La Fundación Everis,
presidida por el exministro Eduardo Serra, acaba de entregar en mano al
rey don Juan Carlos un documento de extremoso título: “Transforma España”... www.diariocritico.com/imagenesPieza/Propuesta%20TransformaEspana(1).pdf
El
documento cuenta con el respaldo
de la plana mayor de la élite
empresarial y bancaria. Se nos hace saber que en su elaboración han intervenido
cien personalidades de máximo nivel, con lo que queda firmemente establecido
que más serio y riguroso no puede ser.
Lo
he leído y voy a ser sincero. Me parece el trabajo de un alumno de primer curso
de empresariales, hecho por el sistema de cortar y pegar, con el abecé del
neoliberalismo por todo contenido. Está mal escrito, en una extraña jerigonza,
en la que se advierte la influencia estilística del power point y de los
apuntes tomados al vuelo.
No es posible resumir la pieza,
demasiado confusa. Sin embargo, queda clara, por repetición, la idea de que es
necesario transformar España.
Se nos hace saber que, venidos del mundo del
“debo” pasamos al mundo del “me
apetece”, con consecuencias desastrosas.
Los cien sabios nos informan: “Competimos
en un mercado en el que hay que ganarse el derecho a ser consumido”. El mercado
mismo es el sapientísimo encargado de la planificación a largo plazo. Volvemos,
pues, con aires de novedad, a la Mano Misteriosa de Adam Smith, al viejo
darwinismo social puro y duro.
¿Por qué nos vemos en tan crítica situación económica? Porque hemos hecho el vago… O los cien sabios han perdido por completo el sentido de la realidad o disfrutan de una desfachatez a toda prueba. ¡Echar
la culpa de la crisis a las buenas gentes, a quienes se han deslomado
trabajando! Me parece a la vez feo y sintomático que las altas personalidades de
la élite bancaria y empresarial eludan toda autocrítica y cualquier crítica por el
procedimiento de ver vagos por todas partes. Pero la necesidad de encontrar un cabeza de turco es fuerte,
y los cien sabios ya lo han encontrado, sin esfuerzo, siguiendo la línea de ciertos think tanks norteamericanos. Que el problema son los vagos es algo que nos viene siendo repetido desde hace treinta años, en un intento de devolvernos a las coordenadas ricardianas y malthusianas, y esta gente no da más de si.
Se nos informa, en plan proverbio chino, de que la
crisis económica ofrece una "oportunidad" para “transformar España” (nada menos...) Para ello hace falta una transformación del ciudadano (¡cielo santo!), que debe
llegar a ser “integral”, es decir, un sujeto bien troquelado en cinco “facetas
fundamentales”: “El ciudadano como
depositario responsable de los valores de un país” (esto procede de la cantera
de la filosofía comunitarista), “el ciudadano elector” (no hace falta más, por
lo visto), “el ciudadano consumidor”, “el ciudadano financiador” (esto no queda
claro) y “el ciudadano productor de valor socioeconómico”… No se ría el lector
ante semejante reducción del ciudadano y tampoco ante la implícita puesta en
tela de juicio de la ciudadanía de quien no esté a la altura del modelo, porque
esto ha salido de la sustancia gris de cien sabios.
El documento alcanza clímax en una frase descompuesta, en la
que se expresa el loco sueño de que se produzca “la evolución de una sociedad
de personas hacia una sociedad de talentos” [sic!].
Una de
dos: o los empresarios y banqueros que suscriben este documento ni siquiera lo
han leído, o se lo toman en serio. Yo espero de todo corazón lo primero, porque
en el segundo caso me vería obligado, muy a mi pesar, a admitir que decisivos
resortes de poder están en manos de personas que, en cuanto dan un pasito fuera
de su campo de actividad, pierden
de súbito el sentido común, sin la menor posibilidad de tener eso que antes se
llamaba sentido del Estado. Y esto sí que resultaría fatal para los destinos
del país.