miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA EUROPA FRACASADA


    Hace tiempo que el sueño europeo degeneró en pesadilla. Y ahora vienen las consecuencias, en forma de crisis del euro, negociaciones a puerta cerrada, desprecio por el bien común y gobiernos carentes de legitimidad democrática como los de Grecia e Italia.
    Europa se ha labrado su desgracia a pulso, y sus bien alimentados y doctos dirigentes carecen de disculpa.  Todavía vale la pena leer El sueño europeo, de Jeremy Rifkin, pero no para hacerse ilusiones, sino para lamentar lo que pudo ser y no fue. 
    Esos dirigentes, lejos de afirmarse en la singularidad europea heredada de Adenanuer,  De Gasperi y Monet, se dejaron acunar por los mantas neoliberales que venían del otro lado del Atlántico, hasta marearse, hasta perder la conciencia histórica.  De ahí que confiasen la Constitución europea al neoliberal atlantista Valery Giscard d’Estaing, el amigo de Bokassa, de ahí que, rechazado el aborto consiguiente por la ciudadanía, prefiriesen seguir adelante sin ninguna Constitución.  No querían verse con las manos atadas por un documento serio. De ahí que se cuidasen muy mucho de suscribir una Carta Social. Y ahora precisamente vemos las consecuencias, y ellos se ven con las manos libres para acogotar a los pueblos.
    Europeísta convencido, yo todavía recuerdo mi estupefacción al descubrir que el secretario general del Partido Popular Europeo no era otro que Alejandro Agag, el  cuñado de Aznar. ¿Qué pintaba este  avispadísimo hombre de negocios en ese puesto?  ¿A tal punto había degenerado el centro-derecha europeo? Pues sí. Y también el centro izquierda se había ido al diablo, comprado y enviciado.
    Todo el sistema se había desplazado hacia la derecha, y tanto los prohombres de la derecha como los de la izquierda, pisoteados sus respectivos ideales democristianos y socialdemócratas, se entendían de maravilla –mafiosamente– en clave neoliberal. Los resultados, a la vista. Para esta gente, desde el primer momento, el mayor estorbo ha sido el Estado social europeo, una rémora intolerable desde la óptica neoliberal. Ahora se están dando el lujo de dejarlo en los huesos. Tomemos nota los europeos desprevenidos: en los Estados Unidos hay casi cincuenta millones de pobres –catorce de ellos en las alcantarillas– y unas desigualdades que claman al cielo. Debería bastarnos un vistazo a ese país para saber lo que nos espera. Es tarde para pedirles a los máximos dirigentes europeos, parte de los cuales no dependen para nada de nuestros votos, un mínimo de respeto por los valores de la vieja Europa, pues viven de copiar y de servir a sus oscuros patrones. 
   Con todo, no debemos meter a todos los políticos europeos en el mismo saco. A los que quieran rebelarse contra esa mafia, hay que apoyarles, bien que exigiéndoles que nos den cuenta de su existencia. 

martes, 15 de noviembre de 2011

DE LA CRISIS AL DESASTRE


    Vivimos, como es sabido, en la era del dinero fiduciario, basado todo él en la confianza, y precisamente es  confianza lo que no hay ni puede haber en las actuales circunstancias.
   De ahí que haya servido de tan poco que las altas autoridades europeas hayan creado un fondo de un billón de euros para tapar agujeros, esto es, para tranquilizar a los bancos, a las grandes empresas y, en general, a los magos de las finanzas globales.  No es de extrañar:  ya no se sabe muy bien qué es lo que demonios hay dentro de ese fondo, con la particularidad de que los sujetos a tranquilizar saben mejor nadie que no es oro todo lo que reluce. 
    Se está haciendo un esfuerzo supremo para impedir que se venga abajo el sistema. Nos encontramos ante un pirámide de Ponzi y no hace falta ser un genio para predecir un desastre mil veces peor que el del año 29, con un coste político y humano que será, como mínimo, el de entonces, espantoso, aunque se llegue a él a cámara lenta. 
    Me quedan pocas esperanzas de que los mismos personajes sapientísimos que nos han conducido a este desfiladero sean capaces de rectificar. No lo han hecho, luego no lo harán. Les pasa como a los adictos a la heroína que, una vez enganchados, la prefieren a cualquier otra cosa, al punto de parecer estúpidos y de arruinarse a sí mismos y a sus familias, como ellos están arruinando a sus pueblos, ebrios de ortodoxia neoliberal.
     No tiene ninguna gracia pensar que estamos en manos de gentes así. ¿Cuándo entrarán en razón? ¿Cuando vean convertidos los billetes, los valores y  los malditos bonos en papeluchos? Para  entonces, el sistema político europeo habrá sido triturado. Nótese que Monti ha venido a rematar la obra iniciada por Berlusconi, como Papademos ha venido a rematar la obra de Papandreu, sin que nadie, ni los tontos, hayan recuperado la confianza, ese bien perdido, a todas luces incompatible con la acción de desplumar a los pueblos. EL BCE y Bruselas, ya metidos de lleno en esta acción demencial, deberían ir entonando un mea culpa, porque mañana será demasiado tarde, y cosa que digan será tenida por tramposa, malvada y antidemocrática. 

