martes, 23 de marzo de 2010
ELECCIONES EN FRANCIA
Pasó lo que se veía venir.
Victoria socialista y retroceso de las huestes de Sarkozy, claramente
desgastadas. Para mí, lo más
llamativo, aparte de la abstención y del resurgimiento lepenista, ha sido el
apoyo tácito de Martine Aubry al señor George Frêche, que acabó batiéndolos
a todos en Languedoc-Rosellón. No puedo entender que la estrella emergente del
socialismo francés se haya permitido semejante jugada por mero cálculo
electoral. El señor Frêche no es un compañero de viaje aceptable para una izquierda seria, actualizada y con visión de futuro. Estamos hablando de un político racista, capaz de llamar “infrahombres” a los argelinos,
perfectamente conocido por sus salidas de tono y sus fantasmadas populistas. Que Frêche
se diga de izquierdas es una cosa, que lo sea otra, por muy mitterranista que haya sido (de sus orígenes maoístas mejor no decir nada). Al no pararle los pies, Martine Aubry ha hecho un flaco favor a la izquierda y,
de forma lamentable, ha preparado el camino para que la derecha vuelva a sus insensatos tocamientos con la extrema derecha.
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