sábado, 6 de junio de 2009

OBAMA ANTE EL MUNDO

     Los grandes discursos que ha pronunciado Barack Obama en Egipto y en Alemania representan no sólo un promesa. Son, en sí mismos, realidades, el deseado punto de partida para la construcción de un mundo mejor.

    Han sido discursos lúcidos y valientes, muy ponderados, comprometedores no sólo para él sino también para sus compatriotas y sus oyentes. Habrá un antes y un después y, pase lo que pase, su pronunciamiento de junio de 2009 figurará en los libros de historia, con el valor de una toma de posición sensata ante los males que nos afligen.

   Obama acaba de distanciarse valientemente del “con nosotros o contra nosotros” de su predecesor, y también de sus modos y dichos. Es de muy agradecer. Y hay que apoyarle, dado que, como es obvio, el reto que tiene ante sí es asustante.

    No es el momento de pedirle imposibles, ni de acosarlo con cominerías. Si algo hemos aprendido, no deberíamos hacerle a Barack Obama lo mismo que se le hizo a Gorbachov. Hay que darle un voto de confianza y tiempo, así como hay que juntar filas en torno a su figura, pues se ve venir la taimada reacción de las fuerzas que se oponen a todo lo que él representa. 

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