viernes, 9 de abril de 2010

GUANTÁNAMO COMO ACUSACIÓN

   El grado de civilización alcanzado o perdido se revela en el trato que se dispensa a los inocentes. Y como era de temer, resulta que la mayor parte de las personas que fueron a parar a Guantánamo pertenecían a esta categoría.  Estamos hablando de cientos de personas,  menores de edad incluidos, llegadas hasta este campo de concentración tras haber sido compradas a razón de cinco mil dólares por cabeza. Encima, la administración Bush sabía que eran inocentes, como acaba de revelar Tim Reid, en The Times (http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/us_and_americas/article7092435.ece). Tenemos que vérnoslas con una monstruosidad, en cuya materialización la Europa de las libertades y de los derechos humanos ha tenido su parte, como ya nos hizo saber Dick Marty. Si de lo que se trataba era de neutralizar a los terroristas de verdad, la chapuza no ha podido ser mayor; ahora bien, si de lo que se perseguía era burlarse de la ley a la vista del mundo entero, aterrorizarlo y dar razones de peso al odio y la venganza, la operación tenebrosa ha sido un "éxito". 
    Si  tenemos en cuenta que Guantánamo ha sido  una especie de escaparate, mejor no pensar en lo que ha podido suceder en las cárceles secretas de Polonia y Rumania. Viene a la memoria el recuerdo de Dachau, campo que los nazis tenían a bien abrir a las visitas, para que las camas bien hechas tranquilizaran la estuporosa conciencia  moral del mundo civilizado. 
    Y viene también a la memoria lo que  confesó el comunista Mikoian cuando se reconoció, en 1955, la inocencia de los perseguidos por Stalin: era “políticamente imposible” declararlos  inocentes  y obrar en consecuencia, porque eso hubiera sido tanto como revelar ante propios y extraños que –cito textualmente– “el país no estaba conducido por un gobierno legítimo sino por una banda de gángsters”. 
   
   

EL PRECIO POLÍTICO DE LA CORRUPCIÓN

   ¿Es el votante de hoy menos sensible que el de ayer  ante el problema de la corrupción? Las urnas nos darán muy pronto la respuesta. 
   Para que nos hagamos una idea: en tiempos de la República, Alejandro Lerroux, a quien los estafadores Strauss y Pearl (inventores del estraperlo) regalaron un caro reloj, fue castigado con dureza en las elecciones de febrero de 1936: de tener ochenta diputados, su Partido Radical pasó a tener sólo ocho.  En tiempos más recientes, el predicamento ético de los socialistas de Felipe González  se vio arruinado no sólo por el GAL sino también por las corruptelas, y lo pagaron en las urnas.
    En teoría,  admitiendo que cierto grado de corrupción acompaña al ejercicio del poder, se considera demostrado que una democracia se encuentra mejor protegida contra este mal que una dictadura, por definición incapaz de liberarse periódicamente de sus parásitos.  Pero me intriga el veredicto de las urnas en lo tocante a la trama Gürtel y a las actividades del señor Matas. Si a la hora de la verdad, la Gürtel no pasa factura al PP, tendremos motivos para  exigir una revisión a fondo de los mecanismos de autopurificación de nuestro sistema político, cuyo saneamiento, en contra de lo que creen algunos miopes y ciertos oportunistas, no puede estar únicamente en manos de la policía y de los jueces.

miércoles, 31 de marzo de 2010

SOBRE LA RESPONSABILIDAD DE LA CLASE POLÍTICA

    La clase política española está perdiendo a ojos vistas la confianza de la gente y esto es muy peligroso. Cuando los políticos van a lo suyo con olvido de sus responsabilidades, una sociedad corre peligro. 
   Los juegos entre los "conservadores" y los "liberales" de espaldas a las necesidades del país acabaron con la Restauración canovista, siendo lo demás una penosa consecuencia. Y no es que nos persiga una maldición particular. Los juegos de la clase política alemana, acabaron con la República de Weimar. Tanto en nuestro caso como en el alemán, como también en el italiano, se perdió la fe en la democracia casi de un día para otro. Ni Mussolini ni Hitler ni Franco surgieron como por ensalmo. Cualquiera que repase la historia latinoamericana podrá confirmar la regla fatal: los juegos entre colorados y blancos a expensas del bien común dejaron paso a dictaduras más o menos atroces y duraderas. Cuando los políticos empiezan a abusar estúpidamente de legitimidad democrática, hay que dar la voz de alarma. Cuando se oyen justificadas diatribas contra “los politicastros” y “los corruptos”, mala cosa:  siempre hay un tirano en la penumbra, a la espera de que todo se pudra, a la espera de que su audiencia madure, a la espera de que la gente se harte de la “partitocracia”.   

