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lunes, 18 de junio de 2012

ELECCIONES EN GRECIA


   La euforia de la Europa pudiente ante la victoria del conservador Samaras debe ser motivo de conmiseración. ¡Hay que ver la suerte que ha tenido Tsiparas! Un poco más, y gana, y entonces habría caído sobre él todo el enjambre, toda la basura mediática.
    Lo único que tiene que hacer el líder de Syriza es esperar sentado el previsible e ignominioso final del tándem Samaras-Venizelos, dos pecios políticos desde el punto hora en que tragaron con el chantaje en sustitución del deshuesado Papandreu.  Si logran formar lo que pomposamente se llama un “gobierno de unidad nacional” para mejor servir a “los mercados”, peor para ellos. El problema es el sufrimiento de los griegos, y desde luego,  algo que debería también mover a hacer algo serio: de seguir Europa por este camino, dará la razón  a personas verdaderamente extremistas, a las que ya me parece estar oyendo afilar las espadas. Lo de Amanecer Dorado no es una pequeñez. 
    A  todo esto, la formidable pirámide de Ponzi sigue viniéndose abajo a cámara lenta, y seguirá, hagan lo que hagan Samaras-Venizelos. 

martes, 20 de marzo de 2012

VENIZELOS, UN CASO PREOCUPANTE

   El caso de Evángelos Venizelos me da mucho que pensar.  Primero, ministro de Defensa, luego ministro de Hacienda… y ahora nuevo presidente del PASOK, el partido socialista griego, fundado en 1974 por Andreas Papandreu.
     Se dice que Venizelos ha sido elegido democráticamente por los militantes de dicho partido, pero no cabe pasar por alto que era el único candidato, y así cualquiera. Lo que yo no consigo entender es que precisamente haya alcanzado la presidencia del partido el hombre a quien todos hemos visto rendir pleitesía al Comité del Dolor. Sólo un 16 por ciento de los griegos se fían  a estas alturas del PASOK, lo que es muy comprensible si se atiende a su comportamiento objetivo. No sé que esperan las cabezas pensantes del PASOK del señor Venizelos, que ya ha dado de sí todo lo que cabe esperar de él y de esa forma de entender la “responsabilidad” que ya se comió todo el prestigio del infortunado Yorgos Papandreu. Políticamente hablando, Venizelos es un cadáver, por muy alta estima que merezca a los chamuscados líderes de su partido y a los  compadres de Bruselas.
    El caso me preocupa porque, como ha he dicho alguna vez, esta crisis se está comiendo a los partidos con responsabilidades de gobierno –y al entero sistema político– sin que me haya sido posible detectar el menor gesto defensivo por parte de dichas cabezas pensantes, pendientes de sus propios asuntos y extrañamente insensibles a las necesidades de sus votantes.
    El encumbramiento de Venizelos a la presidencia del PASOK constituye una invitación a la automática radicalización de la izquierda, porque sólo los despistados y los desmemoriados se creerán sus  guiños a la socialdemocracia, todos ellos indignos de crédito. Y recuérdese  que la colaboración de la derecha con fuerzas transnacionales representa una invitación al extremismo por el lado contrario. Nos encontramos ante una crisis de representación, de curso  inquietante. Ojalá me equivoque.