jueves, 10 de noviembre de 2011

PAPADEMOS, MONTI Y LOS QUE VENGAN: ¡QUÉ VERGÜENZA!

    Ahora resulta que al infortunado Papandreu, elegido democráticamente por los griegos, le viene a sustituir  un tal  Papademos, un tecnócrata, un secuaz de lo que Krugman ha llamado el Comité del Dolor (integrado por banqueros, grandes empresarios y tiburones de las finanzas).
    Presenciamos, en primera fila, la quiebra de la democracia griega, en la línea de lo que yo me temía.  Es mismamente como si aquí padeciésemos la súbita ascensión de  Boyer, Rato,  Pizarro  o a Zutano a la jefatura de un  pomposo gobierno de salvación nacional encaminado a satisfacer las exigencias del Comité.
     La operación de desplumar al pueblo griego que el señor Papandreu no pudo llevar a su término satisfactoriamente pasa a ser encomendada a un tecnócrata, el cual, por no deberse a dicho pueblo en ningún sentido, es de suponer que no se detendrá ante nada. (Es de suponer, porque no se va muy lejos cuando la legitimidad del sistema se ha quedado a cero.)
    Y ya Goldman Sachs pide para Italia la misma fórmula. El secuaz elegido para sustituir a Berlusconi será, al parecer, el señor Mario Monti, otro tecnócrata, de quien se espera que haga lo que Berlusconi, pendiente de sus electores, dijo que haría –desplumar  a los italianos– pero que hizo sólo un poquito, consciente de que hacerlo de verdad sería como suicidarse.
     No es que yo simpatice con  Berlusconi, pero no estoy dispuesto a dejarme manipular: los italianos lo eligieron, lo que no es el caso del señor Monti. La jugada es demasiado fea, demasiado antidemocrática, y la sola idea de que se repita merece una repulsa general.
    Claro que esto no importa, porque aquí  lo que se necesita es un individuo con las manos libres, sin compromisos con el pueblo, decidido a aplicar la tijera, el rodillo y hasta el hacha. Y conste que la promesa de futuras elecciones no tiene ningún valor, pues si no se hiciese estaríamos hablando golpes de   Estado convencionales. Claro que un  golpe de Estado de los Mercados es cualquier cosa menos convencional.
    Ya nos habíamos indignado ante el hecho de que la clase política europea no se comporte como tal. Ya nos habíamos percatado  de que Papandreu y Berlusconi, como otros, han sido esclavizados por el Comité del Dolor. Y ahora resulta que no eran esclavos suficientemente dóciles sino gentes con tiquis miquis muy molestos.  De ahí que el control pase directamente a los secuaces de dicho Comité. Para vomitar.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

GRECIA E ITALIA RUMBO A LO DESCONOCIDO


    El infortunado Papandreu quemó su último cartucho al anunciar la convocatoria de un referéndum. Pretendía que el pueblo griego se pronunciase a favor o en contra del plan de rescate que lo dejará entrampado para los restos. De paso, pretendía  presionar un poco al cerco de chantajistas, o al menos ganar tiempo, y también reducir su responsabilidad personal.  Las Autoridades Supremas no le permitieron seguir por ese camino a pesar de que el buen hombre no diese la menor prueba de trabajar a favor de una respuesta negativa. ¿Y si lo perdía, y si ganaba el no? ¡Con lo sensibles a la incertidumbre que son los mercados!
    Papandreu acaba de tirar la toalla y se constituirá un “gobierno de unidad”, un “gobierno de coalición”. En lugar de irse directamente a su casa, Papandreu negocia el invento con su rival  Antoni Samaras, el líder de Nueva Democracia, hasta hace poco resistente al chantaje financiero que padece su país.  El resultado de todo esto –lo veo venir– es la trituración del sistema democrático griego. El partido socialista griego y el partido de Samaras se irán juntitos por el sumidero de la historia.
     Y es que ahora lo único que importa es imponer las reformas canallas, dar seguridades al poder financiero global,  en el loco supuesto de que será posible torear indefinidamente a los pueblos.
     Por su parte,  el señor Berlusconi  pretende dejar su dimisión “para después”.  Antes de irse, nos dice, "tiene" que aplicar el plan de reformas canallas que le han dictado. A primera vista, sólo pretende salvar sus propios muebles y ganar tiempo, en la seguridad de que sus rivales, enclenques y mal avenidos, no sabrán qué hacer. Pero la cosa es más compleja, y va más allá de Berlusconi.
    El citado plan, flagrantemente contrario al bien común, centrado en dar una satisfacción creciente a una minoría rapaz e insaciable, tiene, entre otras particularidades, la de consumir políticos y sistemas políticos enteros, y la de ir de menos a más.  Los que mueven los hilos proceden por etapas,  alternando las promesas con las violencias, en plan usurero clásico, en plan proxeneta.  Y se trata de un viaje  a lo desconocido.
    El plan canalla carece de límite: su lógica, que no es otra que la de un chantaje, no lo tiene. Aquí, Zapatero ha acabado en los huesos, pero igual acabará su sucesor. Unos años más, y tendremos un formidable plantel de espectros políticos en un paisaje desolado.  Lo único sano es la indignación que todo esto nos produce.