martes, 30 de marzo de 2010

VAMPIRISMO ESPECIALIZADO

   Varios Estados norteamericanos, con las arcas vacías, andan a vueltas con la idea de hacerse con unos dólares por el simple procedimiento de imponer impuestos especiales por corte de pelo, lustrado de zapatos o servicios de tintorería (http://www.nytimes.com/2010/03/28/us/28taxes.html ).
   Todo indica que nos vamos adentrando en una fase caracterizada por actividades de vampirismo económico especializado, dirigidos a “la pobre gente que paga impuestos”, una expresión medieval que  haríamos bien en recuperar.
   Lo serio sería meter mano a las arcas de quienes han causado esta crisis y proceder a lo que en su momento se consideró inevitable, a saber, a la refundación del capitalismo sobre una base sensata, como se hizo en Bretton Woods. Pero no se hará ni lo uno ni lo otro, y es de temer que el ciudadano de a pie sea objeto de pequeñas succiones. La gracia está en no alterar las reglas del juego y en la aparente insignificancia de los ataques a su bolsillo. La libertad de mercado, para los peces gordos, para los demás succión. 
   La suma total de lo succionado a muchísima gente promete grandes cosas, y lo que pueda sucederles a los que se queden exánimes no representa ninguna clase de obstáculo moral. Ya  hay que pagar por la recogida de basuras, hasta ayer un servicio público gratuito. Los radares situados en puntos estratégicos de la ciudad y de la red de carreteras atacan el bolsillo de los conductores más prudentes… Nada de esto es casual, como no lo será pagar un canon en función de la complejidad del arreglo capilar. 

lunes, 29 de marzo de 2010

NIÑOS HAMBRIENTOS

   Según datos de la FAO nueve millones de niños argentinos pasan hambre, muchos de ellos hasta la muerte.  Que esto suceda en el país que figura en el tercer lugar entre los mayores productores de alimentos es algo que nos invita a meditar sobre las cualidades morales del Sistema de valores imperante en el planeta. Argentina no es un caso aparte, ni mucho menos, aunque muchos comentaristas se apliquen a convencernos de lo contrario. Hasta llegó a ser uno de los más ejemplares cumplidores de las recetas del FMI. En tiempos, fue el “país del futuro”.  Cuando yo era un muchacho, en Argentina había pobreza, mucha pobreza, pero no hambre.  Ahora me cuentan que, en clase, hay niños que caen desmayados, con el estómago vacío. 

martes, 23 de marzo de 2010

ELECCIONES EN FRANCIA

   Pasó lo que se veía venir.  Victoria socialista y retroceso de las huestes de Sarkozy, claramente desgastadas.  Para mí, lo más llamativo, aparte de la abstención y del resurgimiento lepenista, ha sido  el apoyo tácito de  Martine Aubry al señor George Frêche, que acabó batiéndolos a todos en Languedoc-Rosellón. No puedo entender que la estrella emergente del socialismo francés se haya permitido semejante jugada por mero cálculo electoral. El señor Frêche no es un compañero de viaje  aceptable para una izquierda  seria, actualizada y con visión de futuro. Estamos hablando de un político racista, capaz de llamar “infrahombres” a los argelinos, perfectamente conocido por sus salidas de tono y sus fantasmadas populistas. Que Frêche se diga de izquierdas es una cosa, que lo sea otra,  por muy mitterranista que haya sido (de sus orígenes maoístas mejor no decir nada). Al no pararle los pies, Martine Aubry ha  hecho un flaco favor a la izquierda y, de forma lamentable, ha preparado el camino para que la derecha vuelva a sus  insensatos tocamientos con la extrema derecha. 

miércoles, 17 de marzo de 2010

LA IZQUIERDA ACOMODATICIA Y LA DERECHA ENVANECIDA

  En los próximo años veremos qué tal le va al sistema político, teóricamente basado en el consenso entre gobernantes y gobernados. Como bien nos ha hecho notar James Petras,  dicho sistema  se ha desplazado, todo él, hacia la derecha.
   Bien está que derecha e izquierda no choquen como ciegas placas tectónicas, pero no estoy nada seguro de que se obre con tan loable propósito. Se oyen demasiados insultos. Hay gente que parece empeñada en hacer chocar dichas placas, como si  nadie creyera posible que se produzca un terremoto. Hay mucho irresponsable suelto, convencido de que se puede abusar indefinidamente de ese bien precioso llamado legitimidad.
   La izquierda se ha vuelto acomodaticia, confiando en las bondades de la democracia de audiencia y en los regentes de la economía planetaria, exponiéndose con ello a que buena parte de sus electores se queden sin representación política normal. La vemos operar sobre asuntos interesantes pero secundarios, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la igualdad  de género o el  aborto, pero sin tomar la iniciativa en los dominios de la economía, donde va a remolque de lo que digan dichos regentes.
   La pérdida de contenido de la izquierda  explica su profunda crisis de identidad y su indecisión. Por su parte, la derecha, grande o pequeña, se aprovecha de la situación, ya metida en una mutación de alcance impredecible. La derecha tradicional  aprendió a no pasarse de la raya, la de ahora ha redescubierto a Ricardo y a Spencer a la vez y se ha tomado al pie de la letra la indicación de Hayek, en el sentido de que no hay que ser “conservador”.  Vamos a ver hasta dónde la lleva su originalidad.
    Duras enseñanzas históricas hicieron posible el sentido social de personajes de derechas como Adenauer o De Gaspari. Olvidadas dichas experiencias (sobre las que se basó el consenso de la posguerra y la promoción de la clase media, así como la fecunda dialéctica de democristianos y socialdemócratas), la derecha de hoy va a lo suyo con desenvoltura creciente. La idea de repartir el pastel pertenece al pasado, como el propósito de cultivar la cohesión social.
   La izquierda acomodaticia y la derecha desenvuelta pretenden ofrecernos, palabras más o menos, una versión así o asá del capitalismo salvaje, al que, por supuesto, tendremos que llamar “economía de mercado”. La publicitada creencia de que ya no tiene sentido hablar de izquierda y derecha, como la historieta del fin de la historia convienen al extraño negocio. Pero no pasan de ser cuentos posmodernos, que ya veremos cómo aguantan los embates de la inclemente realidad que se nos ha echado encima.