Tal es
la multa que se proponen imponer en Francia a las usuarias de la polémica
prenda. Ya veremos si la ley sale adelante o no, pero ya veremos también lo que
queda de nuestro liberalismo por tan absurdo método de ganar terreno a quienes
no piensan como nosotros. No es que a mí me guste el burka, pero estamos ante
una cuestión de principios, de respeto por las creencias ajenas y de sentido
pedagógico. A los partidarios de la ley anti-burka, con dárselas de
progresistas les basta. Evidentemente, no piensan en las tribulaciones que
causarán a sus usuarias, a las que, por anticipado, están negando la opción de
guardar la prenda en el armario por propia voluntad, lo que nada tiene de
progresista. Quienes pierden la compostura ante un minarete o ante un chador, o
ante un burka, me causan preocupación, pues parecen no darse cuenta de que
están dando clases prácticas de intolerancia. Los noto tan nerviosos como a los
fundamentalistas del otro lado, lo que ya es decir. Va siendo obligación de todos releer, al menos, la "Carta sobre la tolerancia" (1689), de John Locke...
Si nos ponen multas
ResponderEliminarpor vestir de manera diferente, por blasfemar, por ir en coche a más de cincuenta por hora en una ciudad, por criticar a la realeza, por bajarse canciones de Internet, por llegar tarde a pagar a Hacienda, etc ¿podríamos decir que vivimos en una sociedad donde no impera la libertad? ¿O nos multarán por ello?