El conservador Cameron acaba de imponer una tremenda elevación de las
tasas universitarias. Los
estudiantes británicos tendrán que pagar hasta diez mil euros por curso, lo que,
como se comprenderá, está causando protestas, algunas de tintes salvajes. La
medida de Cameron no es sólo una medida anticrisis. Forma parte de una
estrategia que hiela la
sangre, por varios motivos. En primer lugar, porque es darle la
patada al proyecto Ilustrado; en segundo, porque apunta claramente a favorecer
a los estudiantes “de buena familia”; en tercero, porque obstaculiza la
movilidad social en sentido ascendente por el camino del estudio; en cuarto
porque somete la universidad a criterios económicos; en quinto, porque forma
parte de una intervención de ingeniería social, encaminado al restablecimiento
de una sociedad basada en el viejo truco medieval de que unos tengan acceso al
conocimiento y otros no. Náuseas es lo que me da. Asistimos a un cambio de época al socaire de la
crisis, a un cambio incubado desde hace tiempo por los cerebritos de la
escuela neoliberal. ¡Cómo se ve que ya no hay que presumir de tener mejores
escuelas y universidades que los comunistas! ¡Cómo se ve que, puestos a hacer
recortes, lo que se lleva es
aprovechar para redefinir los objetivos sociales, a costa de los más débiles.
No seré yo quien celebre una universidad clasista.
viernes, 10 de diciembre de 2010
miércoles, 8 de diciembre de 2010
NOTICIAS DEPRIMENTES
Leo que los irlandeses han visto
esfumarse los dineros de su seguridad social, devorados por la crisis. Veo que
Obama opta por seguir en la línea de Bush, rebajando los impuestos a los ricos,
supuestos creadores de riqueza. Veo que Zapatero elimina de un plumazo el
salario, de por sí mísero, a los parados. Veo que los controladores aéreos
dejan plantados a los pasajeros y me veo haciendo un esfuerzo para entender sus
motivos, oscurecidos por la ira que han concitado sobre sí mismos con su
desconsiderado proceder. Al final no me creo las razones del gobierno ni las de
los controladores, lo que ya es indicio de desconfianza generalizada.
Me entero de que las altas autoridades
europeas han rechazado prolongar las bajas por maternidad, a pesar de la luz
verde de los expertos. Oigo a Aznar decir algo así como “menos pensiones y más
trabajo”. Vuelvo a leer el
documento Transforma España y me quedo en un estado intermedio entre el llanto
y el cabreo. Oigo que el FMI aplaude los recortes de Zapatero, un hombre
sumamente astuto desde el punto de vista de los norteamericanos. Parece que ha gustado mucho su intención de privatizar algo de lo poco que queda.
Oigo
a Vargas Llosa arremeter contra la democracia de Bolivia y de Nicaragua, como si otras fueran perfectas. Constato que el proyecto europeo,
reducido a la mínima expresión por el imperio de los buhoneros, hace agua por
todas partes, mientras la señora Merckel se remite insípidamente a los valores
judeocristianos. Me entero de la detención de Julian Assange, cuyas buenas
intenciones empiezan a ser cuestionadas sistemáticamente, por un supuesto
delito de violación y otro de abusos. Hay quien, a cara descubierta y con un
lenguaje de épocas que creíamos pasadas, reclama la eliminación física de
Assange. Por mucho que me estruje el cerebro, no veo nada positivo en todo ello.
Hemos entrado ya en una fase oscura, no sólo en el plano económico.
lunes, 29 de noviembre de 2010
“TRANSFORMA ESPAÑA”, UNA PROPUESTA ELITISTA
La Fundación Everis,
presidida por el exministro Eduardo Serra, acaba de entregar en mano al
rey don Juan Carlos un documento de extremoso título: “Transforma España”... www.diariocritico.com/imagenesPieza/Propuesta%20TransformaEspana(1).pdf
El
documento cuenta con el respaldo
de la plana mayor de la élite
empresarial y bancaria. Se nos hace saber que en su elaboración han intervenido
cien personalidades de máximo nivel, con lo que queda firmemente establecido
que más serio y riguroso no puede ser.
Lo
he leído y voy a ser sincero. Me parece el trabajo de un alumno de primer curso
de empresariales, hecho por el sistema de cortar y pegar, con el abecé del
neoliberalismo por todo contenido. Está mal escrito, en una extraña jerigonza,
en la que se advierte la influencia estilística del power point y de los
apuntes tomados al vuelo.