domingo, 30 de octubre de 2011

LA INDIGNACIÓN DE RAFAEL CORREA


     Con motivo de la XXI  Cumbre Iberoamericana que tiene lugar en Asunción, Paraguay, el presidente de Ecuador, Rafael Correa,  ha tenido una actuación digna de elogio: se negó en redondo a escuchar el discurso de Pamela Cox, vicepresidenta para América Latina del Banco Mundial y cuestionó la participación de Ángel Gurría, secretario general de la Organización y el Desarrollo Económico. 
   En opinión de Correa estas personalidades, que forman parte de las burocracias que se han dedicado a chantajear a los Estados latinoamericanos, nada pintan en esta cumbre.
     Correa ha hablado claro y su gesto lo ennoblece. Nos hacen falta muchos Correa.  He aquí un presidente digno, ilustrado, que no se parece nada a los quisligs y vendepatrias que nos han conducido al presente desfiladero. Yo le aplaudo.

sábado, 29 de octubre de 2011

CHRISTOPHER PISSARIDES


   La Academia sueca acaba de otorgar el Nobel de Economía a este profesor del London School of Economics,  una nueva indicación sobre lo mal que van las cosas y sobre lo que nos cabe esperar.
    Interrogado sobre el caso español, con sus cinco millones de parados, el sabio sentencia que nuestros males se remontan... a los años setenta y ochenta, en los que, según él, se cometió el error de dar demasiado dinero a los obreros y demasiado poder a los sindicatos. Suena como música celestial en  los dominios de la CEOE  y del Comité del Dolor formado por banqueros, financieros y grandes empresarios. Ahora resulta que los culpables de la crisis hemos sido nosotros, los trabajadores, y los blandengues que nos han agasajado con derechos y salarios a todas luces inmerecidos. Sinceramente: hay que tener mucha jeta para decir una cosa así. 
    Parece mentira, pero a principios del siglo XXI estamos a punto de vernos reconducidos a los parámetros capitalistas del siglo XIX. Este Pissarides, por ejemplo, haría un buen papel al frente de una plantación de esclavos. A juzgar por la simpleza de sus planteamientos,  no creo que llegase a tener, ya metido en faena, eso que antes se llamaba mala conciencia. 

miércoles, 26 de octubre de 2011

EUROPA HA PERDIDO EL HABLA


     Por lo visto, se está librando en la trastienda del sistema político-económico un forcejeo del que depende la suerte del proyecto europeo. Digo “por lo visto”, porque aunque ciudadano directamente afectado por las decisiones que se tomen, carezco de información seria y contrastada. Me encuentro  mareado por las cifras, hundido hasta el cuello en un amasijo de datos, en el que se incluyen las fintas de Berlusconi, las contradicciones de Sarkozy y las admoniciones ininteligibles de la señora Merckel.  Como europeo, no recibo explicaciones serias, y me siento rodeado de una oscuridad de tipo soviético.
   Me reconozco pendiente de las gesticulaciones de nuestros líderes políticos. Y esta irritante situación me recuerda la época en que uno vivía tratando de descifrar las intenciones de El Pardo, atento a las palabras sueltas de “los enterados”. Bien entendido que estos  líderes ni siquiera tienen el carácter necesario para dirigirse a la ciudadanía en primera persona, ni para dar explicaciones ni para responsabilizarse por sus actos. Sólo son capaces de hablar entre sí.  De sobra es sabido que hasta los tiranos tienen que dar algún tipo de explicación y responder de alguna manera a las inquietudes de la gente, y que es muy mal asunto cuando no dicen ni pío.
  ¿Qué les está pasando a los líderes europeos, a los que hemos elegido y a los que se han enchufado por sí mismos? ¿Se les comió la lengua el gato? No me cabe duda de que tienen cosas importantes que decir, pero me temo han perdido el habla porque no pueden decir nada presentable, nada respetable, nada decoroso, y eso que no les faltan medios para pintar de blanco lo que es negro. Quizá no haya otro misterio, pues todo indica que, por segunda vez, se echará mano del dinero del contribuyente –del ganado y del que presuntamente gane el día de mañana– para mantener a flote el sistema bancario y financiero… sin ninguna garantía de devolución, al tiempo que se deja en los huesos el Estado de Servicios. Se entiende, pues, que no digan esta boca es mía. El presidente Roosevelt fue capaz de reconducir muchos espíritus con sus charlas radiofónicas: tenía cosas positivas que proponer. Esta es la diferencia. 