lunes, 14 de noviembre de 2011

MARIO MONTI COMO DESGRACIA

   Ya es oficial: tras la dimisión de Berlusconi, llega Mario Monti, por lo que no tiene ningún sentido celebrar la caída del Cavaliere. Entiendo que la llegada de Monti al poder es una desgracia para Italia y para Europa. Porque a este señor no lo han elegido los italianos sino el mismísimo Comité del Dolor integrado por banqueros, financieros y grandes empresarios. Queda claro que este Comité   se ha apoderado del destino de Europa a mayor gloria de sus particulares intereses.
    Increíble pero cierto: Monti  ha declarado que pretende agotar la legislatura, y mantenerse en el poder, al frente de un gobierno de unidad, hasta el año 2013…  Los buenos europeos, que somos demócratas hasta los tuétanos, tenemos la obligación de denunciar este golpe de Estado de los mercados, el segundo, después del griego. Celebrarlo le convertiría  a uno en un colaboracionista, en un cómplice de la dictadura neoliberal. Así de claro.
     Ya no estamos ante un problema meramente económico, sino ante un drama político y moral.  Porque el  señor Monti, director europeo de la Comisión Trilateral, directivo del Club Bildelberg, asesor de la multinacional Coca-Cola, ha figurado hasta ayer mismo entre los altos ejecutivos de Goldman Sachs, el banco de inversión involucrado en el loco y tenebroso asunto de las hipotecas suprime. Pintarlo como simple tecnócrata es algo más que un abuso de confianza. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

PAPADEMOS, MONTI Y LOS QUE VENGAN: ¡QUÉ VERGÜENZA!

    Ahora resulta que al infortunado Papandreu, elegido democráticamente por los griegos, le viene a sustituir  un tal  Papademos, un tecnócrata, un secuaz de lo que Krugman ha llamado el Comité del Dolor (integrado por banqueros, grandes empresarios y tiburones de las finanzas).
    Presenciamos, en primera fila, la quiebra de la democracia griega, en la línea de lo que yo me temía.  Es mismamente como si aquí padeciésemos la súbita ascensión de  Boyer, Rato,  Pizarro  o a Zutano a la jefatura de un  pomposo gobierno de salvación nacional encaminado a satisfacer las exigencias del Comité.
     La operación de desplumar al pueblo griego que el señor Papandreu no pudo llevar a su término satisfactoriamente pasa a ser encomendada a un tecnócrata, el cual, por no deberse a dicho pueblo en ningún sentido, es de suponer que no se detendrá ante nada. (Es de suponer, porque no se va muy lejos cuando la legitimidad del sistema se ha quedado a cero.)
    Y ya Goldman Sachs pide para Italia la misma fórmula. El secuaz elegido para sustituir a Berlusconi será, al parecer, el señor Mario Monti, otro tecnócrata, de quien se espera que haga lo que Berlusconi, pendiente de sus electores, dijo que haría –desplumar  a los italianos– pero que hizo sólo un poquito, consciente de que hacerlo de verdad sería como suicidarse.
     No es que yo simpatice con  Berlusconi, pero no estoy dispuesto a dejarme manipular: los italianos lo eligieron, lo que no es el caso del señor Monti. La jugada es demasiado fea, demasiado antidemocrática, y la sola idea de que se repita merece una repulsa general.
    Claro que esto no importa, porque aquí  lo que se necesita es un individuo con las manos libres, sin compromisos con el pueblo, decidido a aplicar la tijera, el rodillo y hasta el hacha. Y conste que la promesa de futuras elecciones no tiene ningún valor, pues si no se hiciese estaríamos hablando golpes de   Estado convencionales. Claro que un  golpe de Estado de los Mercados es cualquier cosa menos convencional.
    Ya nos habíamos indignado ante el hecho de que la clase política europea no se comporte como tal. Ya nos habíamos percatado  de que Papandreu y Berlusconi, como otros, han sido esclavizados por el Comité del Dolor. Y ahora resulta que no eran esclavos suficientemente dóciles sino gentes con tiquis miquis muy molestos.  De ahí que el control pase directamente a los secuaces de dicho Comité. Para vomitar.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

GRECIA E ITALIA RUMBO A LO DESCONOCIDO


    El infortunado Papandreu quemó su último cartucho al anunciar la convocatoria de un referéndum. Pretendía que el pueblo griego se pronunciase a favor o en contra del plan de rescate que lo dejará entrampado para los restos. De paso, pretendía  presionar un poco al cerco de chantajistas, o al menos ganar tiempo, y también reducir su responsabilidad personal.  Las Autoridades Supremas no le permitieron seguir por ese camino a pesar de que el buen hombre no diese la menor prueba de trabajar a favor de una respuesta negativa. ¿Y si lo perdía, y si ganaba el no? ¡Con lo sensibles a la incertidumbre que son los mercados!
    Papandreu acaba de tirar la toalla y se constituirá un “gobierno de unidad”, un “gobierno de coalición”. En lugar de irse directamente a su casa, Papandreu negocia el invento con su rival  Antoni Samaras, el líder de Nueva Democracia, hasta hace poco resistente al chantaje financiero que padece su país.  El resultado de todo esto –lo veo venir– es la trituración del sistema democrático griego. El partido socialista griego y el partido de Samaras se irán juntitos por el sumidero de la historia.
     Y es que ahora lo único que importa es imponer las reformas canallas, dar seguridades al poder financiero global,  en el loco supuesto de que será posible torear indefinidamente a los pueblos.
     Por su parte,  el señor Berlusconi  pretende dejar su dimisión “para después”.  Antes de irse, nos dice, "tiene" que aplicar el plan de reformas canallas que le han dictado. A primera vista, sólo pretende salvar sus propios muebles y ganar tiempo, en la seguridad de que sus rivales, enclenques y mal avenidos, no sabrán qué hacer. Pero la cosa es más compleja, y va más allá de Berlusconi.
    El citado plan, flagrantemente contrario al bien común, centrado en dar una satisfacción creciente a una minoría rapaz e insaciable, tiene, entre otras particularidades, la de consumir políticos y sistemas políticos enteros, y la de ir de menos a más.  Los que mueven los hilos proceden por etapas,  alternando las promesas con las violencias, en plan usurero clásico, en plan proxeneta.  Y se trata de un viaje  a lo desconocido.
    El plan canalla carece de límite: su lógica, que no es otra que la de un chantaje, no lo tiene. Aquí, Zapatero ha acabado en los huesos, pero igual acabará su sucesor. Unos años más, y tendremos un formidable plantel de espectros políticos en un paisaje desolado.  Lo único sano es la indignación que todo esto nos produce.

domingo, 30 de octubre de 2011

LA INDIGNACIÓN DE RAFAEL CORREA


     Con motivo de la XXI  Cumbre Iberoamericana que tiene lugar en Asunción, Paraguay, el presidente de Ecuador, Rafael Correa,  ha tenido una actuación digna de elogio: se negó en redondo a escuchar el discurso de Pamela Cox, vicepresidenta para América Latina del Banco Mundial y cuestionó la participación de Ángel Gurría, secretario general de la Organización y el Desarrollo Económico. 
   En opinión de Correa estas personalidades, que forman parte de las burocracias que se han dedicado a chantajear a los Estados latinoamericanos, nada pintan en esta cumbre.
     Correa ha hablado claro y su gesto lo ennoblece. Nos hacen falta muchos Correa.  He aquí un presidente digno, ilustrado, que no se parece nada a los quisligs y vendepatrias que nos han conducido al presente desfiladero. Yo le aplaudo.

sábado, 29 de octubre de 2011

CHRISTOPHER PISSARIDES


   La Academia sueca acaba de otorgar el Nobel de Economía a este profesor del London School of Economics,  una nueva indicación sobre lo mal que van las cosas y sobre lo que nos cabe esperar.
    Interrogado sobre el caso español, con sus cinco millones de parados, el sabio sentencia que nuestros males se remontan... a los años setenta y ochenta, en los que, según él, se cometió el error de dar demasiado dinero a los obreros y demasiado poder a los sindicatos. Suena como música celestial en  los dominios de la CEOE  y del Comité del Dolor formado por banqueros, financieros y grandes empresarios. Ahora resulta que los culpables de la crisis hemos sido nosotros, los trabajadores, y los blandengues que nos han agasajado con derechos y salarios a todas luces inmerecidos. Sinceramente: hay que tener mucha jeta para decir una cosa así. 
    Parece mentira, pero a principios del siglo XXI estamos a punto de vernos reconducidos a los parámetros capitalistas del siglo XIX. Este Pissarides, por ejemplo, haría un buen papel al frente de una plantación de esclavos. A juzgar por la simpleza de sus planteamientos,  no creo que llegase a tener, ya metido en faena, eso que antes se llamaba mala conciencia.