jueves, 11 de febrero de 2010

GRECIA, PAPANDREU Y LOS TIBURONES DE LAS FINANZAS


   Los españoles tenemos buenos motivos para prestar atención al caso griego. De momento, lo único que ha obtenido el mendicante Papandreu es un vago compromiso de “apoyo político”. Como lo que menos le conviene a la Europa pudiente es que Grecia acabe a las órdenes del Fondo Monetario Internacional, con un previsible daño para el euro, ¿cómo es posible que no haya recibido auxilio económico inmediato? ¿Acaso  la Europa comunitaria no está en condiciones de echarle una mano a Grecia? ¿O hemos de suponer que no quiere  y que por eso se aferra a la letra pequeña del contrato de adhesión a la moneda única?
   Ya dije que la Europa de los mercaderes tiene sus limitaciones… Y entre ellas figura la incapacidad para hacer los deberes en el plano de la cohesión social. El plan de ajuste que el socialista Papandreu va a imponer a los griegos para satisfacer las exigencias del Sistema implica, como es obvio, el traslado a las buenas gentes de la factura de la monumental juerga de otros, lo que empieza a aparecer como lo que es: una costumbre de los juerguistas. Cuando Grecia se encuentre totalmente postrada, cuando su suelo y su gente, quizá el Partenón mismo, no valgan nada, entonces y sólo entonces se convertirá en un bocado apetitoso para los señores inversores del mundo entero.
    Ya decía Himkelamert que el Tercer Mundo está creciendo en el espacio del Primer Mundo. Vamos hacia un mundo de ricos sin nacionalidad y pobres sin fronteras, sin lo que antes se entendió por clase media, demasiado cara de mantener  o, mejor dicho, suculenta como alimento para los tiburones.   No hace falta ningún adivino para predecir un desastre. 

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