no durará mucho. El tiempo hay que usarlo para servir a la verdad, para informar, para dar ejemplo, para rechazar de plano las leyes, disposiciones y conductas inhumanas, para establecer un frente unido contra la Bestia neoliberal, para perfilar una alternativa clara y distinta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario