Mientras la situación económica sigue inmutable, por sus férreos raíles,
el panorama político cambia, como era de prever, tanto en Europa como en
España, sin que sea posible adivinar en qué momento se producirá el choque entre
los defensores del status quo y quienes están decididos a modificarlo. De
momento, el choque es virtual.
La
hora de la verdad propiamente dicha llegará cuando el poder establecido vea objetivamente
amenazada su rutina criminal. La impresión es que “la casta”, por emplear la
definición de Pablo Iglesias, cree haberse salido con la suya, poniéndose en
situación de seguir en las mismas.
Haríamos bien en prepararnos para una prolongada confrontación. Y no uso
la palabra confrontación por descuido: en Europa las novedades, tanto por la
izquierda como por la derecha, apuntan a una modificación real del orden de cosas existente.
Y de hecho, por apuntar hacia dicha modificación real han ido hacia arriba
fuerzas de opuesto signo, Podemos aquí o Syriza en Grecia, por un lado, y por el otro, en Francia, el
Frente de la señora Le Pen. Cada país tiene sus particularidades, pero es obvio
que estamos ante una consecuencia de la falta de miras de quienes han dirigido
el cotarro europeo hasta la fecha.
Centrándonos en España, las formaciones
de toda la vida se han visto castigadas o frenadas por su participación en el
sistema, por haberse ganado la desconfianza de grandes masas de votantes. Hasta Izquierda Plural parece haberse
visto afectada por este interesante fenómeno. Asistimos a un castigo a nuestro
familiar bipartidismo, que de “imperfecto” pasa directamente a “fallido”, con
consecuencias más o menos obvias para
la organización territorial, la
Monarquía y la “casta” en él asentada.
El
PP parece haber quemado sus naves a mayor gloria del neoliberalismo,
convirtiéndose en la fuerza a batir y en el modelo de lo que se rechaza
instintivamente. El PSOE intentará lavarse la cara, pero no se sabe cómo. La
izquierda acomodaticia, por él representada, parece haber quemado sus naves
también, ganándose el aborrecimiento de votantes otrora fieles. Lo que se pide
hoy es una alternativa, no una acomodación. Y las propuestas alternativas en
alza exigen cambios reales, esto es, una ruptura con el paradigma neoliberal
vigente.
Hoy
se presta atención a lo que pasará tras la caía de Rubalcaba, pendientes todos
de la persona que tomará el relevo. Más importantes son las cuestiones de
fondo. ¿Hará algo el PSOE contra el artículo 135? ¿Se arrepentirá de su
complicidad con el PP en este feo asunto? ¿Qué papel se dispone a jugar, en
adelante, con respecto al tratado EU-EE UU, hoy en fase de clandestina
redacción? Estas son las preguntas que no se pueden eludir.
Ya
veremos qué pasa en Europa, donde la desafección del Frente Nacional y de los euroescépticos ingleses promete
algo más que turbulencias, pues poco margen tienen para satisfacer a sus
votantes con meros aspavientos retóricos. Podría suceder que la Europa que nos
ha estafado se haga pedazos y salga algo peor. A cualquier conocedor de la
historia el proceso le da mala espina. La fijación en “el problema de
emigración”, con metódicas y repulsivas cargas de xenofobia, será atizada para
ocultar los verdaderos problemas.
En
cuanto a España, creo que hay que tener en cuenta que “la casta”, que desconoce
el bien común, que no tiene nada que ofrecer, que carece de sensatez y mano
izquierda, que ignora el fair-play, que se siente respaldada por las más altas
instancias planetarias, no va a ser de buen perder. Capaz es de pretender salvarse por medio del famoso gobierno
de concentración (PP + PSOE) y con vaya uno a saber qué medidas excepcionales,
algunas ya precocinadas.
En todo caso, quienes nos oponemos a la Bestia neoliberal le debemos a los resultados de estas elecciones la porción de legitimidad que no le permitirá a dicha casta despacharnos como simples perroflautas , frickies o comunistas casposos. Y creo que ha hecho muy bien Podemos en no encastillarse en su éxito y apuntar a la creación de un Frente Amplio. Pues nos va a hacer falta, como acaba de demostrarse.
En todo caso, quienes nos oponemos a la Bestia neoliberal le debemos a los resultados de estas elecciones la porción de legitimidad que no le permitirá a dicha casta despacharnos como simples perroflautas , frickies o comunistas casposos. Y creo que ha hecho muy bien Podemos en no encastillarse en su éxito y apuntar a la creación de un Frente Amplio. Pues nos va a hacer falta, como acaba de demostrarse.