Por si el miedo al infierno no bastase, en Irlanda van a multar a los blasfemos con 25.000 euros, lo que, se
mire por donde se mire, representa un claro retroceso del sentido liberal de la
convivencia y un nuevo deslizamiento por el camino que conduce a nuevas formas
de absolutismo. Ser liberal de verdad consiste en cultivar la capacidad de aguantar la libertad de expresión del prójimo, ya deberíamos saberlo, por lo no me tomo el odioso trabajo de exigir que se multe a quienes no piensan como yo, a quienes me irritan, por ejemplo a quienes creen que la religiosidad humana se puede mantener a base de castigos.
No es que a mi me parezca educado soltar blasfemias, pero a saber qué se acaba entendiendo aquí por blasfemia. Al final, puede resultar que, sin decir ninguna cosa malsonante, uno acabe siendo acusado de la horrible falta.
No es que a mi me parezca educado soltar blasfemias, pero a saber qué se acaba entendiendo aquí por blasfemia. Al final, puede resultar que, sin decir ninguna cosa malsonante, uno acabe siendo acusado de la horrible falta.
Tengo la desagradable
sensación de que el número de inquisidores y de fundamentalistas
en general está yendo en aumento, pues hasta gentes hasta ayer mismo ilustradas –caso Habermas–, no tienen ningún inconveniente en ver la "parte
buena" de no sé qué “postlaicismo”,
antesala de un nuevo oscurantismo. Si no se para la deriva fatal con una
masiva oposición (remitámonos a blasphemy.ie), la
libertad de expresión
se expone a una sucesión de recortes, lo veo venir.Las grandes regresiones empiezan así.
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