No es posible resumir la pieza,
demasiado confusa. Sin embargo, queda clara, por repetición, la idea de que es
necesario transformar España.
Se nos hace saber que, venidos del mundo del “debo” pasamos al mundo del “me apetece”, con consecuencias desastrosas.
Se nos hace saber que, venidos del mundo del “debo” pasamos al mundo del “me apetece”, con consecuencias desastrosas.
Los cien sabios nos informan: “Competimos
en un mercado en el que hay que ganarse el derecho a ser consumido”. El mercado
mismo es el sapientísimo encargado de la planificación a largo plazo. Volvemos,
pues, con aires de novedad, a la Mano Misteriosa de Adam Smith, al viejo
darwinismo social puro y duro.
¿Por qué nos vemos en tan crítica situación económica? Porque hemos hecho el vago… O los cien sabios han perdido por completo el sentido de la realidad o disfrutan de una desfachatez a toda prueba. ¡Echar
la culpa de la crisis a las buenas gentes, a quienes se han deslomado
trabajando! Me parece a la vez feo y sintomático que las altas personalidades de
la élite bancaria y empresarial eludan toda autocrítica y cualquier crítica por el
procedimiento de ver vagos por todas partes. Pero la necesidad de encontrar un cabeza de turco es fuerte,
y los cien sabios ya lo han encontrado, sin esfuerzo, siguiendo la línea de ciertos think tanks norteamericanos. Que el problema son los vagos es algo que nos viene siendo repetido desde hace treinta años, en un intento de devolvernos a las coordenadas ricardianas y malthusianas, y esta gente no da más de si.
Se nos informa, en plan proverbio chino, de que la
crisis económica ofrece una "oportunidad" para “transformar España” (nada menos...) Para ello hace falta una transformación del ciudadano (¡cielo santo!), que debe
llegar a ser “integral”, es decir, un sujeto bien troquelado en cinco “facetas
fundamentales”: “El ciudadano como
depositario responsable de los valores de un país” (esto procede de la cantera
de la filosofía comunitarista), “el ciudadano elector” (no hace falta más, por
lo visto), “el ciudadano consumidor”, “el ciudadano financiador” (esto no queda
claro) y “el ciudadano productor de valor socioeconómico”… No se ría el lector
ante semejante reducción del ciudadano y tampoco ante la implícita puesta en
tela de juicio de la ciudadanía de quien no esté a la altura del modelo, porque
esto ha salido de la sustancia gris de cien sabios.
El documento alcanza clímax en una frase descompuesta, en la
que se expresa el loco sueño de que se produzca “la evolución de una sociedad
de personas hacia una sociedad de talentos” [sic!].
Una de
dos: o los empresarios y banqueros que suscriben este documento ni siquiera lo
han leído, o se lo toman en serio. Yo espero de todo corazón lo primero, porque
en el segundo caso me vería obligado, muy a mi pesar, a admitir que decisivos
resortes de poder están en manos de personas que, en cuanto dan un pasito fuera
de su campo de actividad, pierden
de súbito el sentido común, sin la menor posibilidad de tener eso que antes se
llamaba sentido del Estado. Y esto sí que resultaría fatal para los destinos
del país.
domingo, 28 de noviembre de 2010
IRLANDA Y LA REGLA FATAL
Después de haber sido puesta por las nubes la sapiencia de las
autoridades económicas irlandesas, todas ellas de la cofradía neoliberal, la maravillosa pirámide de Ponzi se derrumbó.
Se trata
de una repetición, de un caso más a añadir a la lista de países damnificados.
Los gastos de la juerga, como viene siendo norma, acaban de ser cargados en la cuenta del desprevenido
contribuyente. Desplumar a las buenas gentes es lo que se lleva. El Estado
posmoderno no es más que un testaferro del poder organizado del dinero, y hace
estupendamente su trabajo. Si alguien cree que esta serie de latrocinios va a
terminar se equivoca de medio a
medio.
martes, 23 de noviembre de 2010
EL PODER ATONTA
El
poder no sólo corrompe; también atonta, como nos hizo notar Nietzsche. A lo
largo de los siglos, incontables sabios se han devanado los sesos para ponerle
límites al poder, no sólo por un
acendrado humanitarismo sino también, y sobre todo, para impedir que sus usufructuarios
acaben peor que sus víctimas.