martes, 25 de octubre de 2011

GADAFI Y HIJO MUTASSIM, LINCHADOS


    He recibido unas cuantas cartas en las que se me reprocha lo que escribí en la nota precedente, también la alusión a que Gadafi había cumplido  la promesa de morir en su tierra. Se me hace saber que los libios se han librado de un tirano, que lo están celebrando, que ahora son libres, que la comunidad internacional ha obrado de manera intachable. Y tengo que reafirmarme en lo dicho, punto por punto.
    En particular, tengo que redoblar mi repulsa sobre lo sucedido, con las nuevas evidencias. El linchamiento de Gadafi fue aún peor, si cabe, de lo que pareció en un primer momento, porque no sólo fue asesinado. También fue salvajemente torturado. Y resulta que su hijo Mutassim también ha sido asesinado, al parecer a manos de la misma jauría.  Todo esto es inaceptable y hay que exigir a las Naciones Unidas que tome cartas en el asunto con la mayor seriedad y prontitud. Es inútil buscar disculpas en tales o cuales presuntos crímenes de Gadafi y de su hijo. Inútil. Tomarse una cosa así a la ligera sería tanto como abdicar de nuestra condición de seres humanos. Quede claro.
   Nótese que esto  no ha ocurrido en un oscuro callejón. El mundo entero –niños incluidos–  ha podido verlo. Si no se hace nada al respecto, ¡qué inmensa vergüenza, qué deshonra para la humanidad! Y nótese que tras Gadafi y su hijo... hay miles de libios en situación de riesgo.

jueves, 20 de octubre de 2011

LA MUERTE DE GADAFI


      La visión del cadáver del líder libio, como  la de los despojos de Sadam Hussein, no me causa ni la menor satisfacción. Al contrario.  El vídeo  muestra un auténtico linchamiento, algo moralmente repulsivo. La "comunidad internacional" debe necesariamente cuestionarse el significado de haberse involucrado en semejante acción. Lo sucedido nos indica en qué fase de la historia nos encontramos. Empeoramos y ciertos cadáveres se exhiben como trofeos, por la tele, como antes se hacía en la plaza pública. 
    Anteayer enemigo de la potencia imperial, que en tiempos de Reagan bombardeó Trípoli y Bengazi haciendo pagar a justos por pecadores –en respuesta a un atentado acaecido en La Belle, un pub de Berlín–, ayer amigo de nuevo, tan amigo que hasta daba gusto sentarse en su jaima, hoy acribillado, Gadafi ha acabado sus días trágicamente,  previamente demonizado. Cumpliendo, eso sí, su promesa de morir en su patria.
    Se nos ha hecho saber que la intervención de la OTAN ha sido de tipo humanitario. La ministra Chacón acaba de agradecer a nuestros aviadores su contribución a “salvar vidas”.  ¡Un tirano menos, viva la democracia! ¡Qué buenos somos! "¡Guau!" ha exclamado la señora Clinton, al recibir la noticia del linchamiento de Gadafi... Obama a felicitado a los rebeldes a raíz de este suceso, dándoles el título de "vencedores"... 
      Mejor no pensar en los intereses petroleros, en los intereses geoestratégicos y en las divisas que controlaba Gadafi, un bocado apetitoso. Mejor no pensar en que lo sucedido nos confirma la disposición a derribar gobiernos incómodos a cualquier precio, sangrientamente, a lo que se supone que tenemos que ir acostumbrándonos.
   Mejor no pensar de qué forma se armó a la oposición a Gadafi, ni de qué manera se bombardeó el país, mucho más allá de lo que se nos dio a entender y siempre al servicio de los rebeldes.  Mejor no pensar en los inocentes masacrados. 
   Y mejor no pensar tampoco en lo que les espera a los libios.  Pero de algo podemos estar seguros, y es de que, por mucho que los intereses materiales y rapaces  se camuflen mediáticamente bajo lindas apelaciones humanitarias, todos vamos a acabar, tarde o temprano, igualmente mal. Nuestra civilización está fallando y nadie puede considerarse a salvo de la barbarie. Desde el punto de vista de la pobre humanidad, aquí lo terrible no es que Gadafi no fuera lo que se dice un buen hombre, lo terrible es que los que presumen de ser mejores evidentemente no lo son.