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miércoles, 14 de septiembre de 2011

LAS REFORMAS CANALLAS


    No tendrán fin, pues obedecen a la siniestra lógica de los chantajes.  Si los griegos creían haberse apretado el cinturón  hasta el último agujero, resulta que no, que la cosa no ha hecho más que empezar. Lo mismo sucede en Italia y en nuestro país. La triquiñuela  de escalonar las reformas con el fin de que la víctima se irrite por etapas, sin estallar, está  muy vista  y cualquier día de estos producirá justo lo que desea evitar. Ya le hemos pillado el tranquillo, y sabemos que detrás de una viene la siguiente, terrible pero insuficiente.  Sobrecoge que esto nos esté pasando en Europa, no se sabe si por un fenómeno de combustión interna o por alguna listeza para acabar con ella ideada  fuera por alguna mente maquiavélica.  En todo caso, ella se lo ha buscado. Desde que confió algo tan importante como la Carta Magna europea al neoliberal Valery Giscard d'Estaing, esto se veía venir.  
     Los pequeños gestos para la galería, llámense reducción de vehículos oficiales o de dietas de viaje, a nadie engañarán. De forma sistemática se carga la factura sobre la parte más débil. Los peces gordos, sean bancos o particulares, no tienen nada que temer, tampoco la Iglesia.  Por eso da tanto asco escuchar a los rapsodas de los recortes sociales, incluidos los que afectan a los minusválidos.
    El problema es que, por mucho que intenten marearnos con cifras y porcentajes, los ciudadanos de a pie ya nos hemos dado cuenta de que, tonterías aparte, hemos sido víctimas de una estafa.  Y encima, ya estamos de sobra informados de que los sacrificios que se nos piden no nos sacarán del agujero, ni a nosotros ni a nuestros hijos, y que lo que aquí verdaderamente importa, aparte de socializar las pérdidas, es dar marcha atrás a todas la conquistas sociales, una por una, de forma que doblemos el espinazo. Una forma de jugar con fuego.     
    Recuerdo muy bien el triste caso de Argentina, alumna modélica del FMI, que acabó en el famoso corralito. Siempre ocurre lo mismo: cuando todo ha caído, cuando no queda más salida que la prostitución o el suicidio, aparecen los inversores en el horizonte, siempre del brazo de algún socio local, momento en que se empieza a hablar de recuperación. Pero falta bastante, y muchísimo dolor. La cosa es tan poco democrática, tan rastrera, que empiezo a sentirme rodeado de quislings y colaboracionistas...  

sábado, 6 de junio de 2009

OBAMA ANTE EL MUNDO

     Los grandes discursos que ha pronunciado Barack Obama en Egipto y en Alemania representan no sólo un promesa. Son, en sí mismos, realidades, el deseado punto de partida para la construcción de un mundo mejor.

    Han sido discursos lúcidos y valientes, muy ponderados, comprometedores no sólo para él sino también para sus compatriotas y sus oyentes. Habrá un antes y un después y, pase lo que pase, su pronunciamiento de junio de 2009 figurará en los libros de historia, con el valor de una toma de posición sensata ante los males que nos afligen.

   Obama acaba de distanciarse valientemente del “con nosotros o contra nosotros” de su predecesor, y también de sus modos y dichos. Es de muy agradecer. Y hay que apoyarle, dado que, como es obvio, el reto que tiene ante sí es asustante.

    No es el momento de pedirle imposibles, ni de acosarlo con cominerías. Si algo hemos aprendido, no deberíamos hacerle a Barack Obama lo mismo que se le hizo a Gorbachov. Hay que darle un voto de confianza y tiempo, así como hay que juntar filas en torno a su figura, pues se ve venir la taimada reacción de las fuerzas que se oponen a todo lo que él representa. 

martes, 19 de mayo de 2009

DOS MILLONES DE FUGITIVOS...


   Nos informan de que el ejército de Pakistán se apresta acabar con los milicianos talibanes, y así nos enteramos de que éstos andan mezclados “entre la población”, ya no muy lejos de Islamabad. Habrá que separar, pues, el trigo de la cizaña, de acuerdo con las pautas habituales, cuya sola mención debería producirnos escalofríos.    
    Dos millones de civiles paquistaníes buscan a tumbos las salidas del valle de That, y quien sabe cuántos más se agazapan en sus casas a la espera de lo peor. Por lo visto, un par de fotos y  unos cuantos despachos de agencia deben ser más que suficientes para recordarnos que estamos en guerra contra los talibanes y contra sus socios de Al Queda allí donde levanten cabeza y naturalmente con la razón de nuestra parte. Y no tiene ninguna gracia, porque, ay, con la razón de nuestra parte ya hemos dado suficientes muestras de barbarie, egoísmo y chapucería  como para aborrecernos a nosotros mismos.     
    Lo que está sucediendo en Pakistán es una extensión de lo que ha sucedido y sucede en Afganistán, lo que nos debe mover a reflexionar sobre nuestras culpas y sobre el evidente peligro de que millones de víctimas directas y  colaterales no vean por ninguna parte nuestra presunta superioridad moral. Para presumir de tal superioridad hay que tenerla. Así de sencillo.    Con objetivos vidriosos y  métodos brutales  acabaremos expandiendo todos los males contrarios a la civilización...