Maquiavelo,
que de buenista no tenía un pelo, dedicó bastantes páginas a hacerle ver al
príncipe que no se va ninguna
parte sin una conciencia clara de los límites del poder. Por tremendo que éste
sea, siempre hay que acordarse de cuidarlo, de conservarlo, lo que no suele
entrar en el repertorio natural de los déspotas.
Viene
esto a cuento de que no acierto a entender cómo ha sido posible que los Estados
Unidos hayan dilapidado su poder blando y su dinero de forma tan vesánica. Es fácil suponer que se sigue algún tipo de plan de largo alcance, muy bien pensado… Pero no. A juzgar por la experiencia, es prácticamente seguro que no hay nada “bien pensado”.
Si esta impresión es acertada, el mundo y el presidente
Obama tienen que vérselas con una potencia perfectamente irracional, de la que
caben esperar tremendas convulsiones. Téngase en cuenta que lo que más irrita a sujetos que no están en sus cabales es que alguien o algo les lleve la
contraria. Lo más cómodo parece
seguirles la corriente, pero no se puede, a menos que uno quiera acabar con las
facultades mentales y morales a cero. La locura es contagiosa, y la locura del poder no digamos.
martes, 9 de noviembre de 2010
LOS BUENOS SOLDADOS
Así se titula un libro de necesaria lectura, escrito por David Finkel, publicado por Crítica, cuyo subítulo, muy preciso, reza así: muerte, miseria y decepción en la guerra de
Irak.
Finkel convivió en el frente, durante ocho meses, con los hombres del
Batallón 2-16, y el resultado ha sido este testimonio francamente estremecedor.
La sufriente humanidad de estos soldados, algunos de sólo diecisiete años,
metidos en una experiencia límite, se proyecta sobre la conciencia con la
fuerza de lo indeleble. Finkel ni siquiera se ve en la necesidad de condenar
esta guerra. Le basta con contarla desde la perspectiva de los soldados.
El
libro nos debe servir para recordarnos que al sufrimiento que se inflige al
pueblo iraquí es de rigor sumar el de los propios soldados norteamericanos. Al
menos, desde el punto de vista de quien se permita contemplar esta desventurada civilización desde una perspectiva humanista.
viernes, 15 de octubre de 2010
ESPERANZA AGUIRRE Y EL TEA PARTY
En
Los desayunos de TVE, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha mostrado una llamativa
simpatía por el Tea Party. En referencia a la señora Palin y sus seguidores, no
mostró el menor distanciamiento crítico. "Sólo piden menos impuestos,
menos intervención del Gobierno y más nación americana, no me parece mal".
Por
lo visto, no le parece turbador que el partido republicano derive hacia las
aguas de la señora Palin y hasta da por seguro que a la izquierda ese
movimiento le causa terror… Esperemos que no siga por allí, lo que sería una
irresponsabilidad por su parte.
Mal
asunto que nuestra presidenta se exprese en términos tan frívolos.
Contrariamente a lo que ella cree, el Tea Party le causa asco a la izquierda,
no terror. Y por lo que se refiere a los observadores sensatos, tanto de
izquierdas como de derechas, dicho movimiento es motivo de vergüenza ajena. Por allí anda el señor David Harmer, socio californiano de la Palin, conciliando el amor a la bandera con la iniciativa de abolir la enseñanza pública... ¡En la patria de Dewey! Estamos hablando de un movimiento retrógrado, que nada tiene de liberal, como acredita su devoción por el creacionismo.
Que en
Estados Unidos cunda el fundamentalismo
de la señora Palin y de sus muy paletos seguidores –tras los que se ve
la mano de gentes poderosas y avispadas decididas a manipular el invento–, no
es una buena noticia para los demócratas del mundo entero. Algo debe ir muy mal
en aquel país. Y la pregunta es: ¿a
qué viene en España la simpatía por una cosa así? ¿Ganas de estar en la onda? ¿Ganas de provocar? ¿O ganas de importar la enfermedad, algo que por lo visto tienta al señor Berlusconi?
Y
hay una cuestión de fondo a considerar: cuando la derecha se deja abducir por
movimientos emocionales y avasallantes de ese estilo, los sistemas políticos
mejor pensados acaban saltando por los aires.
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