Bajo la presidencia de Obama, de forma reactiva, se está incubando un movimiento de imprevisibles consecuencias tanto para el país
como para el mundo. El hecho de que Obama, bastante conservador, provoque
semejante reacción es, en sí mismo, un síntoma alarmante. ¿Hacia dónde va
aquel país, otrora faro de la democracia planetaria?
El
movimiento del Tea Party sigue en alza con la inefable señora Palin a la
cabeza; cobra impulso el movimiento llamado Keep America Save, promovido por la
hija de Dick Cheney y por el hijo del neoconservador Irving
Kristol. Nos enteramos de que la Fox News se ha sumado a la campaña de
agitación. Y resulta que en la América profunda las “milicias populares” se
encuentran en auge. No le veo la gracia, francamente. Que estas cosas ocurran
en un país endeudado y a la vez orgulloso, con la clase media golpeada, no es
lo que se dice tranquilizador a juzgar por las lecciones de la historia.
No estamos ante un fenómeno
intrascendente, más o menos pintoresco.
Tras la agitación “popular”,
de tintes patrióticos y religiosos, cabe ver la mano de una minoría
decidida que ya ha metido al país y la humanidad en graves problemas. Esa
minoría no tiene nada que ver con una derecha convencional y, por lo que
parece, no tiene ningún inconveniente en cabalgar un tigre. Está dispuesta a
romper las reglas del juego. No por casualidad, algunos de sus promotores
empezaron en el trotskysmo y fueron discípulos del muy elitista Leo Strauss; no
por casualidad,percibo un tufo criptomaquiavélico y criptonietzscheano de la peor especie. Esperemos que el pueblo norteamericano no se deje engatusar, no sea que tengamos que pagar los platos rotos entre todos.
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